![«Pido el reconocimiento del empresario frente a su desprestigio social»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/23/eco-imaz-reconocimiento-empresario-kzWD-U200616952086q5G-1200x840@El%20Correo.jpg)
![«Pido el reconocimiento del empresario frente a su desprestigio social»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/06/23/eco-imaz-reconocimiento-empresario-kzWD-U200616952086q5G-1200x840@El%20Correo.jpg)
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«Parece que da miedo decir que se es empresario, hay que esconderlo detrás de la palabra emprendedor». El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, recurrió a esta imagen para denunciar el «desprestigio social del empresario». Un perfil que reivindicó en el Foro 'Objetivo ... Actualidad', organizado ayer por EL CORREO y Petronor, por una sencilla razón: son personas que «arriesgan su dinero» por un proyecto para crear empleo y riqueza.
Imaz, además, destacó con vehemencia el «daño irreparable» que la acción del terrorismo de ETA provocó sobre el tejido económico y los empresarios en Euskadi. «Por supuesto, está la tragedia humana, está el daño en las familias, que fue, sin duda alguna, lo más importante, pero también la fuga de talento que todavía estamos pagando. Y el daño económico, que por supuesto fue tremendo». Unas palabras que contrastaron con las que pronunció hace dos meses el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu. El responsable de las arcas del Ejecutivo aseguró que «el terrorismo fue un auténtico drama humano, que yo también viví, pero estoy convencido de que no tuvo incidencia alguna en la economía vasca». A partir de ahí se inició una cascada de reacciones, incluida la del propio lehendakari, que obligaron a Azpiazu a matizar sus declaraciones.
Pero entre las secuelas de esos ataques al empresariado, el primer ejecutivo de Repsol y expresidente del PNV recordó que «ha quedado una falta de legitimización social» y «un escaso aprecio» a este colectivo que, doce años después del final de la actividad de ETA no «ha curado tampoco esa herida». «Estamos escuchando discursos populistas contra empresarios con nombres y apellidos, así como carteles contra empresarios puestos por los mismos totalitarios que hace 20 años ponían en este país carteles con dianas», remarcó.
De ahí que defendiera la necesidad de crear un clima político y social que «anime a las personas a invertir, a arriesgar, a crear un proyecto empresarial, un proyecto que crezca y que genere empleo». Para el responsable de Repsol, los empresarios tienen que tener «un incentivo de reconocimiento social» y deben tener también «incentivos económicos a entregar su vida profesional y arriesgar su dinero».
En este sentido, el consejero delegado de la petrolera española recordó que la fiscalidad es un elemento clave «que tiene que generar riqueza, no solo para recaudar, sino para promover crecimiento con deducciones sobre quién invierte». Una llamada de atención que coincide justo cuando las haciendas forales deben afrontar una reforma de impuestos de aquí a final de año.
Imaz, en este sentido, defendió la importancia de primar fiscalmente a las empresas que generan empleo «porque sino estamos atacando a uno de los motores del bienestar». Y es que para el primer ejecutivo de Repsol, el «populismo» en la regulación de los tributos es otro de los peligros que pesa «sobre las generaciones futuras».
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