Petronor ha dejado de comprar petróleo a Rusia, su segundo proveedor

La indignación que provocó la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado 24 de febrero introdujo presión sobre todas las compañías para cortar lazos con Moscú y, en ese contexto, Repsol, como otras petroleras, anunció su intención de acabar con las compras de crudo ruso.

Esta decisión no se extendía a los compromisos adquiridos previamente a la guerra, ya que todavía no se ha llegado a un acuerdo en la Unión Europea para el embargo del petróleo ruso. Aún persiste el bloqueo por parte de Hungría, que exige más tiempo y garantías de suministro. Y la decisión requiere de unanimidad.

El caso es que la medida adoptada por Repsol afecta a todas su filiales y en especial a Petronor, para la que Rusia era un proveedor clave. Según la última memoria, la de 2020, ese país supuso el 22,6% de las compras, lo que le otorga la segunda posición solo por detrás de México, con el 32%. «Hemos tenido que llenar el hueco con otros suministradores», explican en la compañía.

La interrupción de las compras de crudo de Rusia se refleja en los datos de las importaciones de marzo, publicadas ayer por el Eustat. Así, en ese mes no hubo ninguna adquisición de petróleo a ese país, cuando en enero y febrero sumaron 234 millones de euros. Las compras se concentraron en Brasil, Angola, EE UU y Noruega. Tampoco se importó gas de Moscú, solo de EE UU.

Al margen de estos cambios de proveedores, Petronor se convirtió en la estrella del comercio exterior en marzo, al tirar de las exportaciones, que marcaron un récord. Se incrementaron un 11%, hasta los 2.619 millones de euros, debido en gran medida al aumento del 131% en los productos energéticos, como consecuencia del alza de precios de los carburantes. Las ventas de productos no energéticos solo crecieron un 4,4%. Además, por el lado negativo, las importaciones se dispararon un 31%, hasta los 2.238 millones .

Ese mismo esquema se repite en el trimestre, que también fue un récord en exportaciones. Sumaron 7.391 millones de euros, un 22% más. Pero, debido a la inflación generalizada, las importaciones crecieron el doble, un 42%, hasta los 6.413 millones de euros, espoleadas por la factura energética disparada. Por todo ello, el superávit encogió un 38% hasta los 979 millones.