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Emprender está de moda. Es la opción por la que se decantan cada vez más personas, animadas sobre todo por el universo de oportunidades que emanan de la nueva era tecnológica. Cierto es que el mercado digital no para de crecer, que mueve miles de ... millones cada año y queda mucho por descubrir. Pero el proceso de innovar y de llegar a buen puerto con una ‘startup’ requiere transitar un largo camino para el que conviene estar preparado.
¿Dónde acudir?
El paso inicial para crear una ‘startup’ es «acudir al ayuntamiento o a una agencia de desarrollo local» para recibir asesoramiento, explica Eva Salcedo, responsable del área de Promoción Empresarial de Bilbao Ekintza. Personal experto analizará la idea, el grado de desarrollo del proyecto y «su orientación al mercado para ver si tiene capacidad de venta». De no ser así, ayudan a buscar «otras posibilidades». Esa función la realizan también las diputaciones, a través de sociedades públicas como Beaz Bizkaia. Su directora, Ainara Basurko, detalla que «lo primero es asignarle un técnico» para que le guíe a lo largo de todo el proceso.
¿Qué trabajo tengo que realizar antes de salir al mercado?
Los proyectos ligados a la economía digital o la tecnología, como precisa Salcedo, requieren de un «trabajo previo» que difiere del típico plan de negocio de un emprendedor convencional. Al ser un mercado «muy cambiante» hay que testar, «desarrollar la fase beta». En ese punto, uno de los primeros escollos es que «muchas veces elaborar ese prototipo tiene un coste elevado» y es necesario tener un soporte económico, afirma Natalia Saiz, responsable de Emprendimiento del centro BIG, creado en marzo por el Ayuntamiento de Bilbao para fomentar la puesta en marcha de negocios.
¿Cómo consigo financiación?
Es necesario «acudir a rondas de financiación o encontrar un ‘business angel’» que inyecte liquidez mientras el emprendedor «intenta desarrollar un producto mínimo viable», destaca Saiz. En ese proceso insiste en la importancia de contar con un «asesoramiento jurídico» -que ofrecen las instituciones- para «saber muy bien cómo conformar ese capital social» con el inversor. Otra fórmula para obtener dinero es acudir a los bancos. Pero también hay iniciativas forales como Seed Capital, precisa Basurko, «que participa como capital semilla en esas nuevas empresas y les da un préstamo participativo o un microcrédito. Por tanto, hay que devolverlo».
¿Qué tipo de ayudas hay y quiénes las conceden?
Existe un amplio abanico de ayudas económicas de las diputaciones, el Gobierno vasco, los ayuntamientos, el Estado, la UE y hasta de la Seguridad Social «en bonificaciones en cuotas», detalla Saiz. Debido a que «son muy cambiantes», las agencias de desarrollo local informan al emprendedor de las convocatorias y a cuáles pueden acogerse, apunta Salcedo. Por ejemplo, Beaz tiene subvenciones para «los gastos del análisis de viabilidad, respalda la constitución de la empresa y la contratación de expertos», puntualiza Basurko, que añade que el Ejecutivo autónomo cuenta a su vez con programas como Ekintzaile, del Departamento de Desarrollo Económico.
¿A cuánto ascenderían?
Las cuantías son muy variables. Van asociadas a la idea y a la partida presupuestaria. «Un buen proyecto podría alcanzar un máximo de hasta 145.000 euros en dos o tres años. A fondo perdido», estima Basurko al tener en cuenta el «circuito de ayudas» de la Diputación vizcaína. Ese importe -matiza- cambiaría en las instituciones forales de Álava y Gipuzkoa, «aunque siguen la misma filosofía de apoyar las ideas empresariales desde el principio hasta su consolidación». En cualquier caso, coincide con Salcedo y Saiz en que aparte del dinero, es igual de valioso el trabajo de orientación, seguimiento, ‘mentoring’, actuar de intermediarios con inversores y propiciar marcos para el ‘networking’.
¿Qué requisitos hay que cumplir?
Para recibir ayudas como las que concede Beaz, «lo básico es que sean empresas con domicilio social y fiscal en Bizkaia, y que tenga un componente innovador», afirma Basurko. En el caso de que la compañía no se haya constituido aún, bastaría con estar empadronada la persona en el territorio histórico. Por contra, si lo que se quiere es madurar el proyecto a través de la agencia de desarrollo local, «el emprendedor puede venir de donde quiera pero la compañía tiene que estar ubicada en el municipio», explica Salcedo.
¿Dónde encontrar un local bien equipado y a buen precio?
Hay viveros empresariales en universidades vascas como la UPV o Deusto. Existe también el centro BIC, en Bizkaia, especializado «en biociencias y manufactura avanzada», o el Kbi, centrado en «empresas de economía digital», informa Basurko. «Son incubadoras y aceleradoras en las cuales aparte de haber espacios bien equipados y con unas condiciones económicas muy asequibles se les da atención personalizada», resume.
¿Cuándo es el momento de constituir la empresa?
«Cuando el prototipo se ha testado, hay buena receptividad en los clientes potenciales y el servicio y el producto funcionan», asegura la responsable de Beaz. Saiz, por su parte, aclara que sólo «a futuro» se sabrá si la empresa es «viable» e incide en que «vincular el alta a la recepción de una ayuda puede llevar al fracaso porque el flujo económico llega en un momento puntual y se agota, pero la actividad tiene que continuar con los ingresos que genera el mercado».
¿Qué forma jurídica debo darle?
Dependerá «de la actividad que sea y del número de socios que entren a formar parte de la empresa», sostienen Salcedo y Saiz. Aun así, Basurko, apunta que lo más habitual es que se opte por una sociedad limitada (S. L.) porque «no hace falta mucha aportación de capital inicial, con 3.000 euros ya puede echar a andar» y además, como su nombre lo indica, la responsabilidad de los «administradores» es «limitada».
¿Dónde se hace el trámite?
En las oficinas de Hacienda. Pero si finalmente se opta por una S. L. el papeleo lo realiza la Diputación. «Les pedimos los datos, hacemos todos los trámites y mandamos la documentación a notaría para que se constituya la empresa en 72 horas. Los emprendedores solamente tienen que ir a firmar», detalla Basurko. Ese servicio lo ofrecen además las Cámaras de Comercio.
¿Y una vez creada quién me puede asesorar?
«El apoyo continúa durante toda la vida de la empresa», señala Salcedo. «Las agencias de desarrollo local tenemos servicios para ayudarles a mejorar la gestión», añade. A su vez, Basurko reconoce que «cuando se deja de ser una ‘startup’, pasados 5, 6 o 7 años, se puede optar a otro tipo de ayudas» para innovación, internacionalización y cooperación», a fin de que la actividad se mantenga y la compañía siga generando riqueza en Euskadi.
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