
«Desagradablemente sorprendido». Así se ha mostrado el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, tras conocer algunos detalles del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021 que, asegura, no refleja el acuerdo que existía entre la formación jeltzale y el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La clave hay que encontrarla en la decisión del Gobierno de incrementar el Impuesto Especial al diésel, que subiría 3,8 céntimos por litro y que en opinión de la organización nacionalista es un golpe adicional a la ya maltrecha industria del automóvil. En este contexto, Esteban ha anunciado que el PNV da «un paso atrás» en su idea de respaldar las Cuentas de Sánchez y que va a «repensar qué es lo que hará en la tramitación» de la ley. «Vamos a tomar distancia».
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Fuentes del PNV han añadido que en las conversaciones mantenidas en las últimas semanas habían alcanzado un principio de acuerdo en materia fiscal, sobre todo en los aspectos que son más sensibles por su impacto en la economía vasca. Así, los jeltzales habían frenado la idea del Ejecutivo de imponer el IVA a la sanidad y educación privadas, que ahora están exentas de este tributo. El asunto preocupaba a los peneuvistas porque ambas actividades tienen una importante cuota de mercado en el País Vasco. Los seguros privados de salud están muy extendidos, muchas empresas tienen suscritas pólizas de este tipo para sus empleados y se considera que ayuda a evitar la saturación del servicio público que ofrece Osakidetza. En el caso de la educación sucede algo parecido, debido a la amplia oferta de educación concertada -colegios privados con subvención pública-, así como a la pujanza de varias universidades privadas como es el caso de Mondragón y de Deusto.
«Nos habían asegurado que el aumento del impuesto al diésel no estaría en el texto», ha subrayado Aitor Esteban, que no ocultó su enfado por lo que supone de quiebra en la palabra dada. El PNV cree que castigar ahora el diésel puede provocar nuevas alteraciones en el mercado del automóvil y un retroceso en un sector que tiene un peso muy elevado en la industria vasca y, también, en el empleo de la comunidad autónoma.
El diésel pagará un impuesto de hidrocarburos de 34,5 céntimos por litro, frente a los 30,7 céntimos actuales, todavía por debajo de los 40,07 céntimos de la gasolina. La subida, que no afectará a los profesionales ni al gasóleo bonificado, supondrá una subida de 2,3 euros por depósito de 50 litros, es decir, 3,45 euros más al mes para un consumidor medio que haga 15.000 kilómetros anuales.
En sus negociaciones previas, sin embargo, los nacionalistas no habían conseguido que el Gobierno central retirase su propuesta de aumentar del 10% al 21% el IVA asociado a los refrescos, que se configura como una penalización tributaria a las bebidas que tienen un alto componente de azúcar. En este caso, el PNV ha transmitido que se intentarán buscar fórmulas para reducir el impacto negativo que esta medida puede tener en el sector, que también tiene trascendencia en Euskadi. Y ello porque hay dos importantes plantas de envasado de bebidas en la comunidad autónoma. Una de ellas, la del grupo Pepsi en Vitoria y otra en la localidad vizcaína de Galdakao, propiedad de Coca Cola European Partners.
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