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Sergio Llamas
Lunes, 9 de octubre 2023, 00:28
En la primera mitad de este año se han dado parte de 1.779 casos de enfermedades profesionales en Euskadi, según consta en los registros del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, Osalan. El dato supone un incremento del 8,1% respecto a los ... expedientes señalados en los primeros seis meses de 2022 (1.645 recogidos), un 13,6% más que en el mismo periodo de 2021 (con 1.566 casos) y un 40,6% respecto a los del 2020, año de la pandemia. Entonces tan solo se informó de 1.265 afectados. Sin embargo, la cifra queda todavía por debajo de las estadísticas previas al estallido del covid. En 2018 fueron 1.850 los partes, mientras que tanto en 2019 como en 2017 se mantuvieron en datos muy similares: 1.741 y 1.780, respectivamente.
«Es verdad que en los años 2020 y 2021, debido a la pandemia por el SARS-COV-2, disminuyó el número de EP declaradas, con lo que, aunque en el 2022 haya aumentado, todavía no se han alcanzado niveles prepandemia del 2018», subraya la responsable de epidemiología e información de Osalan, Idoia Camarón Echeandia. Sus análisis se centran en las tablas que contienen la evolución de años completos, es decir, hasta el 2022. Los de este ejercicio se documentarán para abril del próximo año, cuando se retiren los partes que resulten descartados.
En todo caso, los datos ya cribados muestran una evolución similar que recogen 2.584 enfermedades totales durante el año pasado frente a las 2.335 y las 2.131 de los dos periodos previos. Son, en todo caso, cifras muy inferiores a los 2.864 del último año antes de la irrupción del covid, el 2019. «Por un lado el aumento se debe a la recuperación paulatina a la situación prepandemia y por otro a una mayor concienciación», reflexiona Camarón.
Más allá de estas cifras totales, en Osalan centran sus análisis en las tasas de incidencia. Éstas tienen en cuenta la población sobre la que se produce el número absoluto de enfermedades profesionales. Así, en 2022 consta una incidencia del 1,95 por cada mil personas frente a los 1,69 de 2021 o los 1,55 de 2020. Antes de la pandemia todos los balances iban encabezados por un dos: 2,11 en 2019, 2,59 en 2018, 2,51 en 2017…
«Desde Osalan trabajamos para visibilizar las enfermedades profesionales, sin perder de vista el objetivo final que es la prevención. Para potenciar esta sensibilidad se ha reforzado el sistema de Comunicación de Sospechas de Enfermedad Profesional, que ya existía en Euskadi desde el 2007», destaca la epidemióloga. Así, el personal médico puede comunicar aquellas enfermedades que se califican como profesionales para su tramitación, con el objetivo de hacer «aflorar» estos casos. «Todos estos esfuerzos están empezando a dar sus frutos como se ve en el aumento de sospechas de enfermedad profesional que están siendo comunicadas por el personal facultativo», razona.
«La enfermedad profesional es un concepto legal que se define como la enfermedad contraída a consecuencia del trabajo», recuerdan en Osalan, donde remarcan que la causa debe proceder de «la acción de elementos o sustancias que se especifiquen en el mismo cuadro». Así pues, actualmente no se recogen las enfermedades mentales, aunque legalmente se pueda llegar a considerar como una contingencia profesional.
Cuando se produce una baja o incapacidad temporal que se considera fruto de la actividad profesional, el subsidio se inicia el día siguiente. No es necesario un periodo previo de cotización, y se recibe el 100% de la prestación.
Los datos del borrador que Osalan está elaborando con la información actualizada de 2022 permiten recoger las actividades que concentran la mayor parte de las enfermedades profesionales. «Su mayor número se produce en un reducido número de actividades productivas, fenómeno que se repite todos los años», apuntan en el instituto, donde señalan que el 61% de los nuevos casos se producen en diez actividades económicas encabezadas por la fabricación de productos metálicos, excepto maquinaria y equipo (el 15,1% de los casos), la metalurgia y fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones (8,9%) y la educación (7,3%).
En el caso de las mujeres, el 56% de estas enfermedades se concentran en cinco actividades que incluyen la educación (18%), el comercio al por menor (11,5%), servicios a edificios y actividades de jardinería (9,8%), servicios de comida y bebidas (9%) y otros servicios personales (8%). En el caso de los trabajos desempeñados por hombres, un 51% se reparte entre la fabricación de productos metálicos (19,9%), metalurgia y fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones (12,9%), construcción especializada (7,6%, un punto menos que el año anterior), fabricación de maquinaria de equipo (5,1%) y fabricación de vehículos y componentes (4,9%).
El ranking cambia al destacar aquellas profesiones con las tasas de incidencia más altas, que sin embargo representan un reducido número de casos como ocurre con la industria del cuero y del calzado. Éste supone el segundo puesto con el 8,93%, detrás de la metalurgia y la fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones, que marca un 9,79%.
Por otro lado, las patologías más repetidas fueron para las mujeres las enfermedades de tendones, inserciones musculares y tejido conectivo; las neuropatías periféricas por compresión; y las enfermedades respiratorias de tracto superior debido a los nódulos de cuerdas vocales por esfuerzos sostenidos de la voz. Para los hombres, el primer puesto es también el de enfermedades de tendones, inserciones musculares y tejido conectivo. Le siguen las hipoacusias (deficiencia auditiva) por ruido y, en tercer lugar, las neuropatías periféricas por compresión.
Mayor cantidad de enfermedades profesionales
Fabricación de productos metálicos, salvo maquinaria y equipo. Representan el 15,1%.
Educación. Un 7,3% del total, con 46 casos el año pasado frente a los 53 de 2021.
Servicios a edificios y actividades de jardinería. Un 5,5%.
Comercio al por menor. El año pasado representó el 5,3% de los nuevos casos de enfermedad declarados.
Actividades de construcción especializada. Llegó a marcar el 4,9% de los casos anuales.
Comidas y bebidas. El 4%.
Fabricación de vehículos a motor. Supuso en total el 3,6%.
Maquinaria y equipo. Registró el 3,5% de los casos.
Otros servicios personales. El sector vinculado al cuidado del ciudadano sumó un 3,2%.
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