«La pandemia va a acelerar el uso de la tecnología del hidrógeno como fuente de energía»

- Ustedes han anunciado su participación en la instalación de producción de hidrógeno que se quiere instalar junto a la central eléctrica de Amorebieta. ¿Qué hace un distribuidor de gas en el mundo del hidrógeno?

- Es una oportunidad para poner en valor nuestras redes. El hidrógeno, hasta un determinado porcentaje, se puede mezclar con el gas natural y contribuir a la descarbonización. Hasta determinados niveles no es necesario hacer cambios en la red. Ni siquiera en las calderas que tiene los ciudadanos en sus hogares.

- Pero... esa idea de que el hidrógeno genera una combustión al contacto con el oxígeno del aire, ¿no aumenta el riesgo de una red de gas?

- No si se produce en concentraciones bajas. Por supuesto que la seguridad es siempre clave en nuestro servicio y lo seguirá siendo. Vamos a desarrollar una experiencia de la mano de Tecnalia. Queremos reproducir en una réplica la red de gas natural, para experimentar con el hidrógeno y ver hasta que concentraciones se puede llegar en condicionales normales.

- Ahora todo el mundo habla del hidrógeno. ¿Qué parte hay de moda y de realidad en este asunto?

- Es una tecnología conocida que no había tenido un gran desarrollo por razones de eficiencia. Pero la pandemia va a acelerar su uso como fuente de energía, a partir de una generación eléctrica renovable certificada. De todas formas también hay que aclarar que es algo que va a llevar tiempo. A la tecnología del hidrógeno le falta la parte de producción a gran escala, porque ahí no hay muchas experiencias. Pero tiene grandes posibilidades, como su incorporación en procesos industriales de sectores que son grandes consumidores de energía.

- De momento, sin embargo, sigue planeando su déficit de eficiencia. Es caro en comparación con otras alternativas.

- Es cierto, pero como ha sucedido con otras tecnologías, como la generación solar o la eólica, tendrá un desarrollo que lo hará eficiente. En estos momentos el elemento clave es el elevado coste de los electrolizadores, porque estamos ante un mercado estrecho, con muy poca oferta y plazos muy largos de entrega. Pero el paso del tiempo va a hacer que ese mercado crezca y baje el precio.

- ¿Imagina un futuro sin gas?

- No. Discrepo con esa idea de que es un combustible de transición. Es un combustible para la transición. Hace cien años ya había gas en muchas ciudades y en el futuro seguirá existiendo, aunque combinado con hidrógeno.

- Y, a corto plazo, ¿ven ustedes opciones para crecer en el mercado de gas natural?

- Sí, hay bastantes. Existen todavía instalaciones obsoletas que emiten grandes cantidades de carbono. Por darle un dato le diré que sólo en Bilbao hay 600 comunidades de vecinos con calderas de fuel o diésel. Pero hay otras opciones en las que ya estamos trabajando. Estamos trabajando también en la utilización del biogás que emiten los vertederos. Además hemos llegado a un acuerdo con Repsol para instalar una red de suministro de gas natural para la movilidad. Son opciones de futuro.

- El gas en la automoción ¿no llega muy tarde a España?

- Puede ser, pero es eficiente y barato y nuestra obligación es intentarlo. Recorrer 100 kilómetros con un diésel cuesta 8 euros y 10 si el motor es de gasolina. Hacerlo con gas natural cuesta sólo 3,75 euros.

- El consumo de gas es un buen termómetro para observar los efectos de la pandemia.

- Sí. En lo que va de 2020 tenemos una caída de ingresos del 5%. La mitad corresponde a la pandemia y la otra mitad a que estamos en un invierno más cálido que el de 2019. El descenso en el segmento industrial, el más influido por la pandemia, es del 7%.