«Cada vez más países se toman en serio el reciclaje en la siderurgia»

- En una economía tan enloquecida como la actual, ¿esto del reciclaje de residuos de siderurgia o de la industria del aluminio es un buen negocio?

- No nos va mal. Ahora daremos los resultados de los seis primeros meses del año. Ha sido un periodo fantástico y eso que la comparación se hará con el de 2021, que fue de récord. Pero, pese a ello, hay una incertidumbre brutal; sobre todo, en Europa.

- ¿Qué es lo que más les puede afectar?

- Por un lado, el temor a un descenso de la demanda en general y que ello provoque un lógico descenso en la producción de la industria. Eso significa menos residuo y también menos actividad para nosotros. De otro lado ya estamos sufriendo el aumento de costes del transporte, por ejemplo.

- ¿Les preocupa el problema del suministro del gas y de su precio?

- Afortunadamente, no. Nuestra principal fuente de energía es coque, carbón. Quizá por eso estamos vadeando bastante bien el momento actual, junto al hecho de que los metales que obtenemos con el reciclaje están a unos precios altos. Eso nos permite tener un buen margen.

- Con una actividad en signo positivo, ¿están pensando en crecer?

- Sí, claro. Estamos elaborando un plan estratégico que incorpora inversiones de 500 millones de euros para los próximos cinco años. Lo presentaremos a finales de año. Cada vez más países se toman en serio el reciclaje en la siderurgia y en el resto de la industria y eso nos ofrece oportunidades para crecer. En China, por ejemplo, tenemos ya una fábrica funcionando y estamos a punto de poner en marcha la segunda, aunque también hay incertidumbre allí.

- ¿A qué se refiere?

- La estrategia de 'cero covid' ha provocado parones importantes y que no haya regularidad en la producción. Las acerías han estado bastante paradas. Ahora, sin embargo, las señales de normalización de la actividad y los planes de estímulo pueden hacer que la actividad industrial tire con fuerza. China sigue siendo un país importante para nosotros. Al fin y al cabo, tiene el 50% de la producción mundial de acero y es donde ha evolucionado bastante la sensibilidad por el reciclaje.

- Todos los que están en China temen que les copien la tecnología.

- En nuestro caso, la tecnología de producción no es muy sofisticada. Básicamente es un horno muy convencional, como puede ser el de una empresa cementera. Nuestra tecnología, en realidad, está en la gestión de todo lo que rodea a esta actividad.

- Ese plan al que usted se refería, ¿incluye nuevas compras de empresas como la que hicieron en Estados Unidos?

- No, esos 500 millones no incluyen compras. Si hay opciones de comprar se analizarán en su momento.

- Parece lógico pensar que en Europa ustedes no tienen muchas opciones de crecer. La producción de acero en el continente no parece que vaya a crecer.

- El mundo del acero siempre está ligado al crecimiento de las economías y pueden producirse movimientos puntuales, pero no hay un desplazamiento fuerte de la capacidad productiva. La crisis de 2008 ya redujo bastante la capacidad de producción en Europa. Lo que sí apreciamos es que hay una influencia clara del proceso de descarbonización y de reducción de emisiones en el acero. Eso ha llegado para quedarse y esa descarbonización va a provocar el cierre de altos hornos y su sustitución por acerías de arco eléctrico.

- Si eso es así, les ha pillado en el lado bueno del negocio.

- Efectivamente, nosotros nos dedicamos a reciclar el polvo que generan las acerías eléctricas. Y ese proceso de cambio es algo que se observa también en Estados Unidos e incluso en China. Sí, los cambios son positivos para nosotros.

- ¿Y en el sector del aluminio?

- Pues también estamos en el lado bueno. El vehículo eléctrico va a pasar de tener un contenido del 8% de aluminio a un 30% por la necesidad de reducir el peso. Eso indica que se abre terreno al aumento de la producción de aluminio y, como consecuencia, a la generación de residuos de este metal.

- En el plan estratégico de la empresa ¿se contempla algún aumento de la capacidad de producción de sus instalaciones en el País Vasco?

- En aumento de capacidad no, pero sí habrá inversión en I+D que afecta al conjunto de las fábricas porque los desarrollos tendemos a hacerlos aquí. La industria pesada en el entorno no parece que vaya a crecer.

- En esos procesos de I+D ¿contemplan ya la opción de abandonar el carbón como combustible?

- Siempre estamos analizando nuevas tecnologías, pero de momento no vemos opciones para cambiarlo. Las tecnologías que son alternativas requieren subvenciones y eso no te va a llevar a buen sitio, además de que consumes más energía. Es un objetivo a medio plazo.