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La economía vasca se desaceleró el pasado año, sí, pero mantuvo un crecimiento del 1,7% del PIB que sirvió para retener el vigor recuperado tras la pandemia y que ha permitido a muchas empresas cerrar el año con facturaciones sólidas y beneficios que, en ... algunos casos, han llegado a techos históricos. Un contexto en el que el empleo ha seguido creciendo con más de un millón de afiliados a la Seguridad Social y desde el que se ha hecho frente a una fuerte crisis energética y de precios.
En lo fiscal, todo eso se ha traducido en un crecimiento de la recaudación de casi el 9% en 2023 hasta llegar a los 18.102 millones. Pero además, hay que sumar la activación de hasta seis nuevos impuestos que dejarán 500 millones entre el año pasado y este 2024. Nuevos ingresos logrados por la negociación del PNV en la Comisión Mixta del Concierto, que ha servido para integrar en la gestión foral estas figuras tributarias.
Algunas de ellas como el impuesto a la banca y a las energéticas ha dejado en las arcas vascas 165 millones y se han presupuestado para este año otros 158. Aunque formalmente no se trate de impuestos, según lo pactado, el Ministerio de Hacienda transfiere a Euskadi el 6,24% de sus ingresos por este concepto. Eso sí, quedan pendientes los ajustes para que las energéticas se deduzcan las inversiones en renovables, tal y como lograron introducir los jeltzales en la aprobación del decreto anticrisis de Pedro Sánchez la semana pasada.
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Toda esta dinámica ha impulsado con fuerza el ritmo de la recaudación en Euskadi, que crece un 20,8% desde 2018. Son 3.121 millones más, hasta 18.102. Es un incremento muy superior al de la economía vasca, cuyo PIB en ese lustro ha ascendido la mitad, un 11,76%. El resultado de pasar de los 71.921 millones de 2018 a los algo más de 80.000 con los que se espera cerrar el 2023.
Son unas cifras que hacen que los ingresos de las haciendas vascas sean equivalentes al 22,52% del PIB estimado para 2023. Es la tasa más alta de la serie histórica y ha crecido 1,7 puntos sobre el 20,83% de 2018. Y cuatro puntos en la última década.
Otro de los impuestos que se estrenó el año pasado es la conocida como tasa Tobin, que grava con un 0,2% toda compra de acciones de una empresa que tenga una capitalización bursátil por encima de los 1.000 millones. En el caso de las cotizadas vascas, afecta a casi la mitad de ellas: Iberdrola, BBVA, Vidrala, Cie Automotive, Gestamp y Faes Farma. En 2023 la recaudación ha ascendido a 55,6 millones, cantidad parecida que se espera para este año.
También está la 'tasa Google', tal y como se ha denominado el gravamen a los servicios digitales y el IVA electrónico. Experimentó en 2023 el primer ejercicio íntegro en vigor en Euskadi y las haciendas recaudaron 12 millones que, por lo menos, se mantendrán en este año.
En el terreno sostenible, en abril de 2023 se estrenaron los impuestos al plástico y al depósito en vertederos. Entre los dos han recaudado 21,7 millones que se incrementarán, al menos, hasta 28 en este año porque se aplicarán desde enero.
Esta evolución llega en vísperas de una reforma fiscal que las instituciones vascas se han comprometido a impulsar en este año. De momento, el análisis del sistema de impuestos realizado por las diputaciones les ha llevado a concluir que el esquema «garantiza los ingresos para el mantenimiento de unas políticas públicas de calidad». Pero quedan pendientes la revisión del tratamiento de las EPSV, la compra y alquiler de vivienda, así como la respuesta a la demanda de las empresas para adaptar la fiscalidad a la nueva economía.
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