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Es un alemán bastante inexpresivo, que apenas transmite emociones. Acostumbrado a dirigir organizaciones con miles de empleados y a convivir en el siempre difícil intramundo de una multinacional, ha aprendido a ser prudente en sus mensajes. Quizá para evitar abrir nuevos frentes de guerra, cuando ... ya tiene uno bastantes sin resolver. Pero, pese a ello, apenas se sienta para arrancar esta entrevista, se puede apreciar que la sonrisa le delata. Markus Tacke (Fráncfort, 1965), el consejero delegado de Siemens Gamesa, está contento. Los astros se han alineado este día en el lado positivo. Acaba de presentar al mercado un nuevo aerogenerador terrestre de gran potencia y las acciones de la compañía marcan un nuevo récord de cotización del último año, para acercarse a los 15 euros por título.
– El lío entre los accionistas de Siemens Gamesa, ¿tiene ya consecuencias negativas en la actividad de la compañía?
– No lo creo. Ayer tuvimos una reunión con clientes para presentarles nuestro último equipo. Hablamos de muchas cosas, pero nadie preguntó por ese tema. Los clientes están preocupados por otras cosas.
– La firma de la paz, ¿está cerca o lejos?
– Imposible responderle, no soy adivino...
– Bien pero, ¿su sensación?
– Ufff... si me dejase llevar por sensaciones, haría muy malos negocios.
– De forma cíclica surge el rumor de que ustedes van a realizar un nuevo ajuste de plantilla.
– No sé de dónde surgen los rumores. Una empresa como ésta siempre está en un proceso permanente de cambios. Evoluciona la tecnología, también los mercados y las necesidades en cada país. Pero si lo que me pregunta es por el empleo en España o en el País Vasco, donde tenemos en estos momentos unas 700 personas, no hay razones para reducirlo. Al contrario, estamos creciendo con habilidades y perfiles nuevos.
– En la junta de accionistas ustedes dieron por concluida la fusión de la división eólica de Siemens con Gamesa. ¿De verdad?
– Sí, al menos en las cuestiones clave. Empezamos hace dos años y ya al final de nuestro último ejercicio fiscal habíamos superado los ahorros en sinergias que nos habíamos propuesto al principio. Dicho de otra forma, hemos hecho la fusión de una forma más rápida de lo que habíamos previsto. Ahora estamos en una segunda fase, que es la de crear una cultura única en toda la organización. Es una cuestión que no es física, que responde a las emociones de las personas y que lleva su tiempo. Admito que es algo en lo que tenemos que seguir trabajando.
– Recientemente usted dijo que el empleo de la empresa en España estaría condicionado a la actividad eólica del país. Traducido, que si se construyen más parques eólicos, Siemens Gamesa tendrá más trabajadores en España.
– Sí, es lógico. Hay una parte importante de nuestra actividad de producción que está ligada a los mercados en los que hay más demanda. Si en España se instalan parques eólicos, nosotros tendremos que hacer más inversiones y generar empleo.
– Tras un buen número de años de parón, ha habido nuevas adjudicaciones de emplazamientos. Además, el Gobierno ha hecho una apuesta clara por incrementar la presencia de las energías renovables en el futuro cercano.
– Sí, es cierto. Ojalá las decisiones del Gobierno español nos permitan invertir y crear más empleo aquí. Pero también necesitamos que las propuestas sean claras y, sobre todo, que haya seguridad y estabilidad a medio y largo plazo. Esto es, que no estemos ante un escenario que arranque y pare de forma intermitente.
– Pero en los últimos proyectos que se han anunciado en España, sin embargo, otros competidores han tenido un papel muy destacado. General Electric, por ejemplo.
– No me gusta referirme a mis competidores, así que le voy a concretar que nuestra cuota de mercado en España es del 50%. Es una cuota muy importante.
– La actividad de la compañía en España está centrada en la generación terrestre. El segmento en el que la antigua Gamesa era fuerte. Sin embargo, el negocio de futuro, el margen más amplio de beneficio, ¿está en la generación marina?
– No revelamos márgenes por segmentos de actividad, sino del conjunto de la empresa. La eólica 'offshore' tiene plazos de maduración más largos en los pedidos, pero también es evidente que las cifras de crecimiento son más fuertes, desde una base aún pequeña.
– ¿La rentabilidad es el problema de Siemens Gamesa?
– Hemos mejorado mucho en el último ejercicio.
– ¿España se está quedando al margen de la eólica marina?
– Hay que distinguir dos planos muy diferentes. En el 'offshore', España tiene empresas con una implicación muy grande en esta actividad. Tanto en el desarrollo y fabricación de componentes como en la promoción de parques de generación. Ahí no se está quedando atrás, al contrario. En lo que es evidente que España no tiene una posición puntera es en la instalación de parques marinos en sus costas. Todo ha estado centrado hasta ahora en la generación terrestre. Veremos a ver lo que pasa en el futuro.
–¿Es buena la relación de la empresa con el Gobierno vasco?
– Lo es. Tememos un ámbito de colaboración que va en la buena dirección. Creo que se han despejado todas las dudas sobre la presencia de la empresa en el País Vasco y en torno a la ubicación de su centro de decisión.
– Sin embargo, las últimas declaraciones de la consejera Arantxa Tapia permiten albergar algunas dudas.
– ¿Por qué?
– Estaban relacionadas con el acuerdo de colaboración que firmaron hace tiempo. No se mostraba enfadada, pero tampoco feliz. Digamos que daba a entender que algunas cosas no van bien, o por lo menos que el Gobierno no está satisfecho.
– Correcto. Ese acuerdo tiene varias partes y en mi opinión todo va bien menos una parte en la que tenemos dificultades.
– ¿Me lo puede contar?
– Está relacionada con la utilización del Wind Box, el centro de ensayo para equipos eólicos que se creó hace algún tiempo en el País Vasco. Probablemente todo ha cambiado mucho desde que se concibió esta idea. Lo que sucede es que la velocidad a la que se mueve la industria hace que haya que replantearse las capacidades de este centro. Pero estamos muy comprometidos con los responsables del Wind Box con el objetivo de encontrar una solución. Ahora mismo es un tema que está en pleno proceso de conversaciones.
– Los proveedores, sus compras en el País Vasco, son otro de esos tópicos que generaron reticencias desde el primer momento.
– Es un tema que forma parte de los acuerdos que se firmaron con el Gobierno vasco, y creo que en esto no hay problemas.
– Pero ellos dicen que ustedes se han vuelto muy exigentes. Incluso que tratan de implantar un modelo similar al de la industria del automóvil. Esto es, comprar más equipos completos y menos piezas separadas.
– Eso es verdad, caminamos en esta estrategia porque es necesario. Pero también queremos dar otro salto importante, para dejar atrás la eterna discusión sobre los precios.
– ¿A qué se refiere?
– Queremos que dejen de ser meros proveedores para que pasen a ser socios. Y eso supone ir con nosotros de la mano desde el mismo momento del diseño de los componentes. Es algo que hay tenido mucho éxito en el sector del automóvil, y lo queremos imitar.
700 trabajadores tiene la compañía en el País Vasco, con su cuartel general ubicado en la localidad vizcaína de Zamudio.
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