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El 55% de los parados vacos no cobra ninguna prestación por desempleo, ni la contributiva ni el subsidio. Se trata de la peor tasa de cobertura de toda España, donde la media se sitúa en el 35%, según destaca un informe de CC OO sobre ... el 'Mercado de trabajo y protección por desempleo' elaborado con los datos al cierre del año pasado. En términos absolutos, este alto porcentaje implica que más de 60.000 parados no tienen derecho a recibir prestación del Servicio Público de Empleo (SEPE), si bien pueden acceder a otro tipo de ayudas diferentes, como la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) o el Ingreso Mínimo Vital (IMV).
En concreto, en Euskadi se contabilizaban 110.798 parados al acabar el año 2022 y de ellos 50.474 cobraban una prestación, lo que supone el 45%. Este porcentaje tan bajo no es algo puntual de ese año sino que se ha mantenido así en los últimos ejercicios. De hecho, apenas varió respecto a 2021.
La débil tasa de cobertura, tanto en Euskadi como en el resto de España, pone en evidencia problemas como la cronificación del paro, que lleva al agotamiento de las prestaciones. En el País Vasco en torno a la mitad de los desempleados lleva más de dos años en busca de trabajo.
6,5% fue la tasa de desempleo
de marzo en la zona euro, un nuevo mínimo histórico al descender una décima respecto a febrero. España se mantiene a la cabeza del paro en Europa con una tasa del 12,8%, según Eurostat.
No hay una explicación clara de por qué Euskadi es la comunidad con menor porcentaje de parados con prestación. «La diferencia no radica en los que cobran la prestación contributiva sino en los que perciben el subsidio. Hay proporcionalmente menos desempleados vascos recibiendo esta ayuda que en el conjunto de España», apunta Raúl Arza, secretario general de UGT-Euskadi.
Según los datos del Ministerio de Trabajo, al cierre del año pasado cobraban la prestación contributiva -aquella que se recibe en función de lo cotizado por este concepto- 29.357 vascos, el 58% de los 50.474 beneficiarios. El subsidio lo recibían 18.930 personas, un 37,5% del total. En el conjunto de España las proporciones eran del 46% en el primer caso y del 44% en el segundo.
La clave está por tanto en que hay menos beneficiarios del subsidio en Euskadi. Las causas pueden estar en que no se cumplen las condiciones para su acceso como puede ser el nivel de renta. Lo que aclaran desde el departamento de Empleo del Gobierno vasco es que para acceder a la RGI se exige hacer uso de todas las prestaciones a las que se tienen derecho y luego ya se pueden obtener complementos dentro del marco vasco.
En relación a la cuantía que se cobra, Euskadi sí está entre las comunidades con mejor posición. La prestación media en el País Vasco es de 954 euros, por encima de los 929 euros de media en el conjunto nacional. No obstante, hay otras tres comunidades con importes aún mayores: Baleares, con 1.120, Navarra, con 992, y Cataluña, con 963.
En su informe, CC OO reclama al Gobierno que emprenda la comprometida reforma de la protección asistencial por desempleo, es decir, las ayudas no contributivas como los subsidios para mayores de 52 años. El sindicato reconoce que el Ejecutivo ha tomado ya medidas positivas como volver a elevar del 50% al 60% el porcentaje de la base reguladora que se cobra como prestación a partir de los seis meses. Pero considera que quedan pendientes cambios en la parte asistencial. Recuerda que la ministra Yolanda Díaz prometió una reformulación de las ayudas simplificando su estructura y facilitando los criterios de acceso.
La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, reveló un día antes de tiempo el «excelente comportamiento» del mercado laboral español en este inicio de año. La Seguridad Social sumó en este primer cuatrimestre más de 400.000 nuevos afiliados de media, según avanzó la ministra, que no esperó a que hoy el departamento de José Luis Escrivá hiciera públicos los datos oficiales. A falta de conocer los detalles, Calviño habló de un «aumento generalizado en todos los sectores». «Estamos ante un cambio estructural en nuestro mercado laboral», presumió. Además, ensalzó que «por primera vez» en el mercado laboral español, «cantidad y calidad van de la mano», debido a una mayor duración de los contratos y reducción de la tasa de temporalidad.
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