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El mercado se sumó este jueves a las reacciones que tanto desde los Gobiernos central y vasco, como del mundo empresarial, respaldaron la toma de control de Talgo por parte de Sidenor. Y es que esta semana, la acción del fabricante de trenes se ha ... revalorizado un 15,79% convirtiendo los 3,33 euros a los que se intercambiaba el lunes en los 3,84 a los que cerró ayer la sesión. En la cascada de valoraciones, tampoco faltó la patronal, CEOE. Su presidente, Antonio Garamendi, consideró «una buena noticia» que un «industrial de reconocido prestigio se interese por una compañía como Talgo».
La fluctuación de la acción del fabricante de trenes evidenció que el mercado también ve viable la operación. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, reconoció que la propuesta de José Antonio Jainaga puede «dar viabilidad industrial a largo plazo y estabilidad al accionariado» de Talgo. El responsable de la cartera económica del Ejecutivo recordó que son esas, precisamente, las condiciones para un respaldo público que se vehiculizaría a través de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales).
En la misma línea, casi como si se tratase de un guion pactado, habló ayer en la entrada del Parlamento el consejero de Industria del Gobierno vasco, Mikel Jauregi. Recordó el apoyo de su Ejecutivo ante una alternativa liderada por «un empresario vasco de acreditada trayectoria». El Gobierno estaría dispuesto a entrar en el accionariado con la condición de que se consolide el «arraigo» en Euskadi de Talgo y se mejore «el empleo industrial». En definitiva, y como confirman fuentes conocedoras de los contactos a EL CORREO, que la sede se establezca en Euskadi y que se consolide el proyecto empresarial.
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Y es que la sintonía entre ambos gobiernos, según señalan las mismas fuentes, es una de las constantes desde que comenzó a fraguarse el interés del presidente de Sidenor por hacerse con el control de Talgo. Los contactos han terminado por diseñar un boceto de operación en la que ambas administraciones entrarían en el accionariado de la compañía facilitando así el aterrizaje del industrial vasco. Jainaga oficializó el miércoles en una comunicación formal a Talgo su «interés» en «la adquisición total o parcial del capital social».
Esta vía solucionaría un problema grave de gobernanza en la compañía ferroviaria. Su accionista principal, el fondo Trilantic, que controla alrededor del 30%, lleva tiempo deseando vender y salir de la compañía. Una situación que deja en segundo plano la urgente solución industrial para reforzar la capacidad de fabricación de Talgo, ahogada por una cartera de pedidos de 4.000 millones.
Trilantic buscó una respuesta con la opa de Magyar Vagon -617 millones, 5 euros por acción-, que resolvía el interés financiero de los dueños y aportaba ocho fábricas a Talgo. Pero el Gobierno de España vetó la operación por razones de «seguridad nacional» y ante el temor de perder el control del único fabricante español de trenes de alta velocidad.
Pero tanto el ministro Cuerpo como el consejero Jauregi coincidieron también ayer en reclamar «prudencia». «Calma y discreción», señaló el miembro del Gabiente del lehendakari, Imanol Pradales, mientras que el responsable económico del Ejecutivo central recordó que es «un proceso que debe liderar la empresa y que estamos dispuestos a acompañar».
Y es que se abre ahora una complejísima operación para concretar la compra corporativa. En primer lugar, las negociaciones entre Sidenor y Trilantic se han reducido de momento a contactos. El fondo no renuncia a obtener un precio que se acerque a los 5 euros por acción, lo que supone algo más de 180 millones por ese 29,9%.
Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Jainaga? ¿Qué financiación tiene? Y lo que es más complejo, ¿comprará las acciones de Talgo en el mercado -que las ha elevado de precio hasta casi alcanzar los 4 euros- o a través de la sociedad en la que Trilantic tiene la participación? Y es que el fondo posee sus acciones de modo indirecto a través de una compañía con domicilio en Luxemburgo y compartida con la familia Oriol y Juan Abelló: Pegaso Transportation International.
«La continuidad y el arraigo de Talgo constituyen una 'apuesta de país', por lo que es necesario el apoyo y la participación de los gobiernos de España y Euskadi para afrontar los cambios en el accionariado que garanticen su posición». Los socialistas vascos son una pieza relevante en el engranaje político que debe dar una solución a la crisis accionarial por la que atraviesa el fabricante de trenes y tienen muy claro que la opción abierta por José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, para asumir el rol de nuevo socio industrial de la compañía es una alternativa muy sólida.
«Constituye una solución viable para el futuro de Talgo, de su cartera de pedidos, de su actividad y del empleo que sostiene, especialmente, en la planta alavesa de Rivabellosa», asegura en declaraciones a este periódico el secretario general del PSE, Eneko Andueza. En este sentido, aprieta al PNV y al lehendakari, Imanol Pradales, para que no dude y apuesta por involucrarse de lleno en la operación. «Talgo se presenta como una oportunidad para que el Gobierno vasco muestre su interés por reforzar su papel de dinamizador de la actividad industrial en el territorio a través de un sector, el de la movilidad, con enormes posibilidades de futuro», explica.
No hay que olvidar que en esta legislatura, el vicelehendakari socialista, Mikel Torres, también ha asumido la cartera de Economía. De ahí que los socialistas estén obligados a marcar perfil e incluso a liderar la búsqueda de una solución. Sobre todo, porque la vía húngara de Magyar Vagon fue vetada en su día por el Gobierno de España liderado por Pedro Sánchez alegando un «problema de seguridad nacional». Desde entonces, el futuro de la compañía se ha sumido en la incertidumbre por la división accionarial que existe. El fondo británico Trilantic quiere vender sí o sí, y hacerlo además cuanto antes. La clave, como casi siempre, no es el qué sino el cuánto. ¿A qué precio?
De momento, como desveló este periódico, el Gobierno central estaría dispuesto a entrar en el accionariado de Talgo a través de la SEPI. La operación se está liderando desde la propia Moncloa, que desde el primer momento ha pedido que surja un socio industrial vasco para darle sentido estratégico a la operación. «No es nada fácil porque no hay tanta gente capaz de ello», admiten las fuentes consultadas. De ahí que la irrupción de Jainaga haya supuesto un rayo de luz que todos quieren aprovechar.
Las vías suponen condicionantes y escenarios muy distintos que pueden pasar por lanzar una opa parcial o por el 100%. Cualquiera de ellas debería calificarla el consejo de administración de Talgo, donde Trilantic tiene mayoría y en función de su decisión daría a la operación un carácter hostil o amistoso.
Y eso solo es el principio, porque luego habría que desarrollar el plan industrial para el futuro de la compañía con sus correspondientes inversiones.
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