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El bache en la recuperación sufrido por el sector del metal en el segundo semestre, especialmente profundo en la automoción, ha hecho que la reconquista ... de los niveles prepandemia se posponga hasta 2023. Es la conclusión que se extrae de la última encuesta de coyuntura realizada por la Federación Vizcaína del Metal (FVEM), la actividad de mayor peso en la industria. Las previsiones para este ejercicio son de «retomar» la senda alcista, «aunque lejos de lo que sería una situación de normalidad», según destacó su presidenta, Tamara Yagüe, que resaltó el buen comportamiento del empleo, con la perspectiva de crear 1.000 puestos de trabajo este 2022.
«Circunstancias como la falta de materias primas, el aumento del coste de la energía o los problemas de logística han impactado directamente en el sector, generando una situación de incertidumbre que aleja la recuperación hasta 2023», apuntó la responsable de FVEM. La ralentización se hizo patente a partir del verano y motivó que un 31,7% de las empresas encuestadas registrase una actividad inferior a la prevista, 10 puntos más que en primavera. Yagüe destacó el fuerte frenazo registrado por la automoción, debido a la escasez de semiconductores. En su caso, el porcentaje de compañías que evolucionó peor de lo esperado se disparó al 53%.
Para el presente ejercicio las empresas del metal esperan «cierta recuperación, sin llegar a la normalidad», con un nivel medio de actividad del 77,5%. Esta visión es acorde con una percepción del mercado para los próximos seis meses más optimista de la que había al cierre del año pasado. Así, el 52% de las compañías confía en una mejoría para este semestre y caen al 12,5% las que ven recesión.
Para los proveedores de automoción también se empieza a despejar el panorama, después de que en la segunda mitad de 2021 un 56% de las empresas se viese en un mercado en claro retroceso. «Para los próximos seis meses las previsiones mejoran de manera importante, reduciéndose hasta el 26% las que creen que estarán en recesión».
La facturación experimentó un aumento del 4% de media respecto a 2020, aunque hay que hacer otra vez una mención especial a la automoción, con un descenso del 13%. En cuanto a los resultados, una de cada tres compañías sufrió pérdidas en 2021, con un empeoramiento de diez puntos respecto a 2020.
Entre los factores que más han impactado en las empresas figuran el encarecimiento de las materias primas (72,5%) y de la electricidad, que llevó a parar a plantas como Sidenor. Su máximo responsable, José Antonio Jainaga, también presidente de la asociación de grandes consumidores de energía (AEGE), tuvo un enfrentamiento con Iberdrola después de que la organización pidiese a las eléctricas que cumpliesen su promesa de ofrecer contratos a precios razonables. Yagüe no quiso entrar ayer en este debate y se limitó a apuntar que estaba siendo «complicado» llegar a acuerdos porque el mercado está muy volátil y las energéticas quieren trasladar los precios 'spot' al largo plazo.
De cara a este año ha saltado otro motivo de preocupación: la escalada del IPC al 6,5% y la presión de los trabajadores para trasladarlo a los salarios. Este año, además, ha caducado el convenio del metal en Bizkaia y hay que negociarlo. La presidenta de FVEM advirtió de que es «muy complicado» para las empresas subir los sueldos según la inflación.
En cuanto al empleo, Yagüe destacó que «la recuperación del empleo va por delante de la actividad». De ahí ese millar de trabajos que el sector prevé crear, pese a que un 70% de las empresas tienen dificultades en encontrar los perfiles que demandan.
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