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Euskadi afronta una auténtica avalancha de ajustes temporales de empleo (ERTE) por la crisis del coronavirus. Por ahora hay registrados 20 expedientes que afectan a 2.200 trabajadores, pero la cifra va a crecer al mismo ritmo exponencial al que se propaga la pandemia. Las primeras en acogerse a esta vía han sido las empresas afectadas por el cierre de colegios, como las de cátering y el transporte. Les han seguido los negocios de eventos y hoteles y, mientras se ampliaba la lista, se conoció a media tarde que el comité de empresa de Mercedes ha solicitado el cierre de la planta por el riesgo de contagio. El número de expedientes se va a disparar en los próximos días por el estado de alarma aunque, según explican los abogados laboralistas, se está a la espera de que el Gobierno apruebe, por fin, un decreto que recoja las medidas solicitadas por patronal y sindicatos: un procedimiento exprés para aprobar los ERTE, de forma que las empresas no se mueran en la tramitación y los trabajadores puedan cobrar el paro.
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Según explica el presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, el principal problema surge de que el tradicional ERTE por causas económicas o de la producción «no sirve para este caso» porque requiere trámites, como crear una comisión negociadora, que pueden alargar el proceso más de un mes. Existe, como alternativa, el expediente por fuerza mayor, que se pueda lograr en solo cinco días, y aunque encaja mejor, también tiene sus pegas. La razón es que requiere que la Inspección, tras recibir la solicitud remitida a la Dirección de Trabajo, reconozca que hay esa fuerza mayor, que no siempre está clara. «Puede haber dudas si, por ejemplo, se trata de la empresa que hace la limpieza en un colegio cerrado. Yo creo que es fuerza mayor, pero cabe el debate», explica Mikel Anderez, responsable del área jurídico laboral de Cebek.
Por esta razón, los agentes sociles han pedido al Gobierno de Sánchez que apruebe una regulacin ad hoc para los ERTE por coronavirus. «Se trata de que sean prácticamente automáticos», subraya Garcinuño, que recuerda que es la principal herramienta de empresas y trabajadores para sobrevivir.
Desde Garrigues, la responsable de laboral, Begoña de Frutos, advierte de que hay además otro riesgo que es «el colapso absoluto de la autoridad laboral», que en el caso de que la empresa solo opere en Euskadi es la Dirección de Trabajo del Gobierno vasco. En la misma línea, su homólogo en Barrilero, José Ramón Mínguez, señala que la clave es actuar con máxima urgencia porque «hay muchas pequeñas empresas que, si les haces esperar un mes sin facturar, están muertas». «Y estamos recibiendo una auténtica avalancha de llamadas de empresas de cátering, hostelería, organizadoras de eventos y de conciertos...», apunta Ohiane Intxausti, de Deloitte.
Un ERTE permite a los trabajadores cobrar, con cargo al paro, durante los primeros 180 días el 70% de su base reguladora y el 50% una vez cumplido ese plazo, aunque las empresas pueden completar de su bolsillo esas cantidades. Hay, no obstante, unos topes que van desde 1.098 hasta 1.411 euros en función de los hijos que se tenga. Eso para cuando se trate de una suspensión del empleo; porque si es de reducción de jornada, la compañía debe pagar el salario correspondiente a lo que se trabaja.
Los sindicatos han pedido al Gobierno, además, que se reponga todo el tiempo de paro que se consuma una vez se levante el ERTE. De esta forma, si el negocio no remonta y el trabajador termina siendo despedido, tendrá más tiempo de prestación. «Es algo que ya se aplica en los expedientes por fuerza mayor», explica Raúl Arza, secretario general de UGT-Euskadi. Los sincatos también reclaman que se permita acceder al paro sin tener los 360 días cotizados.
En medio de este debate, se conoció la solicitud del comité de Mercedes de paralizar la producción en la primera fábrica de Euskadi, con 5.000 trabajadores. Los representantes de los empleados consideran que hay carencias en las medidas de prevención. «La empresa no da abasto. Los dispensadores de geles y desinfectantes están vacíos», señalan. Creen, además, «inevitable» el contacto entre los trabajadores, lo que podría «contribuir a una situación desastrosa» en esta pandemia, que afecta además de forma especial a Vitoria. Ya ha habido un positivo y hay varios trabajadores en cuarentena. La dirección de la empresa, que tenía previsto ir parando poco a poco, les ha convocado para una nueva reunión el lunes.
Pero todo apunta al cierre, lo que afectaría de una u otra manera a los 30.000 empleos indirectos que genera. Seat y Nissan también van a parar. Alegan problemas de suministro en Cataluña por los confinamientos.
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