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No conozco la opinión oficial de Kutxabank, ni de CaixaBank o Laboral Kutxa, por ejemplo, en torno al proyecto de fusión de BBVA y Banco Sabadell, pero imagino que lo verán con buenos ojos. No es para frotarse las manos, pero casi. Es una oportunidad ... clara para crecer y además en el segmento de actividad en el que el banco vasco anda más justito y donde ha centrado buena parte de su estrategia de futuro: la banca de empresas. Y la alegría no solo es para Kutxabank, sino para el resto de entidades financieras que operan en el País Vasco y que tienen mucha actividad en el negocio mercantil.
Hay que aclarar que la propuesta de BBVA está sometida todavía a una auténtica 'gymkana' de pasos y aprobaciones que colocan esa OPA en una mera tentativa, con muchas dudas de si podrá materializarse. La CNMV, el Banco Central Europeo, Competencia y el Gobierno español -que ya ha anticipado que se va a oponer- son pasos previos antes de llegar al definitivo escrutinio, el de los accionistas del Sabadell. BBVA ha abierto esta semana, además, una nueva puerta tras dar a entender que mantendría la apuesta si consigue el control accionarial del Sabadell y el Gobierno le impide abordar la fusión formal. Pero mientras se van agotando pasos, vayamos con los castillos en el aire.
BBVA y Sabadell tienen una posición destacada en el negocio de empresas. Sabadell, incluso, tienen una importante penetración en el segmento de pequeñas y medianas empresas. Un tejido que en el País Vasco es clave en la estructura económica. Sus clientes, por tanto, son un objeto de deseo para cualquier otra entidad financiera que esté pensando progresar en ese mercado que en tiempos de crisis es especialmente peligroso, pero que en momentos de crecimiento y bonanza se revela como muy apetecible.
Lo habitual en cualquier empresa, por pequeña que sea, es diversificar en su actividad bancaria y no trabajar tan solo con una entidad. Las razones son sencillas. No todas las entidades son buenas en el conjunto de servicios que requiere una empresa -créditos, gestión de tesorería, medios de pago, domiciliaciones, comercio internacional, etc.-, al tiempo que la dilución del riesgo hace que algunas cosas sean más sencillas. Es más fácil obtener dos millones de euros de crédito si se pide un millón a dos entidades distintas que conseguirlos de un único banco.
Así las cosas hay muchas empresas, pequeñas, medianas y grandes, que tienen actividad con BBVA y Sabadell al mismo tiempo. Ante una eventual fusión de estos dos bancos estas empresas verán concentrada su actividad financiera y, con toda lógica, se plantearán buscar una alternativa en el sector para defender la estrategia de diversificación. Ya sabes, eso de «no tener todos los huevos en la misma cesta». Es ahí donde la competencia puede pescar.
Ya han encargado las cañas y los cebos. Están a la espera de que se abran las compuertas de la presa.
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