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La mejor definición que he escuchado hasta ahora sobre la diferencia entre un empresario y alguien que no lo es define al primero como «la ... persona capaz de ver una oportunidad de negocio donde el resto solo observa un problema». De ahí que una de las noticias recurrentes de los últimos meses, los despidos masivos en empresas tecnológicas, haya comenzado a verse como una opción para resolver o al menos paliar uno de los problemas de muchas empresas: la escasez de profesionales con perfiles en el entorno de la ingeniería de sistemas y sus derivadas. Así, de golpe, muchos han sido despedidos.
Todas las encuestas entre empresarios revelan la misma carencia. En el proceso de digitalización que nos invade, el universo de la formación tiene un desfase real entre lo que existe en el mercado y lo que demanda esa transformación en la industria y los servicios. De ahí que en un momento en que parece que el mercado tiene a muchos de esos profesionales sin empleo -aunque sea por unos días- las empresas se han lanzado a tratar de captar lo que las grandes tecnológicas rechazan.
Según los datos de 2022, las diez principales compañías tecnológicas del mundo -Amazon, Google, Microsoft, Meta, Salesforce o IBM, entre ellas- han anunciado el despido de casi 90.000 empleados en todo el mundo. Buena parte de ellos responden a esos perfiles tecnológicos que tanto demanda el mercado. Las razones de ese adelgazamiento responden a una cierta lógica, porque los negocios siempre tienen una fase inicial de inversión en la que se desprecian los beneficios a corto plazo con el objetivo de ganar tamaño y posición dominante en el mercado -de ahí que no se repare en gastos de personal-, para aterrizar más tarde en la dura y cruda realidad. Una empresa, entre otras cosas, se crea para ganar dinero y de ahí que haya que aligerar el capítulo de gastos si se quiere obtener una rentabilidad razonable. Solo un dato. Amazon, esa empresa que ha conseguido invadir buena parte de nuestras vidas porque está abierta 24 horas al día, no cierra en festivos y viene a nosotros en vez de ir nosotros a la tienda, perdió el pasado año 2.700 millones de dólares.
Pero volvamos a la carne humana y dejemos las pérdidas en las cuentas de resultados de las tecnológicas. De repente ha habido una invasión de perfiles digitales en paro, también en España, aunque tan solo por unos días. Literalmente, las empresas se los disputan y esos profesionales, los que ya hayan dejado sus antiguas empresas, apenas habrán estado eso, unos días, en el paro. ¿Ha estudiado alguien alguna vez y en serio la capacidad del País Vasco para atraer a esos profesionales que andan sueltos por ahí y que necesitamos para que nuestra economía crezca? ¿Somos atractivos para ellos? ¿Lo son nuestras empresas y los salarios que pagan o pueden pagar? ¿Estamos en la vanguardia tecnológica o empezamos a movernos en el pelotón?
Ahí lo dejo. Conozco decenas de estudios realizados en los últimos años con menos enjundia que este tema. Abstenerse autocomplacientes.
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