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S. Llamas
Domingo, 25 de agosto 2024, 00:00
Además de poner en valor sus nuevas ideas, las empresas también tienen que velar por la propiedad intelectual de sus marcas. No es extraño que otros quieran aprovecharse de su prestigio, pero tampoco resulta inusual que algunos nombres o apelativos se rechacen en los registros ... por ser «contrarios al orden público o a las buenas costumbres». «Se quiere impedir que una marca sea ofensiva, malsonante o pueda causar un sentimiento de escándalo o rechazo a una parte del público», detalla la asociada de Balder en el País Vasco, Paula Díaz de Atauri.
Los ejemplos son más frecuentes de lo que pueda parecer. A veces por motivos que pueden pasar desapercibidos para un público generalista, como la marca 'Kritikal Bilbo', asociada a una variedad del cannabis reconocida mundialmente. El uso de las hojas de esta planta en los emblemas, en algunos casos incluso formando parte de una corona sobre la figura de una Virgen María (en el caso de una marca que quería apodarse 'Ave María'), han recibido la misma negativa. «Incluso algunas han sido pedidas por varios solicitantes, como la de 'Kritikal Bilbao', a veces para productos farmacéuticos, e incluso por una agrupación ciclista», expone la asociada.
Los malentendidos con las cifras también son habituales. Los hay más obvios, como el de 23-F en el mercado español, y otros más difíciles de comprender, como el MH17 y el MH370, que hacen referencia a dos vuelos malasios desaparecidos, con cientos de personas a bordo.
Estos no son los únicos motivos que han llevado a desautorizar marcas. El uso de expresiones extranjeras desemboca en los mismos resultados. Por ejemplo, 'Curve' fue descartada en Europa al ser en rumano una palabra ofensiva y vulgar que se puede interpretar como 'prostituta'; y 'Kona', porque en portugués hace referencia al órgano genital femenino. El nombre 'Paki', por su parte, es percibido por los consumidores de habla inglesa como un insulto racista.
Otras denominaciones rechazadas son más fáciles de entender en castellano. En España se han intentado reservar nombres como 'Top Manta', una práctica contraria a la ley, o 'Bin Ladin', que jugaba a provocar con el líder de la organización terrorista Al Qaeda. Tantear la provocación es habitual. Se han perseguido nombres como 'Chochitos infieles' o 'Que buenu Ye! Hijoputa'. Igualmente se ha denegado el uso de 'La Mafia' por hacer referencia al crimen organizado; o 'Covidiot', que parecía hacer burla de la trágica del covid.
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