«A mis hijos ni se les ocurre buscar trabajo en Lanbide». Aquella frase del exviceconsejero de Empleo José Andrés Blasco aún retumba en el organismo público, que mantiene unas tasas mínimas de intermediación. Durante este año, a punto de acabar, solo ha gestionado 24. ... 698 contratos de los 675.731 firmados en Euskadi, lo que representa un 3,6% del total. Por mucho que estos bajos porcentajes sean frecuentes en los servicios públicos de empleo de todas partes, Lanbide es consciente de que tiene mucho que mejorar y, de hecho, está inmersa en un proceso de transformación que se verá apuntalado en la primera Ley vasca de Empleo que este jueves se aprobará en el Parlamento vasco.
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Esta iniciativa, que constituye uno de los grandes proyectos de la vicelehendakari y consejera de Empleo y Trabajo, Idoia Mendia, garantiza de manera pionera el derecho subjetivo de los ciudadanos a recibir un tratamiento personalizado para ayudarle a encontrar empleo. En concreto, la ley prevé que todos los parados vascos tengan un profesional de referencia para llevar su caso, que en dos meses le realizará su diagnóstico de su situación y en un mes le preparará un plan con formación adecuada para conseguir un trabajo.
Para atender este compromiso, se está acometiendo una remodelación del organismo, que ha estado lastrado con la gestión de la Renta de la Garantía de Ingresos (RGI). Con objeto de liberar recursos, se acometió ya una reforma de estas ayudas para agilizar su tramitación y el plan es especializar y reforzar la plantilla dedicada al asesoramiento para la búsqueda de empleo. De su millar de empleados, repartidos en 43 oficinas, 373 son orientadores y se pretende llegar a 430.
Uno de los problemas con los que parte Lanbide para mejorar su nivel de intermediación es que las empresas no le comunican sus ofertas de trabajo y buscan profesionales por otras vías. El Gobierno vasco aspiraba a que el central, competente en esta materia, impusiera esta obligación en la legislación estatal, pero al final no ha sido así. Por tanto, solo se podrá instar a las compañías a que lo hagan de forma voluntaria. «Se ha perdido una oportunidad muy importante porque si fuese obligatorio se dispondría de una información clave sobre los perfiles que demandan las empresas y las condiciones que ofrecen», se lamenta Arantza Martínez, secretaria general de Empleo en CC OO Euskadi. A su juicio, lo que se debería hacer es que «en las convocatorias en las que se concedan ayudas para la contratación a las empresas se exija que utilicen Lanbide para cubrir los puestos»
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Pese a esta falta de obligatoriedad, la idea del departamento de Empleo es crear una base de datos centralizada con las ofertas y reforzar la conexión con las empresas. De igual manera, las personas dispondrán de un único historial laboral, al igual que en Osakidetza existe un historial clínico, con objeto de mejorar la coordinación del organismo con las otras 300 entidades dedicadas a la colocación como ayuntamientos, diputaciones, centros de formación...
Con todo, en Lanbide insisten en que su labor no es tanto la de intermediar en el sentido estricto de casar oferta y demanda como el asesoramiento, la orientación y la formación de los parados (o los trabajadores en busca de otro empleo) para mejorar sus probabilidades en encontrar empleo. «La mayoría de contratos se realizan a partir de contactos personales», esgrimen en el organismo. Los perfiles de baja formación suelen recurrir a las ETT y al 'boca-oreja', mientras que en los cualificados se utilizan plataformas digitales como Linkedin.
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En este sentido, Lanbide destaca que el año pasado dio servicio a 200.000 personas, principalmente en servicios de orientación (158.040) o formación (34.534). María, con 50 años recién cumplidos es una de ellas. «Tenía un negocio pero tuve que cerrar porque no salió bien. Antes estuve trabajando por cuenta ajena, en el despliegue de una empresa en la zona norte. En Lanbide estuve con un orientador que recogió mis datos, pero ha pasado año y medio y no he sabido nada más. Creo que no es útil para perfiles como el mío. Entiendo que es un servicio más enfocado a personas con baja cualificación. Para ellos sí hay cursos interesantes como el de soldador, que te pueden abrir la puerta a un empleo», explica.
En su caso, dice, está pensando la edad. «Veo ofertas en las que encajo perfectamente por la formación, pero al final me descartan», señala. Y es que uno de los grandes retos que tiene Lanbide es buscar salidas a los mayores de 50 años, que son los que más dificultades tienen en salir del desempleo. En la actualidad se contabilizan más de 43.000 parados que superan esa edad, más del 40% del total. El Gobierno vasco acaba de poner en marcha un programa en el que subvenciona con hasta 17.000 euros su contratación, aunque está limitado a quienes lleven menos de un año en paro. Aún no se conocen los resultados.
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