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El director general de la EPSV Lagun Aro, Luis María Ugarte, ya ha anunciado a sus socios -la entidad gestiona las prestaciones complementarias de todos los cooperativistas de la Corporación Mondragón- que la crisis financiera obliga a introducir cambios sustanciales en lo que hasta ahora ... era un compromiso anual: revisar las pensiones tomando como referencia el IPC. El esquema tradicional era aplicar una subida equivalente al 70% del IPC. Para los 'nuevos' pensionistas del grupo -los nacidos después de 1950-, no podrá ser así en 2023. La subida, ha advertido Ugarte a los pensionistas, no podrá superar el 1%.
El máximo responsable de la gestión de la EPSV ha explicado con todo detalle a los partícipes -a través de un vídeo colgado en la plataforma Youtube-, el serio impacto que ha tenido el deterioro de sus inversiones en activos financieros. Aunque es algo común a todos los fondos de pensiones, la baja rentabilidad e incluso la pérdida de valor de sus activos -tanto de renta fija como variable-, ha provocado un brusco descenso de su patrimonio. Tanto que en la actualidad su margen de solvencia -la capacidad que tiene para atender con sus activos los compromisos asumidos con los socios-, es negativo. En 2022, ha anticipado la entidad, la rentabilidad negativa se sitúa en torno a un 8%.
Lagun Aro gestiona una parte de la pensión -el complemento privado- de algo más de 55.000 cooperativistas. En torno a 15.500 ya están jubilados y tienen derecho a percibir la renta de la EPSV vasca y algo más de la mitad de ese colectivo entra dentro de los que se consideran 'nuevos' pensionistas.
La división entre 'antiguos' y 'nuevos' se llevó a cabo en 2010, tras la crisis inmobiliaria, y ello supuso varios cambios. El primero era la advertencia de que no se mantendría el compromiso de revalorización para los 'nuevos' si el margen de solvencia caía por debajo del 4%. Ahora el descenso es mayor, hasta situarse incluso en una tasa negativa. El segundo cambio afectó a un reequilibrio en el esquema de previsión de los cooperativistas para dar más peso a la pensión pública y reducir la parte privada.
Hasta 2010, el 67% de las pensiones de los cooperativistas dependía de sus aportaciones a Lagun Aro, mientras que el 33% dependía de la Seguridad Social. Los cooperativistas tienen la condición de trabajadores autónomos, de ahí que hasta ahora -esto cambiará a partir del próximo 1 de enero, aunque de forma progresiva- han podido modular sus aportaciones al sistema público a su conveniencia. El cambio, propiciado tras comprobar el impacto que tienen las crisis económicas en los patrimonios de los planes privados llevó a un importante vuelco. Desde ese año el 60% de las aportaciones se hace al sistema público y el 40% a Lagun Aro.
Lo cierto es que el anuncio realizado por la entidad no ha sentado nada bien a los perceptores de estos complementos, más aún en un momento en el que los pensionistas del sistema público aparecen claramente como beneficiados. El Gobierno de Pedro Sánchez ha mantenido la subida para 2023 referenciada al IPC, lo que va a suponer un incremento muy cercano al 8,5%. El dato definitivo se conocerá esta semana.
Junto a ello, esta crisis de los sistemas privados de pensiones puede incidir en el intento del Gobierno vasco de promocionar los planes de empleo -en realidad Lagun Aro lo es-, que se nutren de aportaciones de las empresas y también de los trabajadores. Un proyecto para el que también se han anunciado estímulos fiscales que, por el momento, no se han concretado.
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