Kutxabank será el 'conejillo de indias' del Banco Central Europeo en España para analizar si sus directrices para minimizar los riesgos medioambientales y en especial su impacto financiero se han tomado realmente en serio entre los bancos. Por razones que se desconocen, el banco vasco ... ha sido el primero elegido en España -el BCE supervisa de forma directa a diez entidades en este país-, para realizar una auditoría sobre un proceso que debe finalizar en 2024. A finales de ese año el BCE quiere que todos los 107 bancos que vigila y también otros 79 'menos significativos' cuya responsabilidad recae en los supervisores nacionales, tengan un detallado mapa de riesgos climáticos y de transición energética y también hayan planificado acciones concretas para minimizar el impacto que pueden tener en sus cuentas de resultados.
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El trabajo es muy ambicioso y realmente los primeros pasos se dieron en 2020 cuando el BCE elaboró las líneas generales de este proceso de análisis y adopción de medidas. La primera fase, desarrollada hasta finales de 2021, consistía en una autoevaluación por parte de cada banco, siguiendo un cuestionario remitido por el supervisor para evaluar dos grandes bloques de riesgos ligados al cambio climático y a la sostenibilidad. El primero hace referencia a «riesgos físicos», para conocer la exposición financiera de cada banco en activos que puedan estar afectados por inundaciones, sequías u otros efectos derivados del cambio climático. El segundo es el de riesgos ligados a la transición energética, tanto los ya conocidos como los que pueden plantearse si las autoridades implementan decisiones más drásticas en el corto plazo. Es el caso, por ejemplo, de la participación accionarial de Kutxabank en Petronor y el efecto que puede tener una reducción más acelerada de los vehículos con motores de combustión.
¿Por qué ha elegido el BCE a Kutxabank para este primer trabajo de auditoría en España? El organismo que preside Christine Lagarde jamás revela las razones que le mueven a decisiones de este tipo, de ahí que en el sector financiero español han surgido hipótesis de todo tipo, algunas contradictorias entre sí. Una de ellas es la posibilidad de que Kutxabank haya sido seleccionado porque además de su pequeño tamaño dentro de las entidades bajo supervisión -lo que hace manejable cualquier aproximación a una auditoría sobre la que no hay precedentes- tiene un avanzado grado de desarrollo en materia de riesgos medioambientales y una clara vocación de valorar la sostenibilidad como estrategia de negocio. Pero junto a ello, algunas fuentes también apunta que el BCE ha elegido la entidad presidida por Gregorio Villalabeitia por su exceso de autobombo en las fases previas de este proceso, que incluían una autoevaluación por parte de cada banco.
Una nota emitida por el BCE ya reconoce que los avances que ha detectado en las entidades para minimizar los riesgos financieros derivados de la política de reducción de emisiones dejan bastante que desear, si se quiere mantener el objetivo de que todo esté planificado antes de finales de 2024. Así, solo el 29% de los bancos bajo supervisión han realizado avances realmente importantes en este camino; el 64% han hecho algunos avances y el 7% siguen mirando para otro lado. Junto a ello, el BCE reconoce que ha detectado «puntos negros» en las evaluaciones que han hecho los bancos, que es una forma diplomática de revelar que quizá las autoevaluaciones no han sido todo lo sinceras que deberían o que, directamente, hay riesgos que las entidades no han querido considerar.
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