Cerramos un año más y tal vez algo hayamos aprendido. La tragedia vivida nos recuerda la necesidad de tomar medidas ante fenómenos climáticos extremos. Hay que acelerar sin trampas ni pretextos la transición hacia un modelo energético, económico y social más eficiente y resiliente. De ... ello hablamos cada año en diferentes foros internacionales, pero la naturaleza también habla, sin eufemismos.

Publicidad

Pese a la terquedad de quienes pelean contra la evidencia científica conviene recordar que solo tenemos un planeta. Protegerlo es la manera más inteligente de protegernos. No es política, ni ideología; es la vida misma. En Iberdrola así lo vimos hace casi 25 años y ese empeño nos impulsa, sabiendo que mientras trabajamos en la electrificación de la economía para mejorar la seguridad de suministro y la competitividad, activamos también la industria, generamos empleo y subimos peldaños en el bienestar moral y económico de la sociedad.

La experiencia de Iberdrola muestra cómo nuestras inversiones –que superarán los 12.000 millones en 2025– son la locomotora de millares de empresas, convertidas en referentes internacionales. Empresas que se sumaron sin dudarlo al empeño de restaurar el servicio eléctrico tras la dana, demostrando que el valor de las alianzas surge en los momentos más difíciles. De las decisiones que tomemos dependerá nuestro futuro. Hace unos días firmamos en Bilbao junto con el alcalde y una treintena de empresas la Carta de Valores de la Ciudad comprometiéndonos a promover un mundo más justo mediante la solidaridad, el cumplimiento de la palabra, el diálogo, el respeto, la justicia. Tengo la triste impresión de que en la actualidad esos valores «no venden». Pero, como dijo San Vicente de Paúl, «el ruido no hace bien, y el bien no hace ruido».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad