Accidente de un operario en Arrigorriaga. Varón, 51 años». Cada vez que ocurre un siniestro mortal o grave en el trabajo, SOS Deiak manda mensajes como este a los móviles de los responsables de la Inspección de Trabajo y de Osalan para que se active ... el protocolo. Detrás de estos escuetos SMS hay dramas como el de Jorge, que falleció por el golpe de una pieza que salió disparada de la máquina que manipulaba desde hace más de 15 años. O el de Adnan, un joven marroquí de 32 años que murió al caer de una séptimo piso cuando instalaba fibra óptica en un edificio de San Sebastián.
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Jorge
«Siempre estaba hablando con su mujer en el vestuario. Tienen dos hijas pequeñas»
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Adnan
«Tenía un bebé de solo unos meses que no conocerá a su padre. Era muy noble»
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Gobierno vasco
«La empresa es la encargada de velar por el cumplimiento de las normas de prevención»
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Osalan
«Los accidentes mortales y graves son los mismos que hace siglos: caídas de altura, atrapamiento con máquinas...»
Jorge y Adnan han pasado a engrosar la negra estadística de muertos en el trabajo en Euskadi, fríos números que se recordarán el próximo viernes 28, durante el Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo, que no dan cuenta del dolor que dejan en sus familias y allegados. «Jorge siempre estaba hablando con su mujer en el vestuario. Que si Bego esto o Bego lo otro. Tienen dos hijas pequeñas», relata a EL CORREO un compañero suyo de Conformados Facme, ubicada en Arrigorriaga. Adnan, nacido en Marruecos aunque vivió desde niño en Zarautz, tenía un bebé de solo diez meses. «Es terrible porque no conocerá a su padre. Era una persona muy noble, siempre dispuesto a ayudar», recuerda su entrenador de 'kick boxing' en el club Kuraia.
Hasta marzo han fallecido diez personas en su trabajo, según la estadística oficial de Osalan. En la mitad de los casos han sido muertes no traumáticas por causas como infartos. De los otros cinco, tres tuvieron lugar el año pasado, pero se han registrado este, cuando se han sumado los de Jorge y Adnan. A ellos hay que añadir los 33 accidentes graves contabilizados en el primer trimestre y los 8.678 leves. Sin olvidar las 842 enfermedades profesionales diagnosticadas.
«La siniestralidad ha caído casi a la mitad en los últimos 20 años pero sigue siendo alta. En los leves predominan los trastornos musculoesqueléticos en trabajos de hostelería, limpieza, sociosanitarios... Pero los accidentes graves y las muertes se siguen produciendo de la misma manera que hace siglos: caídas de altura, atrapamiento con máquinas, siniestros en la tala de árboles y vuelcos de tractores», resume Lourdes Iscar, directora general de Osalan. Puntualiza que en el caso de los camioneros, con dos muertes casi seguidas este abril en Álava, se contabilizan en la comunidad donde está ubicada su empresa.
El accidente de Jorge ilustra el riesgo en la industria. Tenía experiencia de sobra. Llevaba más dos décadas en la empresa, Conformados Facme, y unos 15 al frente de la máquina que le quitó la vida. «Es una prensa grande para moldear las piezas que hacemos, como la parte de atrás de los camiones cisterna. Jorge usó una plancha adicional para hacer presión y la pieza, de unos cinco kilos, salió proyectada y le dio en el estómago», apunta Raúl Fernández, compañero en la planta y en el sindicato USO.
Él, como el resto de la plantilla, está consternado. Coincidió ese día en el vestuario, a la hora de comer. Raúl salía y Jorge entraba en el turno de tarde. «Cuando me marché escuché un estruendo, pero en ese momento no me enteré. Fue después, cuando alguien me dijo que había visto un helicóptero, que pregunté y me contaron lo ocurrido», recuerda. «Es terrible. Teníamos bastante relación. Los dos somos muy del Athletic y a veces me dejaba el carnet para ir a San Mamés».
Cadena de subcontratas
La caída de altura de Adnan es uno de los accidentes que más se repiten la construcción. En su caso instalaba fibra óptica en un edificio de siete pisos de la calle Prim de San Sebastián cuando, según relató un amigo suyo, «pisó la uralita que cubría el patio interior y cayó». Trabajaba para una cooperativa de Rentería, Fycotel, subcontrata de otra, Cotronic, subcontrata a su vez de Telefónica. «Este tipo de cadenas son un sistema perverso. Las empresas pugnan por hacer el trabajo y recortan en medidas de prevención», apunta Alfonso Ríos, responsable de Salud y Seguridad en el Trabajo de CC OO-Euskadi.
Los accidentes de Adnan y Jorge llegaron en SMS a las responsables de Trabajo e Inspección y de Osalan. «Siempre hay inspectores de guardia, las 24 horas del días, para acudir a los accidentes mortales, muy graves o múltiples», explica la viceconsejera de Trabajo del Gobierno vasco, Elena Pérez Barredo. El inspector coincide allí con el técnico de Osalan, que tiene la misión de elaborar un informe sobre las causas del accidente. «Tenemos expertos en las diferentes áreas capaces de investigar si las máquinas están homologadas y en buen estado, sin sufrir modificaciones indebidas; o si hay fallos en un andamio», señala Lourdes Iscar.
El informe de Osalan sirve de base para lnspección de Trabajo, que es la encargada de depurar responsabilidades y comprobar si hay otras irregularidades como la posibilidad de que el trabajador sea un falso autónomo. «Las conclusiones de Osalan son claves para nosotros. A partir de ahí se levanta el acta de infracción, con sanción o requerimiento», relata la viceconsejera. Las partes presentan sus alegaciones y después se confirma.
Normalmente este tipo de sanciones suelen ser recurridas y si hay proceso penal se paraliza el administrativo hasta que se resuelve. «Me he encontrado pocos casos en los que el accidente haya sido por una imprudencia temeraria del trabajador. La empresa es la responsable de establecer las medidas de prevención y velar por su cumplimiento», asevera Pérez Barredo.
El Gobierno vasco solo publica las sanciones por infracciones muy graves. La última ha sido de 41.000 euros para la empresa José Antonio Goya, dedicada al despiece de carne, por no cambiar de puesto a un trabajador con un grave problema en el hombro. La más alta impuesta el año pasado es de 160.000 euros a Construcciones Lasuen y Futuro Insólito por la muerte de Philipe, un joven portugués de solo 22 años, que cayó de un cuarto piso de un bloque en construcción en Durango. En 2021 se impuso una multa de 300.000 euros a Verter Recycling, la empresa que explotaba el vertedero de Zaldibar, donde murieron Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze. Como Jorge y Adnan, todos ellos han perdido la vida en el trabajo.
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