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La inteligencia artificial va a revolucionar el mundo empresarial. «La IA generativa lo ha cambiado todo, y el momento actual ofrece una gran oportunidad. En solo año y medio se ha perdido el miedo y ya entendemos que esta tecnología puede hacer mucho por la competitividad de las empresas», afirma Imanol Iturrioz, director de I+D del fabricante de ferrocarriles vasco CAF. Erlantz Cristobal, director de Tecnología de la aeronáutica ITP Aero, concuerda: «Fuimos de los primeros que utilizamos las tarjetas de Nvidia, cuando no eran tan caras, y ahora estamos acelerando la adopción de la IA en diferentes ámbitos. Los resultados son muy buenos».
Esta tecnología promete mejoras en la eficiencia y la productividad de los procesos de producción, un salto de gigante en la capacidad predictiva de trabajos de mantenimiento, un ahorro sustancial en los costes operativos, la automatización de trabajos de gestión interna y un salto en el servicio de atención al cliente. «El impacto es brutal y afecta a toda la cadena de valor. En el caso del proyecto que hemos realizado para una gran plataforma logística, se ha logrado reducir los costes operativos hasta en un 80%», afirma Eunate Ramírez, adjunta al presidente ejecutivo de Versia.
Pero estos cambios tan rápidos también provocan zozobra. «Todo el mundo está muy nervioso y tiene la sensación de que llega tarde y de que todos lo hacen mejor, aunque sea mentira. Hay que tener cuidado con las expectativas», advierte Oscar Julia, director de Innovación de Sener. Silvia Núñez, directora de Transformación Digital de Iberdrola, asiente: «La gestión del cambio es clave. Hay que aprender a trabajar de una nueva manera y no es fácil que la gente se adapte».
Todos estos expertos participaron hace unos días en varias mesas redondas del primer congreso de inteligencia artificial aplicada ApplAI, organizado por el Basque Artificial Intelligence Center, una cita con el objetivo de impulsar la adopción de esta tecnología entre las empresas vascas y de convertir a Euskadi en una referencia internacional de este campo. No será fácil lograrlo, porque el desarrollo de la inteligencia artificial se concentra en Estados Unidos y China, donde gigantes empresariales cuentan con los recursos necesarios para acometer los proyectos más ambiciosos.
Pero Joseba Bilbao, director de Desarrollo de Negocio de LKS Next, que analiza las necesidades de las pequeñas empresas y pone en marcha sistemas de IA para ellas, está convencido de que también las pymes pueden subirse a la ola. «Hay que entender que es una carrera de fondo, que hay que poner la semilla para cosechar luego los datos de calidad, el nuevo petróleo, que nos permitirá mejorar la eficiencia interna, la producción y el mantenimiento», asegura. Y de la misma opinión es Itziar Cuenca, directora de I+D de Ayesa Ibermática: «Muchas pymes creen que la IA es solo para las grandes, pero puede ser clave para identificar clientes y ofrecerles mejor servicio y atención».
Núñez les da tres consejos: «Primero deben identificar los problemas que tienen y, después, buscar cómo puede resolverlos la IA. Hay que priorizar el caso de uso más interesante. Y luego empezar a pequeña escala. Finalmente, no hay que olvidarse de las personas, y ayudarles a gestionar el cambio». Porque, como recalca Enrique Cenizo, uno de los responsables de IA generativa en Google Iberia, «a mediados de siglo las transformaciones que antes llevaban cien años se producirán en cinco».
La velocidad a la que se producen los cambios acelera. Y adaptarse a ese mundo tan cambiante no es sencillo. De la IA tradicional, más específica, se ha saltado a la generativa, que ofrece soluciones trasversales. «Ahora podemos analizar patrones de plantas industriales que antes eran impensables», comenta Julia. También se ha logrado automatizar tareas complejas. Iturrioz recuerda, por ejemplo, cómo la IA ha ido aprendiendo a interpretar las pruebas de rayos X digitales que ITP Aero hace a las turbinas para detectar fallos. Y quien cuenta con multitud de datos de calidad, algo complejo de lograr, tiene un tesoro. «Permite hacer predicciones muy buenas, por ejemplo en mantenimiento», señala Núñez.
Eso se traduce en ahorros notables. CAF los ha medido en dos proyectos piloto que arrancaron hace cinco años con los trenes regionales de Renfe y con el tranvía de Zaragoza. «No es fácil traducir todo en un retorno económico. El apartado en el que se ve más claro es en el de mantenimiento. Por eso medimos tres variables en ambos casos: el número de horas de mantenimiento se redujo en un 20% y un 50% respectivamente, a la vez que el tiempo de reparación cayó un 50% y un 41%», expone Iturrioz. Traducido al vil metal, los operadores han ahorrado un 44% y un 47% en material.
Sener cuenta una experiencia similar con su proyecto Respira, desarrollado para optimizar la ventilación en el metro de Barcelona. «Logramos un ahorro del 20% en la factura, unos dos millones de euros», explica Julia. Después, estos ejemplos exitosos se pueden implantar en otros lugares, como Sener ha hecho en aeropuertos y otras instalaciones con ventilación mecánica.
Pero la IA también despierta temores importantes entre las empresas vascas que comienzan a adoptarla. «Cuando aplicas los algoritmos te saltan las dudas sobre si los datos son correctos. Porque si no tienen la calidad suficiente pueden llevar a tomar decisiones erróneas», analiza Iturrioz, cuyos trenes están equipados con todo tipo de sensores para facilitar esa labor.
Luego están cuestiones de otra índole. «Nos preocupa la seguridad de la información, de los datos, sobre todo por la confidencialidad que exigen nuestros clientes y la propiedad intelectual que hay en nuestros productos», cuenta Cristobal, que también subraya la necesidad de que «haya una buena coordinación dentro de la empresa y que la plantilla esté correctamente formada». Eso último es especialmente relevante porque «los sistemas tienen que estar siempre supervisados por un científico de IA o un técnico». En cualquier caso, todos coinciden en señalar que el impacto de la IA en la industria vasca va a ser exponencial e imparable. «Pero no es una solución para todo y debe ir acompañada de un cambio cultural», advierte el ejecutivo de ITP Aero.
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