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El precio del dinero es una de las variables claves que determinan el devenir de la economía. Pero, fijar su nivel exacto en cada momento es como jugar a las siete y media. Si lo estableces demasiado bajo te arriesgas a fomentar la inflación y ... si lo subes de manera exagerada te puedes cargar con facilidad el crecimiento. Según establecen sus estatutos, el Banco Central Europeo se debe preocupar principalmente de la evolución de los precios -un antiguo temor alemán que viene desde los tiempos lejanos, pero aciagos, de la República de Weimar-, pero es una equivocación creer que el crecimiento le resulta indiferente. Ni mucho menos. Una cosa es la visión fría y monetaria del regulador, desde los cómodos despachos de Fráncfort y otra bien diferente son las angustias internas de los diferentes gobiernos, para quienes el debate político nacional se juega en casa y alrededor del terreno de la evolución del PIB.

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