Iberdrola, pendiente de Gamesa para impulsar el primer parque eólico vasco en 18 años

Iberdrola ha diseñado todo el proyecto con el dispositivo SG 5.0-145 de Siemens Gamesa, empresa en cuyo nacimiento participó directamente la eléctrica vasca y en la que mantuvo participación accionarial hasta 2020. La cuestión es que se trata de un aerogenerador montado sobre la plataforma 4.X, precisamente una de las que se ha paralizado tanto en fabricación como en venta por los defectos que la empresa vascogermana trata de resolver a contrarreloj. Son los problemas que están generando pérdidas multimillonarias al fabricante, que hace un par de semanas anunció unos resultados negativos de 426 millones en el último trimestre.

La compañía comunicó que ya tiene el diagnóstico del problema en un 80% y confía en poder una fecha a lo largo de este año para la recuperación de su fabricación, pero no ha podido concretar más fechas.

Los planes de Iberdrola son arrancar las obras en este 2024 y cuentan con que necesitarán nueve meses para levantar toda la infraestructura para que entre en funcionamiento el próximo año. Es en el sexto mes cuando se hace determinante la instalación de los aerogeneradores, así que el calendario aprieta.

Ambas compañías mantienen el contacto para conocer el estado de la situación y fuentes de Iberdrola confirmaron a EL CORREO que «no han adquirido los aerogeneradores de Labraza por ahora». Sobre la tramitación, y aunque se hayan recibido todos los permisos con la descripción de este aerogenerador, aclaran que si fuera necesario cambiar el fabricante de los molinos se requeriría solo «unos sencillos ajustes administrativos» que no alterarían los plazos. La eléctrica vasca asegura, también, que su división de renovables «no tiene instalado ningún aerogenerador 5.X en estos momentos».

Estos aerogeneradores surgieron como una gran oportunidad en la industria eólica para el desarrollo de parques terrestres. Su gran tamaño permite alcanzar mucha potencia de generación con menos unidades. Un factor que aumenta notablemente la rentabilidad al hacer más sencillas las obras y, además, minimiza el impacto ambiental porque requiere menor cantidad de molinos.

Siemens Gamesa ha detectado dos problemas en estos dispositivos más grandes. Uno en las palas y otro en la mecánica del rotor, que generan importantes vibraciones en los equipos.