La huelga, medio para lograr buenos convenios y repartir la riqueza

Asimismo, reivindicó la necesidad de conseguir «buenos convenios, y no un pacto de rentas», para «repartir la riqueza». Y para ello aseguró que «la huelga es hoy la mejor herramienta». En este sentido, expresó su reconocimiento a los trabajadores que actualmente están en huelga en diversas empresas y sectores vascos y avisó de las que se pueden convocar en breve en el metal de Bizkaia y Álava o el papel de Gipuzkoa.

El líder de ELA censuró la invasión de Ucrania, criticó la política belicista de Europa y su incremento de gasto militar, y reclamó la paz en esa guerra así como en otras olvidadas por Europa en África y Oriente.

Lakuntza advirtió del crecimiento de la ultraderecha donde la izquierda «abandona a la clase trabajadora» y reivindicó «una política que ponga en el centro la mejora de las condiciones de vida de las clases populares». Pero sostuvo que para eso «hay que confrontar, por ejemplo, con las empresas energéticas para poner en su sitio a especuladores y estafadores». A este respecto recordó los 6.000 millones de beneficios de las empresas eléctricas y arremetió contra Iberdrola y las quejas de su presidente, Ignacio Galán, por el tope al precio del gas.

El secretario general de la central nacionalista también reprochó al consejero vasco de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, y la patronal Confebask que pidan a los trabajadores que renuncien a la subida de los salarios, «cuando venimos de perder un 10% de poder adquisitivo la última década y cuando en el año pasado las empresas han declarado beneficios históricos». «Los salarios no son el problema», aseguró, y dijo que «hasta el FMI pasa por la izquierda a este gobierno cuando ha aconsejado subir los impuestos a las empresas con más beneficios».

Además de las subidas salariales, la otra gran prioridad reivindicada ayer por ELA es la lucha contra la precariedad laboral. Lakuntza recordó que en «Hego Euskal Herria hay 541.600 trabajadores precarios», entre ellos los más de 70.000 temporales de los gobiernos vasco y navarro. Pero acabar con estas situaciones «no se logra perdiendo el tiempo en mesas de diálogo vacías», sino que instó a «organizar y unir a la gente en cada centro de trabajo, defendiendo la huelga para lograr buenos acuerdos», a la vez que criticó que los cambios introducidos en la reforma laboral solo pretenden «maquillar estadísticamente la precariedad».