«La guerra desbarata todas las previsiones del sector de la automoción, que eran positivas»

- El año pasado, cuando se esperaba una fuerte recuperación, surgió el problema de los chips y las materias primas. Este ejercicio arranca con una guerra. ¿Cómo puede afectarles?

- El pasado ejercicio hubo crecimiento, pero por debajo de lo previsto. Esperábamos que este año fuese de transición y que se fueran resolviendo de forma paulatina problemas como la escasez de chips, el alza de las materias primas y de la energía... La guerra de Ucrania desbarata estas previsiones en el corto plazo, aunque es pronto para sacar conclusiones.

- Pero, ¿cuáles son los principales riesgos para el sector?

- El primer efecto, como ya se ha visto, es la subida de los precios energéticos. Eso hará que nuestra industria tenga costes más altos y sea menos competitiva. Pero, además, Rusia es un gran suministrador de dos materiales esenciales para la automoción, el aluminio y el paladio, un metal clave para los catalizadores, entre otros usos. Cabría esperar un encarecimiento de estas materias primas o una limitación de las exportaciones. En cualquier caso, surgirán repuntes inflacionistas que no ayudarán a que empresas y consumidores cambien de coche, en un contexto de mayor incertidumbre económica.

- Empresas como Cie o Gestamp tienen plantas en Rusia.

- La exposición directa de la industria vasca a Rusia es relativamente baja, ya que es un mercado que fabrica 1,4 millones de vehículos al año sobre un total de 80. De hecho, solo contamos con cinco fábricas de componentes ubicadas en el país, cuando en México o China son más de 50. Pero, desde luego, los fabricantes instalados allí sufren una gran incertidumbre.

- El alza de materias primas como el acero ya estaba siendo un grave problema. ¿Cómo lo están afrontando?

- Estamos teniendo que absorber esas subidas, pero somos un sector tremendamente competitivo y productivo.

- El gran lastre sigue siendo la falta de chips. Mercedes acaba de anunciar una nueva parada de producción y advierte de que están pagando 240 euros por semiconductores que antes valían 24 céntimos.

- Si no hay chips no se puede fabricar, y por eso se están dando plazos de entrega de ocho meses para los coches. Es una locura. Esta crisis ha puesto en evidencia la excesiva dependencia que había de China en ámbitos como este, y ahora Europa está haciendo grandes esfuerzos para solucionarlo. Tiene un plan para implantar fábricas de semiconductores en el continente. La necesidad de chips va a ser creciente en automoción y en otros sectores.

- Pero, más a corto plazo, ¿cuándo se espera que se resuelva?

- La previsión es que se vaya resolviendo paulatinamente a lo largo del año. De ahí que confiáramos en remontar la crisis a finales de 2022 o principios de 2023. Hay que pensar que la demanda está ahí; es un problema de oferta.

- ¿Siguen pesando las dudas sobre qué tecnología comprar?

- Hay confusión y eso, sumado a la falta de oferta de vehículos nuevos por los chips, ha disparado las compras de coches de segunda mano, lo que va en contra de los objetivos medioambientales.

- El Gobierno, además, sigue estudiando una subida de los impuestos al diésel. ¿Qué opina?

- No somos partidarios de subir los impuestos si queremos incentivar un sector tan estratégico, cuando hay además una carga fiscal importante en los hidrocarburos y los precios ya estaban subiendo antes del conflicto en Ucrania. Tampoco creemos que sea una medida suficientemente desincentivadora del consumo. Lo que sí puede es generar más dudas sobre qué vehículo elegir.

- El presidente de Acicae, José Esmorís, decía hace algún tiempo que Europa se equivocaba al apostar tanto por el coche eléctrico cuando China lidera la tecnología de las baterías. ¿Usted cómo le ve?

- Europa ha marcado unos objetivos muy ambiciosos y es un camino sin retorno. Tenemos que adaptarnos en todo, desde las materias primas al reciclado. Por eso se están planteando también muchas fábricas de baterías.

- ¿Está la industria vasca bien posicionada para esa transición al coche eléctrico?

- Nuestras empresas están preparadas y tienen claro además que las soluciones son diferentes en cada mercado. Por ejemplo, en India no se puede pasar al coche eléctrico cuando ni siquiera hay electricidad en las casas. Las compañías vascas de automoción son proveedores globales después de la impresionante internacionalización que han llevado a cabo, con 340 plantas por todo el mundo.

- Pero habrá empresas que dependan de los motores de combustión...

- Hay que tener en cuenta que la transición al vehículo eléctrico puro va a tardar más de 15 años. Durante mucho tiempo se va a recurrir a los híbridos, que tienen motor de combustión.

- Los responsables de Teknia, una multinacional vasca, alertaban recientemente de la pérdida de competitividad de la industria de automoción española.

- En Euskadi tenemos un mix de empresas único y muy competitivo. Hay 47 multinacionales que llevan décadas aquí como tejido: Bridgestone, Michelin, Tenneco... Luego tenemos nuestras propias multinacionales, que son un 30% del tejido, y el resto son pymes que se han multilocalizado y especializado. Todo eso, sin contar Mercedes. Desarrollamos aquí lo que producimos en todo el mundo y los centros de decisiones están en Euskadi.

- Hay una queja recurrente sobre el absentismo y ahora también graves dificultades para gociar convenios por la inflación.

- Creo que lo del absentismo es algo que debemos de resolver porque a la hora de captar inversiones son aspectos que se tienen en cuenta.

- Los perfiles que se necesitan en automoción han cambiado mucho. ¿Dónde están los mayores déficits?

- Necesitamos perfiles de electrónica, del mundo del 'software'... En Acicae estamos desarrollando programas para tener esos profesionales.

- Las empresas vascas tienen muchas esperanzas depositadas en los fondos europeos para la automoción (PERTE), cuya convocatoria debería aprobarse en cuestión de días.

- Se hablaba de finales de febrero; o sea, ya. Una vez salga la convocatoria, solo hay 60 días para presentar las propuestas, por eso estamos trabajando a tope. Vamos a por todas. En esta recta final, desde Acicae estamos tratando de ayudar a las pymes vascas a engancharse a proyectos, dado que Bruselas exige que los grandes fabricantes de automóviles vayan acompañados por ellas en sus planes.

- Hay mucha competencia y fabricantes como Seat han condicionado sus inversiones en España a que le den las ayudas. ¿Puede quedar Euskadi fuera de juego?

- Nuetras empresas son los proveedores globales de los grandes fabricantes y también van a trabajar con ellos en los PERTE. Para esos proyectos van a recurrir a su cadena de suministro de siempre. Y es bueno que esos fabricantes inviertan en España para impulsar las plantas productivas vascas.

- La gran apuesta vasca para las baterías, Basquevolt, parece haberse quedado descolgada de las propuestas de los grandes fabricantes.

- No me corresponde a mí hablar de eso.