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El grupo belga VGP, especializado en la promoción, alquiler y venta de parques logísticos, ha presentado la mejor oferta en el proceso de liquidación del antiguo astillero La Naval de Sestao. La compañía, cotizada en las bolsas de Bélgica y la República Checa y con ... cuartel general en Bruselas, ha ofrecido 36 millones de euros para hacerse con la propiedad de los 300.000 metros cuadrados de terreno del astillero vizcaíno.
El portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, ha reconocido que al Ejecutivo vasco le hubiese “gustado más” una oferta que garantizarse la actividad industrial en estos terrenos, pero también ha reconocido que en “esta fase del proceso sólo se tiene en cuenta la oferta superior”. El Departamento de Desarrollo Económico que lidera la consejera Arantxa Tapia, ha reconocido el portavoz, “ha mantenido informado al Gobierno de forma permanente sobre la evolución” de este procedimiento concursal.
No gusta demasiado pero hay que admitirlo. Este es, en pocas palabras, el sentimiento expresado por el portavoz del Ejecutivo de Vitoria. Así las cosas, Zupiria ha dado la “bienvenida a los inversores” y ha mostrado su deseo de que en esa zona “se siga desarrollando una actividad económica y se genere empleo”.
Por otra parte, el Foro Marítimo Vasco, la asociación que agrupa a las empresas vinculadas con el sector naval ha mostrado su “indignación por la adjudicación” al grupo VGP, lo que modificará el destino del antiguo astillero. La ausencia de empresas navales vascas interesadas en continuar con la construcción de buques en el astillero de Sestao, sin embargo, está en el origen del nuevo destino de los terrenos.
Por su parte, el secretario general de UGT, Raúl Arza, también ha señalado que su organización apostaba por mantener la actividad industria ligada a la construcción naval y ha “exigido a las administraciones públicas” que actúen para que ello pueda ser así. Arza ha aclarado que la construcción naval es compatible en esas instalaciones con las actividades logísticas y que se debería hacer un esfuerzo para mantener ese lazo con la tradición del astillero.
En esta fase del procedimiento de venta de las instalaciones que hasta finales de 2017 se dedicaron a la construcción de buques, el precio ofertado es el único elemento a tener en cuenta. La fase anterior, su venta como unidad de negocio, despertó el interés de algunos grupos de construcción naval, pero un recurso judicial presentado por los sindicatos ELA, CAT y CC OO, desbarató cualquier opción. Ningún inversor se atrevió a hacer ofertas con la inseguridad jurídica que ello creaba -los sindicatos pedían que se anulase el ERE que instrumentó el despido de los 170 trabajadores de la empresa- y el juzgado de lo mercantil pasó al procedimiento de liquidación actual, gestionado por el administrador concursal Carlos Palomino, de la firma PKF Attest. Una venta por 'piezas', que ha dividido el astillero en 21 lotes que han recibido más de un centenar de ofertas.
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El lote estrella en el que se había dividido La Naval era precisamente el que contaba con los 300.000 metros cuadrados de terreno, las naves, oficinas y maquinaria pesada. Aunque el grupo VGP mantiene por el momento un silencio total en torno a su proyecto, una imagen colgada ayer mismo en su página web despeja bastantes dudas. En ella se puede ver una recreación básica del proyecto que han ideado para esta inversión, un parque con cuatro grandes pabellones. La línea de atraque, de algo más de un kilómetro de longitud, aparece urbanizada y con viales. Un claro mensaje de que no piensan recuperar la más mínima actividad ligada a la construcción naval, tampoco a las reparaciones de barcos y que incluso no harán uso de la posibilidad de utilizar los muelles como puntos de carga y descarga. No hay grúas en la imagen. De la mano del incremento del 'e-commerce', el grupo VGP alardea de su «cuidadoso y exhaustivo proceso de selección para nuestra cartera de terrenos. Estamos en una posición única para dar servicio a nuestros clientes que buscan una ubicación en las inmediaciones de las principales ciudades europeas con acceso directo a las principales vías de tráfico, ofreciendo un fácil acceso al público, así como una operación sin interrupciones», señalan en su página web.
Este lote principal ha recibido una decena de ofertas, buena parte de ellas ligadas precisamente a las actividades logísticas. Los responsables del grupo VGP justifican en una de sus publicaciones el crecimiento exponencial de este negocio como consecuencia de la meteórica evolución del comercio electrónico. La mala noticia es que la logística, aunque genera empleo, es básicamente almacenaje y distribución. Dicho de otra forma, empleos de baja cualificación y también de salarios rayanos con el mileurismo. Dentro de las ofertas había propuestas industriales, incluso algunas ligadas a la construcción naval -como es el caso de la abanderada por Marina Meridional y ACS-, aunque sus ofertas económicas han sido inferiores. Los 36 millones -la cifra total de los 21 lotes se situará cerca de 37 millones- se destinarán a resarcir parcialmente a los acreedores del astillero. La compañía dejó deudas por valor de 120 millones de euros a más de 400 empresas en el momento de paralizar su actividad y solicitar el procedimiento concursal.
VGP se ha movido con discreción en este proceso de liquidación de La Naval. Incluso, para presentar la oferta ha utilizado una sociedad instrumental, Urlau Proyectos y Servicios S. L., propiedad del abogado bilbaíno José Luis Barrenechea Ucín. La sociedad figura inscrita en el Registro Mercantil con un capital social de 3.000 euros -mínimo legal exigido para este tipo de mercantiles- y previsiblemente se transformará para dar cobertura al nuevo proyecto de la multinacional.
La compra de La Naval de Sestao, pendiente aún de la ratificación por parte de la titular del juzgado número 2 de lo mercantil de Bilbao, no es la única apuesta de VGP en España. En la actualidad la firma belga ya tiene parques logísticos en Fuenlabrada, San Fernando de Henares, Cheste, Dos Hermanas y Zaragoza.
A pesar de que es una empresa relativamente joven -nació en 1998- y de orígenes modestos -la iniciativa de un grupo familiar en la República Checa-, VGP se ha convertido en un auténtico gigante de la logística en Europa, con presencia en 12 países. El pasado año obtuvo un beneficio neto de 370 millones de euros y tiene una triple fuente de ingresos. De un lado, el alquiler de pabellones para actividades logísticas e industriales. En estos momentos tiene consolidados ingresos anuales por un importe de 185 millones. De otro, la venta de algunas de sus promociones, fuente de la que el pasado año obtuvo unas plusvalías de 366 millones. Por último, saca provecho a los tejados de los pabellones con la instalación de plantas de generación eléctrica solar. Una diversificación de negocio que le ha llevado a tener en estos momentos, entre instalaciones en funcionamiento y otras en fase de construcción, una capacidad de generación de 95 megavatios.
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