Trabajadores de Mercedes salen de la planta de Vitoria, que este año cuenta con una cartera de pedidos que puede ser de récord. jesús andrade

La gran empresa vasca firma un buen inicio de año, mientras la inflación ahoga a las pymes

El incremento de costes y la dificultad de subir precios dibujan una actividad sin rentabilidad en las pequeñas empresas

Domingo, 8 de mayo 2022, 01:21

El primer trimestre del año ha visto cómo la mayoría de las grandes empresas con sede en Euskadi han presentado unos buenos resultados. Salvo excepciones como la de Siemens Gamesa, con unas pérdidas cercanas a los 800 millones en seis meses, otras han logrado subirse ... al ritmo de la recuperación con el que empezó 2022 hasta la invasión de Ucrania.

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Determinados sectores, como el energético, el financiero, el de la alimentación o el tecnológico, navegan con viento a favor. Así, el BBVA anunció que hasta marzo su beneficio creció un 36,4%, en la misma línea que Kutxabank, con un incremento del 21%. El gigante eléctrico, Iberdrola, ganó mas de 1.000 millones, con un leve crecimiento del 3%. Otras marcas, como Eroski, han presentado esta semana los mejores resultados en cuanto a beneficio se refiere de los últimos 14 años. Y tecnológicas como Ibermática han comenzado bien este 2022, tras un ejercicio récord con un aumento de las ganancias del 54,8%, hasta los 11,3 millones.

En su contexto

90%de las empresas vascas no cuentan con más de diez trabajadores, evidenciando la realidad de una economía apoyada principalmente en pymes.

20%de las personas con trabajo en el País Vasco están ocupadas en la industria. Solo por detrás de la Administración pública, que sigue siendo el primer empleador con el 23%.

Doble velocidad

No obstante, son cifras que deben convivir con los sonidos de guerra que llegan desde el Este y con datos alarmantes como unos precios que han rozado el 10% en su subida. Pero los beneficios y el reparto de dividendos de algunos casos pueden tapar realidades más cotidianas del tejido económico vasco. Y es que podría hablarse de un fenómeno de doble velocidad con el que las empresas vascas afrontan esta tesitura; y asienta la máxima de que, además del sector de actividad, el factor del tamaño sigue siendo trascendental para afrontar estas adversidades.

Según explica Joseba Madariaga, responsable de Estudios Económicos de Laboral Kutxa, «se ha dado un cambio de perspectiva desconocido en solo cuatro meses» provocado por el conflicto bélico, cuya duración «resultará determinante» para conocer la persistencia de una tensión sobre las empresas que «los analistas siguen coincidiendo en considerar coyuntural».

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La mayoría de empresas trabajan en el sector industrial como proveedores de otros fabricantes. Destaca el metal, con unos 100.000 trabajadores.

En peso de la industria manufacturera

El problema es precisamente la duración: cuanto más se prolongue la guerra, más decisiva será la capacidad financiera normalmente asociada a las grandes compañías. Las pequeñas y aquellas que no pueden repercutir directamente la subida de costes en el precio de sus productos, «lo pasarán mal».

Según datos de Confebask, más del 90% de las empresas vascas tienen no más de diez empleados y la mayoría pertenecen al sector industrial manufacturero. Es decir, elaboran productos destinados a otros fabricantes y no al mercado final, y por tanto sufren el incremento de las materias primas y la energía, pero también la tensión de grandes compradores que no admiten fácilmente subidas de precios.

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Una doble tenaza que señala el director de la Federación Vizcaína de Empresas del Metal, Adolfo Rey. El dirigente de la entidad integrada en la patronal de Bizkaia explica que estas empresas cada vez «están más acorraladas», ya que no tienen capacidad de negociación. «No pueden discutir a los grandes fabricantes el precio al que venden sus productos» y «tampoco negociar con las eléctricas». Los logotipos y enseñas de estas pymes pocas veces llegan a los titulares, pero conforman el suelo económico vasco.

Costes eléctricos

Según explica el representante de las empresas del metal, son problemas que se agravan cuando se trata de actividades de gran consumo de energía, como las fundiciones. Y es que ese es otro de los elementos que marcan la diferencia de ritmos, que también afecta a las grandes compañías. Así, en estos meses, importantes firmas como Sidenor han llegado a parar su producción para evitar pérdidas. Esta convivencia de demanda y subida de costes genera situaciones como la de Vidrala, que ha registrado un trimestre récord en cuanto a ventas pero el encarecimiento de la energía ha reducido sus beneficios un 97%.

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Las empresas ligadas al sector energético viven, en cambio, un momento de empuje. Es el caso de Iberdrola, que, a pesar de cierta incertidumbre regulatoria, atraviesa una expansión inversora. Otros fabricantes para ese sector, como puede ser Tubacex, ven cómo la demanda de gas en determinados puntos del planeta aumenta su cartera de pedidos hasta los 500 millones y les permite volver a la senda del beneficio.

El 32% de las compañías de Euskadi en 2021 tenía cinco años o menos de existencia. El porcentaje se reduce al 15% para dos o menos años.

Empresas de reciente creación

Siemens Gamesa es una de las excepciones. El fabricante de aerogeneradores acumula unas pérdidas de en torno a 2.300 millones en poco más de dos años. Y es que ha afrontado incrementos de hasta un 70% en el coste de sus materias primas para fabricar grandes pedidos comprometidos a precios mucho más ajustados.

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La automoción, en cambio, está capeando mejor esa situación. Así, Mercedes, a pesar de la falta de chips, cuenta con una cartera de pedidos que puede ser récord en su fábrica vasca con casi 160.000 furgonetas este año. Michelin se apoya también en la ventaja de no sufrir por el paso al coche eléctrico, ya que este también necesita sus neumáticos.

El pacto de rentas

La única salida para evitar el impacto de la inflación en un escenario de subida de precios consolidado es el «pacto de rentas», defiende Joseba Madariaga. El analista de la Universidad de Deusto y economista de Laboral Kutxa defiende el traslado de este acuerdo en las subidas salariales también a las relaciones entre empresas proveedoras con los fabricantes, como un refugio para que todos los agentes aguanten la tesitura más allá de su tamaño, junto al apoyo de la Administración, que ahora cuenta con liquidez.

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