![Graduados a pie de obra](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/04/07/eco-graduados-obra-kUMD-U2102025001145GpC-1200x740@El%20Correo.jpg)
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Sergio Llamas
Domingo, 7 de abril 2024, 00:56
La experiencia es un grado, pero carece de un título que colgar en la pared y no siempre es fácil avalarla en un currículum. El Procedimiento de Evaluación y Acreditación de las Competencias Profesionales (PEAC) se creó para reconocer los conocimientos adquiridos durante la carrera ... laboral, una forma de transformar los aprendizajes obtenidos 'a pie de obra' a través de un examen adaptado a los alumnos que necesitan obtener un certificado oficial.
La Confederación Empresarial de Bizkaia (Cebek) trabaja para divulgar esta salida que beneficia tanto a los trabajadores, que agilizan su camino a la obtención de un título reconocido, como para las empresas, que pueden acreditar las competencias de aquellos empleados que se han ganado durante años su confianza y optar a contrataciones que exigen titulaciones modernas. «El PEAC permite a los profesionales obtener un título oficial ya sea de forma directa o a través de las unidades de competencia que funcionan como una moneda de cambio para convalidarlos», detalla la técnico de formación profesional de Cebek, Begoña Pereda.
El PEAC recoge hasta 26 familias profesionales de las que 23 se ofertan en Euskadi. Entre ellas se incluyen áreas tan demandadas como la de actividades físicas y deportivas, administración y gestión, la agraria, la fabricación mecánica, química o sanidad. En el Cebek ofrecen un servicio de asesoramiento que persigue tanto divulgar el programa, como resolver las dudas de los departamentos de recursos humanos y actuar de enlace entre la empresa y el órgano técnico. También quieren orientar a los trabajadores sobre los centros de Formación Profesional más adecuados a sus perfiles, en los que emprender el camino para obtener la titulación o llegar a complementarla.
El procedimiento se inicia con un repaso del currículum y la recopilación de cualquier documento que pueda avalarse. También hay una fase de evaluación en la que mediante preguntas o demostraciones se pueden contrastar las competencias acreditadas. Los participantes reciben un informe en el que se les informa de los resultados y, si no se consigue acreditar alguna competencia, con qué unidades formativas podría obtenerlas. La inscripción en el proceso es gratuita y las capacidades acreditadas son válidas para toda España.
«El objetivo es mejorar la cualificación de los trabajadores que han ido desarrollando su carrera profesional y cuyo aprendizaje ha sido a través de experiencia pura y dura», reivindica Pereda. La cualificación aporta a los trabajadores tanto el reconocimiento como una forma de superar las acreditaciones requeridas para acceder a un puesto. Las empresas que acompañan a sus trabajadores a obtener estos certificados se ven recompensadas al justificar el reconocimiento de los mismos, de cara a superar algunos escollos legislativos cuando se exigen títulos concretos para optar a un contrato. Lo mismo cuando se les marca un plazo para lograr una plantilla con acreditaciones.
Aunque el programa no es nuevo, ahora el Cebek viene dando pasos para impulsar sus beneficios y acompañarlos en las primeras fases poniendo en valor a sectores como el del metal o la fabricación metálica y la soldadura. También aparecen habitualmente trabajadores de administración y gestión o personas que abandonaron los estudios de jóvenes para empezar a trabajar, y que ahora se ven aptos para hacerse con un título superior. Lo mismo ocurre con quienes se formaron en ramas concretas, como la informática, pero a quienes su trabajo ha dirigido a otros derroteros, como los recursos humanos. «Su trabajo les ha marcado una evolución en la que han ido asumiendo una serie de tareas que les pueden acreditar nuevas competencias», puntualizan en el Cebek.
Además de la experiencia profesional, la vía del PEAC también reconoce otros caminos como la 'formación no formal'. En ella se incluyen todos aquellos cursillos no regladas, siempre que se hayan desarrollado en los últimos diez años y alcancen las 300 horas. Entre los documentos a presentar se pide tanto la vida laboral como el DNI, el empadronamiento o el certificado de la empresa donde se describan sus funciones y tareas. Un agente colaborador del Cebek acompaña a los solicitantes para que puedan desarrollar una entrevista en un centro de FP para aportar la documentación y explicar su caso a un evaluador. «Cada título tiene su idiosincracia y necesita diferentes unidades de competencia», detallan en el Cebek.
Lanzado al mercado cuando era habitual dejar de estudiar para trabajar, su perfil ahora es demandado
Luis Calle tiene 51 años y comenzó a trabajar en la construcción hace tres décadas. «Empecé de peón quitando escombros y aprendí desde ahí cuando me daban la oportunidad. Nos daban cursos de seguridad, trabajos en altura, maquinaria...», detalla ya convertido en encargado de obra.
Lleva siete años en la empresa Zamakoa, que le animó a obtener las acreditaciones a través del PEAC. Desarrolla trabajos de mantenimiento para el Consorcio de Aguas y pese a su nuevo título no tiene intención de pasearlo. «No solemos cambiar de empresa, sobre todo si te tratan bien, aunque hoy no es fácil encontrar gente cualificada», medita.
Calle recuerda que antes lo habitual era dejar de estudiar para lanzarse a la obra. «Llegabas de peón e ibas subiendo. Así ha sido toda la vida. Ahora la gente no va a las obras sino que empieza a estudiar. Este es un trabajo duro y muchos no quieren eso. Prefieren tener nivel de vida», plantea, por lo que también muestra sus dudas sobre qué pasará en el sector cuando se jubile el personal actual. «Habrá que ver quién va a tirar del carro», deja caer.
Calle ha tenido a su cargo a jóvenes que llegaban titulados pero que en algunos casos no habían ejercido. «No puedes ver cómo se van a ver 'en la brecha'. En el tajo es donde se sabe quién es currela. No hay engaños posibles», asegura.
Después de que Zamakoa le planteara la opción de obtener las acreditaciones acudió «nervioso» al examen. «No sabía cómo me iban a valorar ni qué preguntas me podían hacer. Fue un cuestionario amplio y estuve con un evaluador que me lanzó un montón de preguntas sobre encofrados, enchapados, cubierta...». Allí le explicaron que había diferentes soluciones en caso de «no dar la talla» en algún aspecto, como por ejemplo en mampostería, a través de un curso. No fue su caso. «El proceso fue perfecto y me dieron el apto en todo», celebra por poder seguir ejerciendo de lo suyo, con 'todos los parabienes', tras más de 30 años.
Su evolución ha ido desde sus inicios con aguja y hilo hasta levantar su propia empresa de moda
La carrera de Edurne Santamaría empezó entre alfileres y máquinas de coser y ha evolucionado hasta los ordenadores y las simulaciones de tejidos. Su labor siempre ha ido dirigida al desarrollo de la moda. Ahora lo hace en su propia empresa, 'Bivac Mountain Sport', donde la aúna con su otra pasión: el monte y el deporte. «Gracias a Cebek me animé a alcanzar los títulos, pero para mí ésta es una carrera en la que ya he estado reseteándome. Hay que actualizarse siempre, avanzando semana a semana», asegura.
Su salto a directora creativa también le ha venido por su afición a la investigación. Esta búsqueda de caminos la ha dirigido a impartir formaciones sobre el desarrollo de materiales, para lo que ha querido acreditar sus tres décadas de trabajo en la materia. «No es un proceso fácil. Es como si eres un escritor de fábulas y quieres lanzarte a la novela negra. Tienes las bases, pero debes operar de otra manera», ejemplifica.
También el paso de los años ha cambiado su manera de proceder, desde cuando todo era manual al desarrollo industrial por ordenador. Esto ocurre especialmente en el ámbito del deporte, donde se desarrolla mucha labor de investigación. «Antes el patronaje se hacía todo de forma manual. Ahora ha evolucionado a puntos insospechados. Encima en montaña hay materiales y prendas donde se desarrollan productos que se convierten en herramientas de supervivencia, a miles de metros de altura», subraya.
Para sus acreditaciones, además de su carrera ha pesado su formación constante. «Todos los años de mi vida hago cursos, que ayudan mucho. Ahora acabo de hacer uno a través de Cebek para desarrollar campañas y mejorar la imagen corporativa», explica.
Los esfuerzos por convertir su experiencia en títulos «no es para tener nada colgado en mi despacho». Ella se enfrentó a un largo examen con el que acreditar su trayectoria, que comenzó como ayudante de una diseñadora de moda y que le hizo cambiar de ciudad para evolucionar como directora de producto. «A mis clientes no les influye, pero a la hora de dar cursos sí que puede complementar que tengas una formación reglada. Puede llegar a ser algo necesario», resume.
Al sacar su título en Senegal se ha visto obligado a demostrar sus competencias al llegar a cada trabajo
Mame Cheickh Ahmadou Bamba Tall -Ahmadou Tall, como le suelen llamar- sacó su bachillerato y pasó por la Universidad en Senegal antes de sacarse en Dakar su título de Formación Profesional como técnico en soldadura y calderería. Ejerció en Senegal, Estocolmo y Suecia antes de pasar por Barcelona y asentarse en Euskadi. Desde entonces ha pasado ocho años como autónomo para diferentes compañías. «He trabajado en un montón de empresas de calderería pero cada vez que llegaba alguien nuevo tenía que demostrarle mi conocimiento con un montón de pruebas», explica Tall.
Su formación ha sido constante, renovándose con cursos de Lanbide en calderería y soldadura, y sin poner pegas cuando tiene que desplazarse para realizar proyectos de empresas españolas en Francia o la República Checa, «en jornadas de casi 11 horas diarias».
Pese a su abultado currículum, acceder a un puesto le sigue resultando difícil. «No siempre es fácil que confíen en tus títulos cuando vienes de fuera. Siempre me miran el currículum y me piden que interprete planos para ver cómo puedo montar las piezas», destaca Tall, que acredita conocimientos en el arco eléctrico, soldadura semiautomática y TIG. A veces, pese a demostrar que domina las técnicas, sospecha que se aprovechan de su falta de acreditaciones reguladas en España para ofrecerle sueldos inferiores. «Hay muchas empresas denunciando que faltan profesionales, pero yo conozco a un montón de gente que sabe trabajar y a los que ofrecen sueldos que no valen la pena», alerta.
Tall se examinó en un centro de FP de Barakaldo donde obtuvo el certificado de profesionalidad para calderería y tubería industrial. Sólo reflejó un fallo en la tubería industrial. «Sé que la domino así que podría hacer ese curso», afirma. Sin embargo, él sospecha que la sociedad tiene otra asignatura pendiente. «La inmigración no es fácil para quienes venimos de países que no hablan castellano. Hay discriminación en el trabajo y una falta de reconocimiento de profesionalidad a los extranjeros, aunque muchos hemos venido preparados desde nuestros países. No nos pagan lo que merecemos», incide.
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