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La afluencia de dinero en las arcas públicas alcanzó tal intensidad el pasado año que el Gobierno vasco pudo aplicar un recorte extremo a sus necesidades de endeudamiento. En los Presupuestos aprobados por el Parlamento de Vitoria para 2022 se había contemplado una emisión total ... de deuda de 1.497 millones de euros, pero solo se lanzaron bonos por un importe de 497. El exceso de liquidez que ha generado el crecimiento de los impuestos ha permitido a la Administración vasca ahorrarse 1.000 millones de euros en deuda. Aunque los datos concretos de liquidación de las cuentas públicas de 2022 no se conocerán probablemente hasta el próximo mayo, ya es evidente que el año terminó con superávit. Esto es, con más ingresos que gastos. Incluso, finalizó el año con una reducción de deuda viva, tras haber amortizado 787 millones de emisiones realizadas en el pasado.
La evolución de los ingresos por impuestos fue espectacular el pasado ejercicio, con un claro impulso del IRPF por el buen tono del empleo, pero con un aliado coyuntural en el Impuesto sobre el Valor Añadido. La inflación, en el corto plazo, siempre juega a favor de Hacienda porque el aumento de precios también se traduce en una escalada de un tributo que es proporcional. A precios más elevados, impuesto más alto.
A finales de noviembre –el último mes del que se conocen datos sobre la evolución de los ingresos– la recaudación tributaria de las diputaciones forales alcanzaba la cifra de 15.779 millones. Supone un 9,3% más que en los once primeros meses de 2021 y en términos absolutos 1.343 millones de euros más. Para el Gobierno vasco, que en el sistema de financiación institucional de Euskadi recibe el 70% de lo que se recauda por impuestos, supone poder contar con 940 millones más que un año antes.
Aunque esa tasa de crecimiento de los impuestos ha podido moderarse algo en el último mes del año –influye mucho la estrategia que siga cada Ejecutivo foral en la devolución de las liquidaciones negativas de algunos tributos, como el IVA, Sociedades e IRPF–, ya se da como seguro que además de ser un año récord se han superado con creces todas las previsiones del Gobierno. El Presupuesto de la Administración vasca para 2022 se hizo con una estimación de crecimiento de ingresos fiscales del 4,6%. Una tasa que se ha desbordado por el efecto combinado del crecimiento de la economía –el PIB aumentó el 4,3%– junto a una inflación del 5,7%.
Por otra parte, el Ejecutivo vasco autorizó este martes al departamento de Economía y Hacienda a desplegar la estrategia de endeudamiento prevista para 2023. De momento, el gabinete ha copiado de forma literal las previsiones presupuestarias, que contemplan emisiones este año por un importe máximo total de 1.197 millones de euros. De esa cantidad, 778 se destinarían a amortizar emisiones del pasado y 419 a cubrir el déficit que puede generarse a lo largo del ejercicio. La evolución de los impuestos, que se intuye más moderada por la desaceleración de la economía, determinará si el Gobierno usa toda esa capacidad o solo una parte.
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