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Ahorrar dinero para poder hacer frente a imprevistos, disfrutar de una jubilación más desahogada, o simplemente darse algún capricho que otro, es algo que pocos españoles pueden hacer. Según datos que manejan los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), tan sólo cuatro millones de ciudadanos ... del país pueden llenar algo su hucha a fin de mes. Porque, destaca el sindicato, el 86,6% de los españoles que obtienen rentas ingresan menos de 30.000 euros al año, de modo que «resulta prácticamente imposible destinar parte de ellas a algún producto de ahorro o inversión». El ingreso bruto medio de los trabajadores españoles es de 22.381 euros al año. Una vez restada a esa cantidad las cotizaciones a la Seguridad Social y las retenciones, apenas quedan 16.000 euros anuales de renta disponible, que en su práctica totalidad se destinan al consumo.
Las estadísticas destapan además otra preocupante realidad: de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), los miembros de los hogares españoles sumaron (con datos de 2015) unos ingresos medios anuales de 26.730 euros. Y el gasto medio por hogar en términos corrientes se situó en 27.420 euros. Así que hay una gran cantidad de ellos donde salen casi 1.000 euros más de los que entran, lo que les obliga a endeudarse con demasiada frecuencia.
Ante la dificultad de aumentar los ingresos -dada la precariedad del mercado laboral- , el ajuste del gasto se presume como la vía más directa para equilibrar las finanzas familiares. Y entre las medidas destinadas a contener esa partida, destaca la reducción de la factura energética del hogar. Casi un 60% de los españoles se ha propuesto ahorrar en electricidad y gas para rebajar sus gastos, según datos del Estudio Global de Confianza de los Consumidores de Nielsen dados a conocer con motivo del Día Mundial del Ahorro, celebrado esta semana.
Reducir el gasto relacionado con el ocio es también un recurso que emplea la mitad de los españoles, aunque sólo el 19% de ellos está dispuesto mantener esa disciplina cuando la situación económica mejora. Sin embargo, el 44% de los encuestados asegura que seguirá mirando con lupa las facturas de luz y gas aunque las finanzas familiares se recuperen algo.
Según el estudio, la actitud de los hogares respecto a su presupuesto doméstico está influido por el empleo y la renta. La la preocupación principal de los españoles -así lo manifiesta uno de cada tres- es la estabilidad en el trabajo. Sin embargo, a medida que el desempleo decrece y se aprecian mejoras en la economía, la confianza para consumir crece de forma exponencial: en el primer semestre de 2017 el índice Nielsen cerró en 91 puntos, 5 más que al término de 2016.
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