
Maria Margarete Grosse, embajadora de la República Federal de Alemania en España
«El futuro debe ser renovable, no es una cuestión de ideología sino de negocio»Secciones
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Maria Margarete Grosse, embajadora de la República Federal de Alemania en España
«El futuro debe ser renovable, no es una cuestión de ideología sino de negocio»Visitar Euskadi era una tarea pendiente para Maria Margarete Gosse, que en agosto del año pasado se convirtió en la primera mujer al frente de la Embajada de la República Federal de Alemania en España. Así que ayer agradeció la oportunidad que le brindaba la invitación de EL CORREO y Petronor para participar en el tercer encuentro del foro 'Objetivo Actualidad', celebrado en el Palacio Euskalduna. Su intervención versaba sobre 'La transición energética, clave para una Unión Europea segura y fuerte', un asunto que cobra especial relevancia cuando se cumple un año de la invasión de Ucrania, que ha puesto en evidencia la excesiva dependencia del gas ruso de países como Alemania, con un peso del 60% en el suministro. La embajadora defendió la rapidez con la que se ha reaccionado para cortar esta vinculación, a la vez que incidió en que el futuro debe ser renovable por razones medioambientales, de seguridad de aprovisionamiento y de rentabilidad. «Ya no es una cuestión de ideología sino de negocio», afirmó.
En este contexto, Gosse destacó las oportunidades de colaboración que se abren entre empresas vascas y alemanas en materias como el hidrógeno verde, una fuente renovable llamada a ser la gran alternativa de futuro, liderada en Euskadi por grupos como Petronor. A preguntas de Adolfo Lorente, jefe de Política y Economía del diario que moderó el coloquio, la embajadora admitió que Alemania había tenido que hacer «autocrítica» por su fuerte dependencia de Rusia. «Al día siguiente de la invasión se dio un giro de 180 grados en la actitud con ese país», apuntó.
La diplomática reivindicó la velocidad con que se había respondido. «Yo misma me he quedado gratamente sorprendida. Nadie pensó que fuéramos capaces de dejar de depender tan rápido del gas y el carbón ruso», señaló. Recordó que Alemania no tenía infraestructuras para recibir gas natural licuado en barco y construyó en tiempo récord su primera terminal de GNL en Wilhelmshaven. Y sus planes pasan por levantar otras cinco plantas, un desafío para el cuenta con la ingeniería vasca Sener, según mencionó, a la vez que aludió a los parques eólicos que está construyendo Iberdrola en el país.
Aparte de dotarse de medios para poder diversificar sus fuentes de gas, la economía germana ha tomado otras medidas como reactivar centrales de carbón y alargar la vida de tres nucleares, unas decisiones polémicas y difíciles para un Gobierno de coalición en el que participan los 'verdes'. «Nuestros objetivos no han cambiado, pero la crisis ha requerido de flexibilidad. Llegaremos a las metas, pero con algo de retraso», admitió.
Insistió, no obstante, en que la UE ha cosechado un gran éxito en su respuesta al «chantaje» de Putin. «El precio del gas ha bajado. No hemos tenido el invierno frío que se temía. No se han vaciado los almacenes», aseveró. En la misma línea, apuntó que se ha evitado la amenaza de recesión, por mucho que Alemania llegue a encadenar ahora dos trimestres consecutivos de contracción económica. «La previsión de crecimiento se ha corregido al alza y tenemos un récord de empleo», destacó.
A la vez, ensalzó los pasos que está dando la UE para alcanzar su autonomía energética y se explayó con el potencial que tiene España con el hidrógeno obtenido a partir de renovables. «En Alemania no tenemos espacio para plantas solares y eólicas, pero aquí sí. Se podría producir en España y llevarlo a Alemania», explicó, «una visión que difiere con la de Francia, que apuesta por producir el hidrógeno donde se va a consumir». De ahí deriva el apoyo del Gobierno de Scholz al proyecto H2Med, el hidroducto que unirá Barcelona y Marsella. «De esta crisis vamos a salir más fuertes al reforzar la unidad, la solidaridad y la soberanía en la energía», aseveró.
Así como Maria Margerete Gosse se muestra optimista respecto a la gestión que está haciendo Europa de los efectos de la guerra, no oculta un gran pesimismo en relación a la posibilidad de que termine en breve. «Me temo que va a ser larga. Putin ha dejado claro en su último discurso que no va a renunciar a sus objetivos», advirtió en su intervención. Su tono se tornó especialmente duro al referirse al presidente de Rusia y no dudó en calificar la invasión de «agresión imperialista».
En su opinión, a Ucrania no le queda más remedio que seguir defendiéndose. «Si deja de luchar, no va a haber Ucrania», alertó. Por eso defendió que Europa debe seguir apoyando al país liderado por Volodímir Zelenski «'as long as it takes' –todo el tiempo que sea necesario–, tal como dijo Biden en su visita a Kiev».
Preguntada sobre la posibilidad de llegar a una solución negociada, la embajadora se mostró muy escéptica por la posición de Rusia. «Todo el mundo quiere acabar la guerra. Pero, ¿qué vamos a negociar? Putin establece como condición que se le conceda aquello por lo que inició la invasión. Eso no es una base para la negociación. Se necesita voluntad por las dos partes», explicó.
Ante estas negras perspectivas, Gosse insistió en la necesidad de que Europa se mantenga unida en el apoyo a Ucrania con el envío de armas y todo lo necesario. «Leí en un periódico italiano que los ciudadanos de ese país estaban cansados de la guerra. No entiendo como un italiano o cualquier europeo puede estar cansado de una guerra que sufren los ucranianos», afirmó con cierta indignación. Previamente había hecho referencia a los datos de víctimas mortales en la guerra y a la incertidumbre que sufren los más de 12 millones de desplazados y refugiados que ha provocado. «Ese número equivale a la población de Austria», recordó.
La diplomática alertó de que la invasión de Ucrania se convierta en un «conflicto congelado», si no se llega a una paz profunda. «Es lo que acostumbra a hacer Rusia cuando no consigue sus objetivos con una acción rápida. En Ucrania no tiene poder de avanzar y espera a que sus fuerzas se agoten o a que Occidente pierda el interés».
Recordó, en este sentido, que los acuerdos que se alcanzaron tras la invasión de Crimea por parte de Rusia en 2014 no han servido para evitar una guerra. «Se hicieron grandes esfuerzos diplomáticos entonces, pero faltaba la voluntad de Rusia», apuntó. Por eso defendió la necesidad de mantener el pulso con Moscú. «Ya lo dijo el canciller Scholz cuando habló del 'zeitenwende'. La invasión supone un punto de inflexión en la relación con Rusia».
Como buena diplomática, Gosse eludió mojarse en las preguntas relacionadas con la política nacional española, como las diferencias sobre el envío de armas dentro del Gobierno de PSOE y Podemos. «Mi único consejo para que funcione una coalición es que se negocien primero unas bases y luego se revise su cumplimiento».
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