«La fundición destinada a la industria eólica ha caído por Siemens Gamesa»

- El ejercicio toca a su fin, ¿cuál es el balance del sector de fundición?

- Hemos registrado un incremento moderado en toneladas de producción. En concreto, el 1,4% hasta alcanzar el millón de toneladas fundidas, de las que 400.000 corresponden a Euskadi. En torno a un 60% de esa producción se destina a la automoción, que es el cliente de mayor peso. Después vienen sectores como la energía eólica, el ferrocarril, petróleo y gas...

- ¿Qué diferencias se han registrado en esos sectores a los que suministran piezas?

- La evolución ha sido muy desigual. La automoción ha aguantado bien este año. Es verdad que mejor en las piezas seriadas que en otros segmentos, como el de los troqueles para nuevos modelos, donde pesa la incertidumbre sobre la electrificación. Pero el saldo es positivo con un incremento del 5%. Muy diferente es el balance de la fundición para la industria eólica, que ha descendido casi un 10%, en gran medida por los problemas de Siemens Gamesa. Este área está atravesando un momento delicado.

- ¿Qué parte de la producción se exporta y cómo ha afectado la ralentización de países como Alemania?

- La fundición viaja mal por el coste del transporte. Aun así, se exporta entre un 65% y 70% de la producción, principalmente a Francia y Alemania. Eso quiere decir que estamos compitiendo codo con codo con fundiciones alemanas o francesas.

- La fundición sufrió muchísimo cuando se desbocaron los costes energéticos en 2022. ¿Se ha normalizado la situación con su caída?

- Nos afectó la escalada de los costes energéticos y también de las materias primas. La chatarra y el lingote se dispararon en 2021 y 2022 porque Rusia y Ucrania son suministradores importantes. Después han bajado, pero no tanto como subieron. Con la energía pasa lo mismo, no se ha vuelto a los niveles que había antes. El precio de la electricidad ronda este año los 90 euros el MWh, muy lejos del pico de más de 300 que llegó a alcanzar en el verano de 2022, pero por encima de los 46 euros de media que registró en el periodo de 2016 a 2020. En el gas más de lo mismo. Cotiza cerca de los 40 euros, una cifra que casi dobla la que teníamos hace unos pocos años.

- Entonces, ¿siguen siendo los costes energéticos un problema?

- Es obvio que la situación ha mejorado mucho. En plena crisis hicimos una encuesta entre las empresas sobre cómo valoraban el impacto de los costes energéticos y un 49% la calificaba de muy grave y un 44% de grave. Ahora el 49% la considera normal y el 47% grave.

- Los gobiernos central y vasco han tomado medidas para aliviar a las empresas. ¿Qué reclamaciones quedarían pendientes? ¿Siguen compitiendo en desventaja con Francia y Alemania?

- Somos un sector electrointensivo, pero no estamos considerados como tal en la mayoría de ayudas. Esa es la reclamación que nos queda pendiente, que se nos reconozca como industria electrointensiva, aunque no lleguemos al consumo de las acerías o las cementeras.

- Los costes laborales han crecido este año. ¿Cómo les ha afectado?

- Ha habido un incremento muy importante de los salarios en los convenios colectivos, muchos de ellos ligados a la inflación, con aumentos de entre el 15% y 20% en solo cuatro años. A ello se suma el alza de las cotizaciones sociales. Y el sector de la fundición tiene poco margen de mejora en productividad. Pero bueno, el de los costes laborales es un problema generalizado en toda la industria.

- ¿Les preocupa el absentismo?

- Estamos muy preocupados por las cifras de absentismo en la industria en general y en la fundición en particular. Es un asunto que sale en todas las reuniones. Se registran muchas bajas por problemas de salud mental como depresión o estrés.

- ¿Qué perspectivas manejan para el ejercicio 2024?

- Después de todo lo que nos ha pasado en los últimos años diría que estamos en situación de estabilidad, aunque en los segmentos de automoción y eólica hay preocupación por al alta incertidumbre.