«Mi fracaso ha sido no recuperar la interlocución con ELA»

- Sea sincero. ¿Tenía ganas de dejar el cargo?

- En este puesto hay poco margen para los deseos. Cuando lo asumes ya sabes que hay un principio y un final. Son cuatro años. Aunque tengo que admitirle que según se estaba acercando el final yo pensaba que cuanto antes... mejor.

- Pero usted ha tenido un mandato dulce, dentro de lo que cabe.

- Puede ser, pero yo vengo de una empresa pequeña en la que siempre es más difícil delegar las funciones. Por eso estos cuatro años me han supuesto un gran esfuerzo para hacer compatible todo. Muchas más horas fuera de casa...

- Su llegada fue complicada. Incluso, la patronal vizcaína se negó a respaldarle. ¿Lo ha olvidado?

- Lo superamos rápido. No fue una situación agradable, porque he sido el único presidente en la historia de Confebask que no fue elegido por unanimidad. Pero eso ya es pasado.

- Seguro que su talante personal ha jugado un papel decisivo. Pero, si tiene que darme una razón clave para justificar la pacificación interna en la organización, ¿cuál sería?

- Creo que todo el mundo ha tenido la voluntad de trabajar. Pero quizá esa clave haya sido involucrar a los tres secretarios generales de las organizaciones territoriales, junto al director de Confebask. Trabajar los temas entre todos y madurar los consensos ha sido decisivo. Y en el talante sólo le puedo decir que he huido de personalismos.

- Dígame algo que se hubiese propuesto y que no haya conseguido en estos cuatro años.

- No hay duda. Mi fracaso ha sido no recuperar la interlocución con ELA. También llegar a acuerdos con ellos. No soy responsable al cien por cien porque es imposible alcanzar algo cuando la otra parte se niega por sistema, pero... Más allá de la primera reunión que tuvimos, no pudimos avanzar más.

- ¿Llegó a ver algún margen para el acercamiento?

- Hay muchas cosas en las que podemos estar en las antípodas unos y otros. Vale. Pero hay otras cosas en las que seguro que podemos trabajar juntos y llegar a acuerdos. Temas de formación o prevención de riesgos, por ejemplo. Y tampoco ha sido posible.

- ¿Cree que es una meta inalcanzable?

- Nunca hay que renunciar a algo. Ya me gustaría que otro sea más hábil que yo y lo consiga.

- Ya me ha dicho lo que le ha salido mal. ¿Y lo que ha salido bien?

- Hay cosas, sí. El acuerdo intersectorial que conseguimos firmar con todos los sindicatos; lanzar la cultura de un nuevo modelo de relaciones laborales en las empresas y, también, conseguir que la organización trabaje junta durante este tiempo. No está mal.

- Dígame algo que le haya hecho perder el sueño en este tiempo...

- Bueno, es que yo en condiciones normales ya duermo muy poco. No tengo un recuerdo que haya sido especialmente negativo. Tengo que admitir que mi presidencia se ha desarrollado en un momento dulce. De un lado, sin terrorismo. De otro, en pleno crecimiento económico. No me puedo quejar.

- ¿Teme un repunte de la conflictividad en el próximo otoño?

- No me extrañaría, porque tanto ELA como LAB se han instalado en la idea del conflicto permanente. Creo que incluso han tomado el convenio del metal de Bizkaia como una especie de referente. Un conflicto ejemplarizante, se puede decir. Tiene esa pinta, porque a cualquier propuesta que hace la organización empresarial la respuesta es un «no» rotundo. Estoy convencido de que hay algo organizado detrás de ese conflicto.

- Los empresarios se mostraron muy críticos con el incremento del salario mínimo decretado por el Gobierno. Las cifras en torno a la evolución del desempleo en los últimos meses, sin embargo, parecen revelar que no ha tenido un efecto negativo.

- En el País Vasco siempre hemos relativizado mucho este tema porque no es tan crítico. El importante componente industrial de nuestra economía y sus salarios más elevados, hacen que esa referencia de sueldo tenga menos trascendencia.

- ¿Y el aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social?

- Eso nos ha afectado mucho más, y precisamente por la misma razón. Somos, junto con Madrid, la comunidad autónoma con salarios más elevados.

- ¿Hay que acostumbrarse a que los fondos de inversión tomen un papel protagonista en las empresas?

- Es inevitable y, además, sin que haya muchas barreras sobre su procedencia. Lo contrario es el proteccionismo de Trump, y eso es muy negativo.

- ¿Le preocupa el desarraigo de las empresas vascas?

- Si ocurre sí, pero estamos en un mercado absolutamente abierto. Sinceramente, creo que hablamos más de las empresas que se venden que de las compras que hacen nuestras compañías fuera. También nos tenemos que acostumbrar a que la compra y la venta de empresas sea algo habitual.