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El presidente de la patronal vizcaína Cebek, Iñaki Garcinuño, llamó la atención ayer sobre el efecto negativo que puede tener en la fase de recuperación una modificación en la estructura tributaria. Lo hizo en el transcurso de una entrevista en la radio pública vasca, al ... señalar que «sería contraproducente plantear una reforma fiscal ahora, en plena crisis». La manifestación se sitúa aparentemente en contra de la propuesta planteada por la organización empresarial vasca Confebask, donde está integrada Cebek, sobre la necesidad de aplicar durante los próximos años un recargo en los impuestos de normativa foral -IRPF, Sociedades y Patrimonio, principalmente-, con el objetivo de financiar el endeudamiento extraordinario en el que va a incurrir el Gobierno vasco por la pandemia.
La propuesta de subida de la presión fiscal realizada por Confebask había generado no pocas discusiones internas, que la organización ha tratado de amortiguar sumiéndose en una fase de silencio para no empeorar las cosas. En el colectivo empresarial, en especial en Bizkaia y Álava, se había mostrado una abierta discrepancia con la iniciativa de Confebask. El argumento, que coincide con la idea trasladada ayer por el presidente de los empresarios vizcaínos, Iñaki Garcinuño, es que un aumento de la presión fiscal puede dañar el consumo, así como la capacidad de autofinanciación de las empresas y la inversión, lo que provocaría una ralentización en la salida de la crisis.
Lo cierto es que la propuesta para animar a las instituciones a aplicar un recargo fiscal fue aprobada en un comité ejecutivo de Confebask y trasladada más tarde al Departamento de Hacienda del Gobierno vasco que encabeza Pedro Azpiazu. En el documento se aludía a la posibilidad de hacer una emisión extraordinaria de deuda pública, suficiente para atender los gastos generados por la pandemia y también para poner en marcha nuevas medidas de apoyo, con el objetivo de reforzar la fase de relanzamiento de la actividad.
Así, se hacía referencia a la posibilidad de copiar el mecanismo de «recargos fiscales» previstos en la legislación vasca y que se utilizó por primera y única vez en la declaración del IRPF de la primavera de 1984. En aquella ocasión, para sufragar la reconstrucción en varios municipios de Euskadi que habían sufrido importantes destrozos como consecuencia de las inundaciones de agosto de 1983. En opinión de Garcinuño, es preferible «dejar que pase la crisis» para hacer un análisis sereno de la reforma fiscal que pueda aplicarse.
El presidente de los empresarios vizcaínos se mostró comprensivo con los errores que se han podido cometer desde los poderes públicos al gestionar la pandemia. «Todo es criticable, pero merece una atenuante». Postura que, de nuevo, dista bastante de la mantenida por Confebask. Su presidente, Eduardo Zubiaurre, lanzó duras acusaciones contra el Gobierno central en el momento en que se paralizó el funcionamiento de las actividades consideradas no esenciales.
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