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Iratxe Bernal
Viernes, 16 de junio 2023, 00:27
La crisis de 2008 mostró a las pequeñas y medianas empresas lo peligroso que es depender de una única fuente de financiación. Casi de un día para otro, los bancos cerraron el grifo del crédito y muchas tuvieron que acudir a fórmulas y mercados inéditos para ellas en busca de los fondos que necesitaban. A veces, y para más 'inri', para lograr así refinanciar su deuda bancaria y evitar el concurso. Acababan de aprender por las malas qué era la llamada financiación alternativa, que engloba soluciones como la emisión de bonos y pagarés o aceptar préstamos directos de fondos de inversión para que las compañías pudieran diversificar sus fuentes de financiación y reducir su dependencia de la banca tradicional. «Financiación hay siempre. Hoy lo que sigue sobrando es precisamente financiación, pero hace falta saber dónde está; quién está dispuesto a aportarla», aseguró tajante José Luis Acea, consejero delegado de Banca March, al más de un centenar de gestores de pymes que acudió ayer al foro 'Financiación alternativa para la empresa y asesoramiento patrimonial para el empresario', organizado en la Sociedad Bilbaína por Banca March junto a EL CORREO.
En una mesa redonda moderada por el corresponsal económico del diario, Manu Alvarez, los asistentes tuvieron la ocasión de conocer de primera mano los casos de éxito de cuatro firmas vascas que ya han recurrido a alguna de estas fórmulas: CIE Automotive, Tubacex, Elecnor y Sidenor.
Esta última registró su primer programa de pagarés por un importe de 25 millones de euros en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) en 2019. «Quisimos diversificar las fuentes de las que íbamos a intentar obtener los fondos que necesitábamos para poner en marcha el proyecto empresarial que teníamos en la cabeza desde tres años antes, cuando el equipo directivo compró la empresa. La nuestra es una actividad muy cíclica y debíamos evitar el riesgo de que nos tocará devolverlo todo de golpe en un momento que nos viniera mal y, como además nos interesaba acercarnos a los inversores institucionales, ésta nos pareció la forma más sencilla y electiva de lograrlo», explicó Sara Jainaga, miembro del equipo financiero del grupo industrial y responsable de ese programa.
«Lo de llamarlo financiación alternativa...», ironizó Guillermo Ruiz-Logarte, responsable financiero del grupo Tubacex, una de las pioneras al acudir al mercado de pagarés de MARF, en que está presente desde 2014. «Cuando hablas de 200 millones, de alternativa nada. Por eso, además de las herramientas, hay que diversificar la procedencia de los fondos. Si internacionalizas la base comercial y productiva lo lógico es que también internacionalices la de captación de fondos. Pero en cualquier caso es fundamental tener un mensaje consistente y constante y ofrecer la misma información a todo el mundo», recomendó.
Un buen ejemplo de esa diversificación geográfica es CIE Automotive, que tiene registrado un programa de pagarés ante la Bolsa de Irlanda. «En 2018 había un exceso de liquidez que nos permitía acceder a financiación con emisiones de liquidez en negativo y decidimos que nuestra base no podía ser solo nacional, que salir fuera también en eso nos iba a dar visibilidad. Nos funcionó y nos sigue funcionando, pero también hay que advertir que es importante saber qué instrumento es el más conviene en cada ciclo. Por eso, aunque en un momento dado podríamos plantearnos una ampliación de capital, ahora mismo aún tenemos mucho recorrido como estamos», resumió Irache Pardo, responsable financiera del grupo.
«Los tiempos son muy importantes porque, además de las condiciones del mercado o las necesidades de la empresa, internamente hay que hacer entender muy bien qué función cumplen estos instrumentos y por qué se recurre a ellos», añadió Álvaro González, responsable de Mercado de Capitales de Elecnor, que la semana pasada presentó en el MARF un nuevo programa de pagarés multidivisa con un límite de 400 millones de euros. «Además, aunque parezca una tontería, no hay que olvidar que la financiación hay que pedirla cuando no la necesitas. Te costará menos conseguirla en todos los sentidos», añadió.
Coincidiendo con ellos, José Manuel Arcenegui, director general de Banca March y responsable de su área de banca corporativa matizó que, en su opinión, una empresa que busque financiar una deuda «de unos 200 ó 300 millones» ya puede plantearse acudir a este modelo e hizo hincapié «en la necesidad de entenderlo como algo complementario a la tradicional y no excluyente con respecto a la banca tradicional».
«Tenemos un sistema bancario muy eficiente, pero cuando necesitamos financiación no puede bastarnos con acudir a él porque la economía, la empresa y los propios bancos pasan por momentos muy dispares, algunos de mucha incertidumbre. Lo bueno que tienen los mercados de capital es que siempre hay un inversor. Puede variar el precio al que conseguimos la financiación y ser mejor o peor, pero la comunidad inversora siempre está ahí y las buenas empresas gustan siempre», subrayó.
La sesión finalizó con la intervención de Gonzalo Gómez Retuerto, director general del Mercado Alternativo de Renta Fija, quien explicó que, desde su fundación en 2013, el MARF ha tenido por misión «facilitar tanto el acceso a nueva financiación que el proceso de lanzamiento de un programa de pagarés se puede completar en semanas».
En España solo hay dos entidades financieras que aún pertenecen íntegramente a la familia fundadora. Una es Banca March, que en 2026 cumplirá un siglo de vida. Lo hará bajo el control de la cuarta generación y totalmente volcada en la búsqueda de soluciones de financiación a la medida de las empresas. «Para explicar nuestra esencia hay que decir lo que no somos. No somos una entidad generalista con unidades especializadas y no estamos obsesionados por el tamaño. Calidad y tamaño no están reñidos, pero no siempre van de la mano», subrayó Acea haciendo un guiño a un auditorio compuesto por destacadas empresas.
El foro arrancó con el análisis de las consecuencias inmediatas de las últimas decisiones sobre los tipos de interés tomadas por la Reserva Federal -que tras diez subidas en 15 meses ha decidido mantenerlos de momento entre el 5% y el 5,25%- y el BCE, que en cambio ayer nuevamente optó por elevar el precio del dinero en un 0,25%, hasta situarlo en el 4%. «Ambos tendrán que calibrar el daño que esta política monetaria ha hecho a la economía, que se ha mostrado resiliente porque había un fuerte exceso de ahorro generado durante la pandemia. Desde luego, unos tipos más altos y unos resultados empresariales que, como mucho, serán estables, no parecen los mejores aliados para quienes busquen financiación», explicó Bonet.
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