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erlantz gude
Domingo, 22 de septiembre 2019
El oro brilla en los últimos meses de forma insólita. Pese a su baja rentabilidad, la volatilidad bursátil ha disparado su atractivo como valor refugio y, a un precio de 1.516 dólares por onza, marca registros inéditos desde 2013. El espectacular rally del metal ... precioso arrancó a finales de mayo en plena escalada de la guerra comercial. El pasado 4 de septiembre tocó techo por encima de los 1.550 dólares, y desde entonces ha sufrido cierta corrección por el relajamiento de las tensiones. La analista de mercados de Afi Nereida González recuerda que el actual entorno de bajos tipos favorece la búsqueda de activos refugio con rendimientos positivos.
Los constantes riesgos en la escena internacional y la sensibilidad de la renta variable mantienen el oro candente por su tirón entre perfiles conservadores como el del clásico inversor vasco. Según el analista de XTB Miguel Momobela, el cliente que manejan en Euskadi «es muy consistente en sus inversores, sesgadas hacia apuestas conservadoras y muy enfocadas a la renta variable española, sobre todo banca y compañías de telecomunicaciones tradicionales». ¿Y más allá de la renta variable? «Bonos y también oro».
Solo se aconseja como activo complementario en una cartera diversificada debido a unos bajos rendimientos no exentos de riesgo. Momobela vaticina que el oro se asentará en su valor actual hasta final de año, pero advierte de que si episodios adversos desbaratan esa barrera se producirá una desbandada de inversores y una drástica caída del precio. Por contra, una mayor incertidumbre global y un incremento del volumen de deuda en tipos negativos impulsarían una escalada, apunta la analista de Afi.
En plena guerra comercial, la fiebre del oro se ha extendido a las reservas estatales. Destacan China y Rusia que, además de protección, persiguen disminuir su exposición al dólar –en el caso ruso viene de atrás en respuesta a las sanciones estadounidenses–. Emergentes como Turquía, Polonia o Kazajistán siguen la misma línea y, según el Consejo Mundial del Oro, los bancos centrales acopiaron 374 toneladas en el primer semestre, casi un 100% más que en 2018, y tras años sin aprovisionarse de este metal.
La búsqueda de refugio por parte de los estados constata la endeblez económica y la amenaza de recesión, favoreciendo al encarecimiento del oro, que registra dinámicas positivas en finales de ciclo. Entre finales de 2008 y el verano de 2011, se disparó por encima de los 1.800 dólares.
¿Cuáles son las formas de invertir en el preciado metal? Una, la compra física, siendo recomendable que los lingotes estén homologados por la London Bullion Market Association, principal plataforma de profesionales del mercado. En Degussa, negocio referente en España, los clientes vascos suponen el 5,5% de la facturación, mientras que en la Sociedad Española de Metales Preciosos de Inversión la tasa asciende al 8%; porcentajes que rebasan el 4,7% que pesa la población autóctona en el censo nacional. Desde esta firma atribuyen el mayor porcentaje vasco «a su superior renta y mayor sensibilidad inversora, con un perfil conservador».
Degussa vende monedas de curso legal y lingotes desde un gramo por unos 59 euros –a partir de dos gramos están exentos de IVA siempre que tengan una pureza mínima del 99,5%–, mientras que la Sociedad de Metales Preciosos ofrece oro asociado a planes de capitalización con plazos de tres a veinte años y beneficios estimados del 7 al 10%. Ocho de cada diez de sus clientes optan por mantener el oro en la cámara acorazada de la compañía.
Esta firma acaba de expandirse a Italia, un país con mayor sensibilidad hacia el metal, conforme a las 2.451 toneladas que atesora su banco central –tercer país del mundo–. En contraposición, España suma 281,6, relegada al puesto 19 y con controvertidos episodios como la venta del 32% de las reservas nacionales en 2007, con el pretexto de su «baja rentabilidad», según afirmó el entonces ministro Solbes. Se estima que se ha revalorizado un 126%.
Hay más opciones para adquirir el codiciado metal, sin necesidad de tenerlo físicamente. Los fondos cotizados (ETF) de oro replican su evolución. Además, hay productos de inversión colectiva que apuestan por compañías mineras que extraen el metal precioso.
1.516,3 dólares fue el precio de la onza de ayer. Ha avanzado desde los 1.279 dólares de mayo como consecuencia de la guerra comercial.
Compra de oro. Hay empresas que venden lingotes, certificados por la London Bullion Market Association. Alguna firma lo vincula a planes de capitalización. Ofrecen sus cámaras para custodiar el metal.
ETFs. Son fondos cotizados que en este caso replican la evolución del importe del preciado metal. Al autogestionarse, presentan como gran ventaja el ahorro de comisiones.
Fondos de inversión. Apuestan por compañías extractoras de oro. No obstante, al no dedicarse estas firmas en exclusiva a esta materia prima, los inversores deben vigilar a la cotización de otros metales.
El Gold Fixing proporciona un importe de referencia para las operaciones de compraventa del preciado metal. Lo fijan cinco miembros de la London Bullion Market Association (LBMA): ScotiaMocatta, Barclays Capital, Deutsche Bank, HSBC y Société Générale. Pese a que lo hacen dos veces al día de lunes a viernes –10.30 y 15.00 horas, una hora más en España–, prevalece el importe vespertino al estar operativos los mercados de Nueva York. El lingote más importante es el London Good Delivery de 400 onzas, con una pureza de al menos el 99,5%.
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