Un vehículo puede contener más de un centenar de semiconductores. afp

La falta de chips que frena la automoción se puede alargar al menos hasta otoño

La escasez de estos componentes provoca cierres generalizados en fábricas de todo el mundo y evidencia la dependencia de Asia

Jueves, 25 de marzo 2021, 00:06

Puede parecer que un teléfono móvil y un automóvil comparten poco más que su capacidad para no permanecer estáticos, como sus nombres indican. Y, a primera vista, es evidente que utilizan tecnologías muy diferentes. No obstante, la electrónica y la automoción actual tienen un ... elemento común que se ha convertido en el talón de Aquiles de los fabricantes de vehículos de todo el mundo: los semiconductores.

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Esos pequeños chips cuya existencia Henry Ford ni siquiera habría imaginado ahora son parte esencial de los coches, que se mueven con ordenadores de a bordo y están conectados a través de todo tipo de sistemas. De hecho, un vehículo puede estar equipado con más de un centenar de semiconductores. El problema es que su fabricación se concentra sobre todo en Asia -la taiwanesa TSMC y la surcoreana Samsung lideran el sector- y que la demanda supera ampliamente la capacidad de producción. Por eso, muchas marcas se han visto forzadas a detener o ralentizar sus líneas de ensamblaje de vehículos. Se han visto afectadas todas las plantas españolas, incluida la de Mercedes-Benz en Vitoria, que este fin de semana suspenderá la producción.

Es una coyuntura compleja. Por un lado, los fabricantes de automóviles redujeron o cancelaron sus pedidos de chips por miedo a tener exceso de 'stock' en un momento en el que las ventas cayeron en picado debido a la pandemia. Por otro lado, los confinamientos provocaron un auge en la compra de todo tipo de productos electrónicos para el teletrabajo, la educación a distancia y el ocio. Lo que nadie podía prever es que las ventas de coches se recuperarían a gran velocidad. Y ahora no hay chips para todos. Los últimos que hayan hecho pedidos tendrán que esperar.

IHS Markit estima que el problema reducirá la fabricación global de vehículos en 672.000 unidades este año. Es una previsión optimista, porque Morgan Stanley eleva esa cifra a varios millones aduciendo que Ford y Volkswagen prevén reducir su producción hasta en un 20% durante el primer trimestre. La primera ya ha advertido de que sus beneficios pueden caer hasta en 2.500 millones de dólares durante la primera mitad de 2021 por la falta de estos componentes.

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Algo parecido le ha sucedido a Volvo, que hizo una advertencia similar el pasado martes -prevé un retroceso en los beneficios de entre el 4% y el 7%- y la pagó con una caída del 7% en sus acciones. Aunque fabricantes de chips como Bosch o GlobalFoundries han asegurado que están haciendo todo lo posible por minimizar el impacto en sus clientes, todo apunta a que las dificultades se mantendrán al menos hasta otoño. Y eso ha llevado a plantear un giro estratégico para el sector.

La automoción, poco relevante

«Las futuras inversiones en fábricas de semiconductores serán críticas para evitar este tipo de disrupciones. Se han puesto en marcha proyectos para incrementar la capacidad, pero se tardarán entre seis y nueve meses en ver los resultados», afirmó Continental en un comunicado. Markus Duessman, miembro del consejo de Volkswagen se expresó en líneas similares el pasado mes de febrero y pidió a Europa que invierta más en chips.

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No obstante, los datos de TSMC demuestran que la automoción es poco relevante para los fabricantes de semiconductores: sólo supone un 3% de sus ingresos. «Si yo produjese chips y veo que sólo el 10% de mi capacidad va a automoción, que está en declive, y que el 90% restante crece, obviamente destinaría mis recursos a ese 90%», reconoció el responsable de operaciones de Nissan, Ashwani Gupta. «La situación ha demostrado la fragilidad del sistema», sentencia IHS Markit. «Y no hay una solución rápida», advierte.

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