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Tras el plantón que realizaron hace apenas un mes por lo que consideraban «falta de información», la reunión entre los representantes de las patronales de fabricantes de automóviles (Anfac) y de proveedores (Sernauto) con Reyes Maroto y Teresa Ribera, las ministras de Industria y Transición ... Ecológica, respectivamente, sirvió para calmar las aguas en un contexto marcado por la intención del Gobierno de prohibir la matriculación de los vehículos de combustión a partir de 2040. Fuentes cercanas al encuentro reconocen que fue «positivo», aunque aún no se puede extraer ninguna conclusión ni sobre lo que definitivamente hará el Ejecutivo en torno a esta cuestión, ni en cuanto a posibles planes de apoyo para que la industria se adapte a un modelo que vendría marcado por los coches eléctricos en apenas dos décadas.
A partir de ahora, ambas partes mantendrán una serie de reuniones periódicas en lo que constituirá la apertura de una mesa de trabajo en la que el sector y los departamentos públicos implicados en la cuestión de la industria automovilística intentarán «definir el marco» de actuación que será el vigente a partir de ahora. «Se trata de trabajar para mantener la competitividad» de un sector que es clave para el conjunto de la economía española por su aportación en riqueza, empleo directo e indirecto, exportaciones e innovación.
Entre todas las reivindicaciones que el sector planteó a los representantes del Ejecutivo subyace la necesidad de lo que, consideran, debería ser dejar de dar señales de alarma al mercado por parte de los miembros del Gobierno. Declaraciones como las que realizó la titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, después del verano anticipado que «el diésel tiene los días contados»; o la afirmación, de esta misma ministra, este martes, justificando la caída en las ventas de los modelos de gasoil indicando que se trata de «una señal que debe interpretarse correctamente para facilitar un proceso de adaptación rápido».
Ante esta situación, los responsables del sector quieren que las voces «generen un ambiente de tranquilidad» para ir estudiando poco a poco los pasos a dar a partir de ahora. El mercado se mueve en un entorno complejo en el que las matriculaciones de los diésel han caído un 40% en noviembre con respecto al mismo mes del año pasado. Y lo que es peor, que la industria de fabricación española está enfocada a ese tipo de motores, aunque en buena parte de los casos se trata de vehículos que se exportan al exterior, donde las restricciones al diésel también quieren ser importantes.
Desde el Gobierno han aclarado que buscarán la fórmula con la que «acompañar» a la industria automovilística española en un «proceso de transformación» que consideran que es ya «imparable». Las fábricas tendrán que ir adaptándose a la generación de vehículos eléctricos, aunque se trata de un cambio brusco que puede llevarse por delante puestos de trabajo.
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