Las exportaciones vascas superan la pandemia y rozan el máximo histórico de 2018

Y las perspectivas para 2022 son buenas. «Las restricciones se están reduciendo y la movilidad parece que se recupera. Tenemos una buena carga de trabajo», destaca Asier San Millán, responsable de la asociación de fabricantes de productos siderúrgicos Siderex, precisamente uno de los sectores que más han mejorado sus ventas al exterior con un crecimiento del 50,2%.

No obstante, subraya que aún quedan muchos nubarrones en el horizonte. «Hay escasez de materias primas porque China cada vez compra más e incentiva a sus empresas a que no exporten, y, sumado a la carestía del transporte, eso incrementa los precios y reduce la rentabilidad», analiza. Pero el verdadero caballo de batalla de la industria vasca es el de la energía. «Es una pasada. Sobre todo si nos comparamos con los países de nuestro entorno, como Francia. Nunca vamos a ser competitivos con estos precios», denuncia San Millán.

A pesar de que las importaciones crecieron el año pasado más que las exportaciones -un 34,1%-, Euskadi logró mantener un saldo positivo en su comercio exterior de 4.605 millones de euros. O sea, vendió al mundo bastante más de lo que le compró. Como es habitual, en su composición por territorios históricos, Bizkaia fue el principal motor de las exportaciones con 10.205 millones y un crecimiento del 31,2%; Gipuzkoa vendió bienes por valor de 8.119 millones pero marcó el crecimiento más bajo, con un 17,1%; y Álava se quedó en 7.340 millones, muy por encima de su peso demográfico debido al impacto de gigantes como Mercedes-Benz y Michelin, y un crecimiento del 19,4%.

Ni siquiera la crisis de los chips y de los materiales ha hecho una gran mella en las exportaciones de la automoción, aunque crecieron casi ocho puntos por debajo de la media: concretamente, la partida 'vehículos de motor', la más importante del País Vasco con un volumen de 5.543 millones de euros y un peso específico del 21,6% del total, incrementó sus ventas un 15,6%. Por su parte, los productos energéticos, que cuyas exportaciones alcanzaron los 1.365 millones, mejoraron sus cifras en un 43,5%.

Aunque su volumen en el total pueda ser insignificante, entre los mayores crecimientos en las exportaciones destacan el de los vehículos de mantenimiento de vía férrea, que las han multiplicado por 14, los 'productos planos laminados en caliente', que las han triplicado, o el aluminio en bruto, que las ha elevado un 150%.

Francia es el principal destino de los productos vascos. Recibe un 16,1% de las exportaciones y marca un hito al adelantar a Alemania, que se queda con dos décimas menos. A mucha distancia aparecen con más del 6% Reino Unido -6,6%- y Estados Unidos -6,2%-. El mayor déficit comercial, como sucede en gran parte del mundo, es con China: solo compra 665 millones de euros de productos vascos -un 2,6% del total-, pero nos vende en torno al doble y es uno de los cinco principales exportadores a Euskadi.

En el conjunto de España, el déficit comercial es estructural. Pero el año pasado se disparó debido a las importaciones energéticas: aumentó un 95% y quedó en 26.177 millones de euros, de los cuales 25.326 millones -el 96,7% del total- se debieron a ese sector. Descontado el efecto de la energía, la balanza del comercio exterior español estaría casi equilibrada.