Las exportaciones vascas registran el peor trimestre desde la pandemia

El segundo trimestre -los meses de abril a junio- ha acumulado un retroceso en las ventas exteriores del 11% con 8.134 millones y confirma un cambio de tendencia tras un arranque de 2023 muy sólido en Euskadi. Y es que la demanda de diésel provocada por la guerra de Ucrania y el veto a los refinados rusos disparó las ventas de Petronor registrando un crecimiento en las exportaciones vascas entre enero y marzo del 21% sobre el mismo periodo de 2022.

Es la caída en las ventas energéticas la que más daña la estadística. Y es que este capítulo arancelario registró en junio un descenso del 74% respecto al año pasado. Además de ese efecto y con la entrada de la zona euro en recesión técnica, las ventas están reproduciendo lo que en los indicadores de pedidos -conocidos como PMI- ya se venía marcando desde marzo, cuando entraron en zona de contracción. Un movimiento que se da de forma más acusada en el sector manufacturero; los perfiles de hierro o acero sin alear han reducido sus ventas un 35%.

Solamente el vehículo presenta crecimientos empujado por la planta de Mercedes en Vitoria. El crecimiento de las ventas internacionales de los turismos de menos de 10 personas crecieron un 25,7%, al igual que las partes y accesorios para coches.

En cuanto las compras, las importaciones también se reducen, con 2.368 millones en junio, un 14,5% menos. El mayor descenso se da en la compra de petróleo, que se hundió en junio un 47,5%, evidenciando la caída de la demanda energética.

El saldo de la balanza comercial, eso sí, sigue siendo positivo con 520,5 millones de euros, posibilitando una tasa de cobertura del 122,0%. En el global del año, el buen comportamiento del primer trimestre mantiene aún un saldo acumulado positivo con un 3,2% en las ventas exteriores que las registradas entre enero y junio de 2022.

Los analistas señalaban un debilitamiento de la industria que, aunque se esperaba en los primeros meses del año, ha aflorado en el segundo trimestre. Los datos evidencian por lo tanto un frenazo, pero también pesa lo que se conoce como el efecto base. Y es que el 2022 fue un año excepcional gracias a las ventas de combustible al exterior lideradas por Petronor y a un crecimiento industrial muy sobresaliente en Euskadi. El caso es que la economía mantiene el pulso y genera empleo, aunque en estos meses más apoyada en el tirón del sector servicios y el turismo. Un hecho que hace que el crecimiento económico en Euskadi está siendo menor que el de la media nacional.

Las previsiones del Gobierno vasco, en cualquier caso, cuentan con una mejora a partir de otoño en un comportamiento del tejido empresarial que seguirá creando empleo.

Por territorios el comportamiento es muy dispar y, en el caso de Bizkaia, la dependencia de la actividad de Petronor se acusa de modo importante. Así, en junio las ventas al exterior desde Bizkaia se hundieron un 23,9% con el peor dato. Solo las exportaciones de refinados de petróleo cayeron un 75% pasando de ser la primera partida arancelaria en 2022 a la tercera este año. En el conjunto de 2023, las exportaciones también están en negativo con una caída del 6,2%.

Álava, en cambio, es la provincia vasca con mejor comportamiento ya que su producción vendida en el extranjero llegó a crecer en el pasado mes de junio. En concreto, un 5,7%, pero que en el acumulado del año se eleva hasta un 14,8%. El automóvil y la fábrica de Mercedes, que mantiene su planta con la actividad normalizada, son el principal motor de las exportaciones alavesas. El efecto comparativo también tiene trascendencia en este caso, ya que el año pasado las instalaciones de la multinacional alemana sufrieron varios paros de actividad por al falta de semiconductores y por las huelgas generadas en la negociación del convenio.

Por su parte, Gipuzkoa redujo sus ventas un 5,7% en junio y mantiene en el conjunto del año un saldo favorable del 5,3%. Las mayores caídas se han registrado en las exportaciones de hierro y acero sin alear y en los materiales ferroviarios de CAF, en cambio la automoción ha contribuido a contrarrestar los efectos con un fuerte incremento en la venta de partes y accesorios de vehículos del 44%.