La explosión del consumo
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Los ciudadanos están gastando a gran velocidad el ahorro acumulado en la crisis, aunque aún queda recorridoEl 19 de octubre pasado, en las páginas de este mismo periódico, se recogía la noticia de sonadas congestiones rodadas en Bizkaia, fruto del tráfico desaforado que se ha ido produciendo con la vuelta gradual a la realidad precovid. Fuentes forales han asegurado que la ... intensidad de la circulación es igual a la previa de la llegada del coronavirus.
Esta simple pincelada nos da pie para indagar a qué obedece tal resurgimiento y si este ejemplo es susceptible de extenderse a otros ámbitos incluso a nivel de la economía nacional.
La respuesta parece clara y fácil de fundamentar en las cifras certificadas por el Instituto Nacional de Estadística. Lo que ha ocurrido sobre las cuatro ruedas no es sino uno de los muchos ejemplos de la ley del péndulo que puede aplicarse a nuestra reciente conducta como consumidores. La gente se cobra los atrasos de un ahorro forzoso mediante un consumo compensatorio posterior.
La pandemia y sus sucesivos grados de confinamiento o ralentización modificaron los patrones de nuestras compras, incluso con la prohibición. Surgió así un ahorro forzado. Ahora se da la vuelta a la tostada.
Si quieren traducir lo anterior a la economía teórica, los individuos obtienen unas rentas brutas que tras el pago de impuestos se convierten en rentas disponibles. A partir de ahí, esa renta disponible no admite mas que dos destinos: o el consumo o el ahorro, siendo el ahorro la parte de renta disponible que no se consume.
Como quiera que las restricciones a la movilidad necesariamente han recortado e incluso impedido el consumo, el ahorro de las familias automáticamente se ha disparado. También la incertidumbre reinante ha sido responsable parcial del incremento del ahorro. La inseguridad sobre la situación económica, que tuvo su origen en el deterioro de las expectativas laborales -componente precautorio-, también contribuyó al repunte del ahorro. Este componente precautorio se ha estimado en una tercera parte del aumento del ahorro y el componente forzado explicaría el resto. Ese aumento del ahorro atípico en 2020 y parte de 2021 ha reducido, como es sabido, las rentas de los sectores más afectados por la crisis como son el comercio, el transporte y la hostelería. El citado aumento del ahorro en España en 2020 y parte de 2021 se produjo a pesar de una disminución del 3,3% de la renta disponible y del 12% de su gasto en consumo final.
Estos enunciados generales son susceptibles de cuantificación en base a los datos facilitados por el INE. Partiendo de que la renta nacional disponible en 2020 se cifró en 1.112.371 millones de euros, un 9,8% inferior a la del año anterior, en el conjunto del pasado ejercicio los hogares registraron una tasa de ahorro promedio del 14,8% de su renta disponible, ocho puntos y cinco décimas superior al promedio del año 2019. Un registro espectacular. En números gruesos la bolsa de ahorro acumulada sería de 164.576 millones de euros, 70.000 millones por encima del porcentaje de 2019.
Ahora viene la reacción económica. En relación con dicha bolsa, discurriendo la economía por una fase de mayor normalidad, los consumidores la gastan con más rapidez que si se tratara de un incremento vegetativo de su riqueza financiera. En cualquier caso, acudiremos a los datos de 2021: la tasa de ahorro de los hogares ha caído al 18,9% de su renta disponible en el segundo trimestre, frente al 31,5% del mismo trimestre del año anterior. El consumo del rebote está servido, aunque solo en parte.
Naturalmente, aunque el efecto del incremento del consumo es decisivo, este factor representa solamente el 55% de la renta nacional. Para conocer la evolución final de la producción y el empleo en 2021 y siguientes habrá que incluir el resultado de la balanza exterior, la acumulación de capital y el saldo fiscal, que representan el 45% restante. Por otra parte, la bolsa de ahorro no se ha dispuesto en su totalidad, de tal manera que el consumo, aunque crece con fuerza desde marzo, no recuperará los niveles precrisis hasta la segunda mitad de 2022. Hasta ahora, su principal contribución, como se ha dicho, ha sido restablecer la actividad del comercio, el transporte y la hostelería, los sectores mas afectados por los recortes forzosos.
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