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No vamos bien. Es una idea simple que se desprende del último estudio sobre innovación regional, que acaba de presentar esta semana la Comisión Europea. En el ranking y con la innovación como referente, Euskadi ha pasado a ser la región número 132 del continente ... –por detrás incluso de dos regiones de Portugal–, lo que supone perder 22 posiciones en relación a un informe similar presentado por las autoridades comunitarias en 2017.
Las conclusiones del trabajo son claras. El País Vasco ha hecho un esfuerzo por mejorar su intensidad en innovación y progresa. Si estuviésemos hablando de la etapa contrarreloj que sirve como arranque al Tour de Francia, la primera conclusión es que el 'equipo vasco' ha hecho el recorrido en un tiempo inferior al de la última edición. ¿Dónde radica entonces el problema? Pues en que otras muchas regiones europeas también han avanzado, pero más. Han mejorado aún más su tiempo en esa particular contrarreloj y, como consecuencia de ello, el desfase –la pérdida de tiempo– es mayor ahora que en 2017. Conclusión, las posibilidades no ya de ganar la prueba se diluyen, e incluso todos los que iban delante se alejan. Incluso algunas regiones que estaban más retrasadas nos están adelantando.
Puestos a buscar algún consuelo que mitigue estas notas tan pobres en un asunto tan crucial, el informe sitúa a Euskadi como la región más innovadora de España, por delante de Cataluña y Madrid. El estudio, además, deja claro que las regiones no son islas completamente aisladas de su entorno. En otras palabras, las regiones más innovadoras pertenecen a países que destacan en esta competición global por hacer cosas nuevas y mejorar lo que ya existía.
El Regional Innovation Scoreboard –esta es la novena publicación de este estudio que suele tener una periodicidad bianual– analiza la situación de 238 regiones europeas. Ya que la innovación no deja de ser un concepto difuso y difícil de medir, el trabajo contempla la evaluación de 27 indicadores. Cuestiones como el número de doctores universitarios por cada 1.000 habitantes; el porcentaje de población con estudios superiores; el número de patentes registradas o la inversión en tareas de investigación y desarrollo, son algunos de los elementos que se tienen en cuenta.
El informe tiene su nomenclatura particular. Así, divide a las regiones en cuatro grupos, de acuerdo con la posición que ocupan en el ranking. Las hay 'líderes', que son las que alcanzan un índice de innovación un 20% superior a la media; 'altas', las que se mueven entre el 90% y el 120% del índice medio; 'moderadas', las que alcanzan entre el 50% y el 90%, y 'modestas' –término curioso– para las que ni siquiera llegan a ese porcentaje. Pues bien, el País Vasco también ha perdido posiciones en esta clasificación, porque en 2017 estaba encuadrada entre las regiones fuertes y ahora hemos sido relegados a las 'moderadas'. Eso sí, de las mejores entre las 'moderadas'. La razón es que nuestro alejamiento de la media parece claro. Si en 2017 Euskadi merecía un índice de innovación del 91,4 –siendo 100 el valor de la media europea–, en el último estudio nos quedamos en 79,8, lo que justifica también la caída de 22 puestos en el ranking. La región suiza de Zurich y la italiana de Ticino son las joyas de la corona, las mejores de Europa. Nos sacan muchas millas de distancia.
Como es lógico, en algunas variables el País Vasco está mejor que en otras. Así, por ejemplo, Euskadi está entre los mejores en porcentaje de población con estudios superiores, inversión privada en investigación y desarrollo, también en colaboración entre pequeñas y medianas empresas o en número de empleados en la industria de tecnología alta o media. Navegamos en el pelotón en cuestiones como la formación continua o las publicaciones científicas de referencia, pero también tenemos suspensos. O, al menos, materias en las que se puede aplicar el eufemismo de tener un amplio margen de mejora. Entre ellas, la inversión pública en investigación y desarrollo –todo un toque de atención para el Gobierno vasco–, el número de patentes registradas o el de empresas pequeñas y medianas que pueden calificarse como innovadoras.
En tiempos de exámenes de selectividad, la nota vasca en innovación da para entrar en la Universidad, pero con notables dificultades para elegir carrera.
Elaboración. Corresponde a la Universidad de Maastricht, por encargo de la Comisión Europea. El que se acaba de publicar es el noveno de este tipo.
Análisis. El estudio analiza la evolución de 27 variables diferentes en 238 regiones de Europa. Además de los países de la UE se incluye a Suiza, Noruega y Serbia.
Metodología. Adjudican un valor a cada una de las variables, lo que permite estudiar la posición relativa en cada una de ellas;además de elaborar un índice sintético.
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