Euskadi necesita 5.000 alumnos de FP para cubrir la demanda de las empresas

Los porcentajes de empleabilidad de los estudios de FP se sitúan en el 88%, el 93% en el caso de que se haya cursado en la modalidad dual, en la que se combinan los estudios con las prácticas en las empresas. Los grados relacionados con las ramas de Industria, Fabricación, Robótica Industrial, Informática o Instalaciones no dan abasto para colocar a sus estudiantes. De hecho, en muchos casos, los responsables de los estudios de los jóvenes que entran en contacto con las empresas intentan frenar a las propias empresas para que antes de contratar a sus alumnos esperen a que estos hayan finalizado sus estudios y tengan el título homologado en la mano.

Esa escasez de personal cualificado se nota de manera más intensa en algunos oficios. Faltan fontaneros, pasteleros y panaderos artesanales y trabajadores relacionados con la construcción. Los estudiantes no se sienten atraídos por estas actividades y por tanto no se logran llenar las plazas en los centros que las imparten. Así que quienes quieren contratar a uno de estos profesionales se las ven y se las desean porque no hay relevo.

46.000personas cursan estudios de FP, cuando lo ideal sería llegar a 51.000 alumnos.

88%es el porcentaje de empleabilidad de los estudios de FP, el 93% en el caso de la FP dual.

Con este panorama sufren las empresas grandes, pero aún más las pequeñas y medianas, donde el recorrido profesional es, a priori, más reducido, por lo que la competencia a la hora de encontrar talento se incrementa y deben realizar un mayor esfuerzo en retenerlo.

Esos 5.000 alumnos que hacen falta para cubrir la demanda empresarial podrían ir aumentando de modo notable en los próximos años, ya que las jubilaciones se incrementarán en cuatro años y la bajada de natalidad hará acto de presencia en las aulas de FP en 2027. A esto se añade el cálculo europeo de que en 10 años el 65% de los puestos de trabajo exigirán una titulación de FP.

Con todo, los responsables de la FP vasca son optimistas. Los pasos que se están dando desde el departamento vasco de Educación para hacer de los estudios profesionales una oferta atractiva para los jóvenes van dando sus frutos, y no solo es algo relacionado con el número de matriculaciones. Cada vez más la FP es la primera opción de futuro para estudiantes que terminan el Bachillerato. Y ahí puede estar una de las claves. Otra es la modernización, calidad y puesta a punto constante en la oferta académica de la FP vasca con un prestigio reconocido a nivel internacional.

El perfil de salida de un estudiante que haya cursado una FP y luego transite a la universidad resulta cada vez más atractivo. De hecho, se está trabajando en itinerarios que combinen ambas formaciones. «La universidad potencia el conocimiento, y la FP da el conocimiento suficiente para dotar de habilidades y destrezas para desarrollar la profesionalidad, y además potenciamos la aptitud y la actitud», explica el viceconsejero de FP, Jorge Arévalo, que entiende que universidad y FP se convierten en «aliados» y defiende que en cuanto a recorrido académico «solo llega a suponer un año más de estudios».

La aprobación del VI Plan vasco de FP le dota de 513 millones para los próximos tres años a fin de reforzar el camino emprendido en la llamada cuarta revolución industrial con la transformación digital. Las posibilidades que se abren ante el desarrollo tecnológico hacen que en los centros de FP ya se haya empezado a trabajar en los campos de realidad aumentada, virtual y mixta.

La FP vasca está ya investigando «cosas que ahora son emergentes pero que sabemos que van a llegar». Para ello los centros se tienen que adaptar de manera integral. «Es un cambio de sistema que ya ha comenzado», explica Arévalo. «Vamos a convertir los centros de FP en los nuevos centros del futuro». De momento en este camino de transformación se encuentran 33 centros, aunque «nuestro objetivo es llegar a 70 en todos los sectores».

El reto de los estudios de formación profesional es anticiparse a lo que va a venir. «Trabajamos en tres entornos: el presente para dar respuesta a las empresas y a las personas; el emergente, que está relacionado con todo aquello que la transformación digital nos va marcando; y los entornos desconocidos. Son los que sabemos que van a llegar pero no sabemos qué va a pasar y tenemos que estar preparados para cuando lleguen», señala Arévalo.