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Aunque suponga reconocer que la economía vasca vivió tiempos mejores, que ya no es lo que era y que otras regiones españolas le han quitado una parte, por pequeña que sea, de su participación en la generación de riqueza nacional, el PIB de la comunidad ... autónoma sigue sin rozar el 6,24%. Esa tasa ya mítica, pactada en 1981 en la negociación con el Estado de la primera Ley Quinquenal del Cupo y que se ha mantenido invariable desde entonces. En realidad, en los últimos 18 años, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Euskadi ha pagado el Cupo al Estado con una tasa superior a la que le correspondería en función de su participación en el PIB español.
El cálculo del Cupo, la aportación que hace el País Vasco al Estado para financiar el gasto público no transferido -Casa Real, el Ejército, las embajadas o el sueldo de los ministros, sin ir más lejos-, siempre ha resultado controvertido. No sólo las cifras que se manejan para componer el resultado final, sino también el propio mecanismo de cálculo. Una fórmula, financiar las competencias no transferidas y quedarse con el resto de la recaudación fiscal, que tan sólo se utiliza en el País Vasco y Navarra. Pero lo cierto es que los datos del INE demuestran que ese 6,24% que se utiliza como eje del cálculo pudo ser real en 1981, pero hace tiempo que ha dejado de serlo. Desde entonces han sido muy contadas las ocasiones en las que el PIB vasco ha superado ese umbral. El año 2000, momento en que se alcanzó el 6,30%, marcó el punto de inflexión.
Los datos sobre la distribución del PIB regional que acaba de publicar el INE -los que corresponden a 2017 y 2018 aún están matizados con la advertencia de que son «provisionales»- dibujan una fotografía bastante clara. En los años de la burbuja inmobiliaria, cuando la construcción se reveló como la locomotora del crecimiento económico español, el País Vasco perdió peso relativo. El furor del ladrillo no afectó a la comunidad autónoma, ya que ni vivía entonces un aumento de población significativo ni había razones turísticas que justificasen una oferta desmedida de segundas viviendas. Así, en 2007, el último gran año de la economía española antes de la crisis, el PIB vasco tocó suelo para suponer tan sólo el 6,02% del valor agregado de los productos y servicios generados en España. Desde entonces, y aunque de una forma moderada, la economía vasca ha recuperado posiciones gracias al mayor peso de la industria y a que ésta se comporta en formato 'diésel': no es tan brillante en los momentos de subida, pero retiene mejor la inercia en las etapas de recesión.
Teóricamente, al menos, el porcentaje de referencia que sirve para el cálculo del Cupo -el reiterado 6,24%- debe revisarse cada cinco años. Es lo que determina el Concierto para la Ley de Cupo que debe formularse en cada quinquenio y que -seguimos en el plano teórico- tiene que recoger los cambios sustanciales que se hayan producido en ese periodo.
Pero lo cierto es que la tasa jamás se ha modificado pese a que existan razones técnicas para ello. Los responsables políticos de cada momento, tanto en la Administración central como en el Gobierno vasco, siempre han argumentado que no merecía la pena entrar en una batalla para modificarlo.
Para el Ejecutivo de Vitoria y las diputaciones siempre ha sido una especie de as en la manga -con la estadística del INE en la mano se puede exigir una rebaja-, que han cedido para conseguir mayor flexibilidad en otros criterios que se tienen en cuenta en el cálculo final del Cupo. Pervive con ello una idea que se extendió desde los primeros momentos de vigencia del Concierto Económico: la de que el pacto, además de una componente técnica, tenía muchas dosis de componenda política.
En la última renegociación de la Ley de Cupo -el acuerdo se alcanzó a mediados de 2017-, tampoco se modificó el peso teórico de la economía vasca en el modelo de cálculo. El texto en vigor, que mantiene como referencia el 6,24%, es el que servirá para liquidar las aportaciones al Estado desde 2017 a 2021. Nadie se atrevió a abrir aquel melón, en medio de una negociación que ya tenía muchos ingredientes para la polémica. Tantos como la devolución de 1.300 millones de euros por parte del Estado a las arcas vascas -era la liquidación final del periodo de 2007 a 2016-, una decisión que mereció el calificativo de 'cuponazo' por parte de la oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.
La estadística de economía regional del INE también incluye una referencia a la población. Un capítulo en el que el País Vasco también ha perdido peso relativo en las últimas décadas. Así, Euskadi albergaba en el año 2000 el 5,14% de la población en España, pero esa tasa ha descendido hasta el 4,65%, según los datos de 2018. Una cifra que, por cierto, también esgrimen las voces más críticas con el sistema de Concierto Económico, al considerar que debido a este 'privilegio', hay una sobrefinanciación en manos de las instituciones públicas vascas.
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