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El maremágnun de datos negativos es profundamente descorazonador. La paralización económica a la que se está obligando a la economía para tratar de contener la expansión de la pandemia del coronavirus, tiene ya cifras de impacto: en marzo, 10.974 personas se registraron en ... Euskadi como nuevos desempleados respecto de febrero; y, además, entre el 12 y el 31 del pasado mes se dieron de baja en la Seguridad Social otras 26.296 personas.
A grandes rasgos, todos los agentes sociales y los expertos del Colegio Vasco de Economistas, Joseba Barandiaran, y el catedrático de Finanzas de la Deusto Business School (DBS), Fernando Gómez-Bezares, señalan que estamos «ante la primera radiografía fija de una ruptura en la economía», que presentará síntomas peores en los próximos meses. La agilidad de la recuperación «dependerá del tiempo» que permanezca la economía en caída.
El incremento espectacular del paro, un 9,36% en sólo un mes, lo que nos coloca en el quinto puesto del ranking autonómico por intensidad en destrucción de empleo, tiene nombres y apellidos: trabajadores temporales, ya sea contratados directamente por las empresas como por las agencias de trabajo temporal. Así, el director general del servicio vasco de empleo Lanbide, Borja Belandia, constató que «principalmente lo que se observa es la no renovación de trabajadores eventuales en aquellos sectores que han parado su actividad». Aun más, considera que en la evolución del desempleo hay que tener en cuenta que en Euskadi marzo suele ser un mes en el que suben las contrataciones; y en base a la evolución económica previa al Covid-19, se esperaba una disminución de unos 2.000 desempleados.
En el caso de la baja de afiliación -que en valores mensuales medios resulta más suave, al contabilizar 5.763 con respecto al mes pasado (-0,59%), y en la comparación interanual aún está en valores positivos-, el descalabro se produjo en los últimos 20 días del mes, en los que el colectivo de los autónomos salió particularmente perjudicado.
Además de los datos de paro y afiliación, hay que tener en cuenta que hay otros 148.295 trabajadores vascos afectados, a través de la tramitación de Expedientes de Regulación de Empleo Temporales (ERTEs).
Para la secretaria de Comisiones Obreras en Euskadi, Loli García, las cifras del paro «refuerzan la vía del despido como primer recurso del empresariado vasco» en los tiempos de crisis; a lo que Maribel Ballesteros, secretaria de Política Sindical de UGT, agregó que es el resultado de «un mercado laboral vasco con una contratación masiva precaria». Aunque ambos sindicatos reconocen que la vía de los ERTEs, potenciada por el Gobierno, está ayudando a mitigar la situación, para ELA llega tarde. Pero sorprende al valorar positivamente la gestión del Gobierno español por decretar «la paralización de las actividades no esenciales», frente a un Gobierno vasco al que el sindicato nacionalista acusa de «anteponer los intereses económicos a la salud».
La patronal vasca Confebask reconoció que «nunca un mes de marzo había sido tan malo» y en abril «se continuará profundizando en la caída de empleo». Desde el Colegio Vasco de Economistas, Joseba Barandiaran señaló que «aún no conocemos la profundidad total de los datos», mientras que el catedrático de la DBS, Fernado Gómez-Bezares, insistió en que el futuro dependerá «de que en septiembre hayamos sido capaces de remontar la actividad a los niveles de principios de año».
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