El Gobierno central ha atendido la demanda de Euskadi y otras ocho comunidades con industria del automóvil para que se les tenga en cuenta en el diseño del plan de impulso al sector tanto a corto como a largo plazo. Tras varias cartas remitidas a ... la ministra de Industria, Reyes Maroto, ayer se constituyó la reclamada mesa de automoción y en esa primera reunión la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, pidió que en el proceso de descarbonización no solo se contemple el coche eléctrico, dados los avances logrados en los motores de combustión, donde hay proyectos de cero emisiones como los combustibles sintéticos de Petronor a partir del hidrógeno. Abogó por la creación de un grupo de trabajo para la presentación de iniciativas a las ayudas europeas y otro para debatir sobre la transición.
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«No podemos echar por la borda todo el trabajo realizado en torno a los motores de combustión por pasar de un día para otro al coche eléctrico», señaló Tapia a EL CORREO tras la reunión telemática en la que también participaron las patronales del sector y los agentes sociales. La constitución de la mesa de automoción para dar voz a las comunidades en este proceso ya había sido demandada hasta en dos ocasiones por carta. La segunda fue poco después de que el Gobierno de Sánchez anunciase su plan de apoyo al sector por 3.750 millones de euros, que contempla un Renove con ayudas para todos los motores, incluidos los diésel y gasolina.
Pero Euskadi y el resto de autonomías detectaron «carencias» en el ámbito industrial, que es lo que quieren mejorar. Según recordó la consejera, el País Vasco tiene a Mercedes y a una potente industria de componentes con gigantes como Gestamp, que acaba de anunciar una inversión de 17 millones para investigar en el aligeramiento de los chasis. Estas empresas emplean a cerca de 40.000 personas y se encuentran, como todo el sector en Europa y en el mundo, en un momento difícil ante la transición y el impacto del coronavirus.
A la reunión asistió como invitado el comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, quien explicó que, por ahora, el plan de reconstrucción europeo no asignará una cantidad específica al sector de automoción sino que «cada país deberá definir sus planes de reactivación antes de octubre». También apostó por seguir desarrollando desde la Comisión Europea el modelo de alianzas industriales para impulsar la innovación. «En el caso de las baterías y los plásticos ha dado buen resultado y podemos ampliarlo al hidrógeno», subrayó.
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En este sentido, Tapia defendió que uno de los grupos de trabajo se centre en presentar proyectos para optar a las ayudas europeas, algo que le corresponde al Estado y que debe hacerse con rapidez dado que el plazo expira antes de octubre. Aprovechó para recordar las iniciativas que se han presentado recientemente en Euskadi, las más destacables las ya citadas de Petronor y Gestamp. La primera, la de la refinería, es un proyecto que justo emplea el denominado 'hidrógeno verde' para obtener combustibles sintéticos sin usar petróleo. El plan de Sánchez ya contempla 25 millones de euros para la aplicación de esta fuente de energía. Tapia dijo que, además, podrían optar a este plan europeo otras iniciativas como las baterías de Cidetec y CIC Energigune o varios proyectos de Iberdrola.
Pero al margen de este grupo de trabajo para las ayudas europeas, defendió la creación de otro para debatir la transición con la neutralidad tecnológica como pilar. «Los biocombustibles o los biogases son muy relevantes porque podríamos conseguir que motores como los actuales no emitan CO2», explicó. «El futuro es eléctrico, seguro, pero mañana todavía no», concluyó. Habrá otra reunión a finales de julio.
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La refinería de Repsol ha anunciado una inversión de 80 millones de euros en dos plantas: una para producir combustibles sintéticos con hidrógeno verde y otra para generar gas a partir de residuos sólidos urbanos.
El grupo va a destinar 17 millones a un centro de I+D en Amorebieta para aligerar el peso de los vehículos.
«Todavía no sabemos qué va a decidir Industria». Aunque pueda parecer extraño, el Gobierno vasco aún no ha recibido una respuesta sobre si será posible o no sumar las ayudas para la compra de coches contempladas en el Renove nacional -aún no aprobado- y el vasco -vigente desde enero-. Las dudas que traen de cabeza a los concesionarios y consumidores vascos persisten, y eso que ha pasado ya medio mes desde que se anunció el programa estatal. Incluso, había fuentes del sector que apuntaban a su aprobación hoy en el Consejo de Ministros, si bien no había confirmación oficial
La consejera vasca Arantxa Tapia participó en una reunión telemática con la ministra de Industria, Reyes Maroto, pero no se abordó esta cuestión puesto que el asunto a tratar era otro. Así que se mantiene la indefinición. La responsable de Desarrollo Económico del Gobierno vasco cree que finalmente no será posible sumar las ayudas, pero es solo una opinión derivada de la experiencia de que históricamente nunca se ha podido.
La propia Reyes Maroto contribuyó a generar las dudas al contestar que «las ayudas serían compatibles entre sí», al ser preguntada por esta cuestión. Si se pudieran sumar, los vascos podrían obtener una subvención de 3.600 euros en la compra de un diésel o un gasolina: 2.000 euros vendrían del Ejecutivo vasco, mientras que la Administración central pondría 800 euros y obligaría a aportar esa misma cantidad al fabricante. Para un híbrido se alcanzarían los 4.250 euros.
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