Euskadi ha consolidado en este arranque del año su liderazgo indiscutible como la comunidad con mayor conflictividad laboral. Según los últimos datos disponibles, correspondientes a enero y febrero, el País Vasco concentra el 41% de las huelgas desarrolladas en España en esos dos meses y ... casi el 50% de las jornadas perdidas por esos paros, una ratio de la que recientemente se jactaba el sindicato ELA, defensor a ultranza de la movilización como herramienta de negociación. El momento es especialmente complejo porque la inflación se ha disparado hasta el 8,7%, lo que hace más complicada la renovación de los convenios colectivos, que arrastran un bloqueo de años en Euskadi. Las protestas para repercutir los precios en los salarios se están multiplicando.
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La conflictividad también está creciendo en el resto de comunidades pero aquí siempre es más intensa, una tradición que se remonta a décadas. De hecho, en los últimos 15 años el País Vasco ha acogido más del 31% de todas las huelgas de España; en concreto, 3.666 sobre 11.675, según la estadística del Ministerio de Trabajo. Este porcentaje tan elevado se explica en gran medida por la estrategia de confrontación de ELA, que ha llevado la negociación a las empresas con el recurso a la huelga como bandera. Por eso el número de conflictos es muy elevado, aunque pueden implicar a pocos trabajadores.
Pero si se analizan otros parámetros, como el número de jornadas perdidas por huelgas en los últimos 15 años, Euskadi tiene también una posición destacada. Concentra casi el 15% de las mismas cuando su población supone menos del 5% de la española. ¿El motivo? A ELA le gusta atribuirse el protagonismo. «La razón es que aquí estamos nosotros para plantar cara a la patronal, frente a la apuesta por la concertación de otras centrales. Y tenemos una caja de resistencia para aguantar las huelgas», apunta el responsable de negociación colectiva, Pello Igeregi. En Comisiones Obreras aluden a «la dificultad para renovar los convenios colectivos», según apunta Juanjo López Díez, de CC OO-Euskadi.
Desde la patronal Cebek, su secretario general, Francisco Javier Azpiazu, critica «la falta de comprensión de la situación que atraviesan las empresas» e insiste en la necesidad de llegar a acuerdos para dar un mensaje de paz social y atraer inversiones. Ahora mismo están en juego proyectos muy importantes, como los 1.200 millones de euros anunciados para Mercedes, pendientes del convenio.
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En el pasado los líderes de las patronales han sido muy críticos con la apuesta de ELA y LAB por la confrontación frente a la concertación, al acusarles incluso de usar los paros solo para ganar afiliados, sin atender a los intereses reales de los trabajadores. «Están prostituyendo las huelgas», llegó a decir el expresidente de Cebek Iñaki Garcinuño. Los sindicatos defienden que así consiguen mejoras laborales y los empresarios advierten de que se ahuyenta la inversión y el empleo. «El grupo al que pertenecemos tiene varias plantas en España y después de la huelga sufrida aquí no creo que vayan a apostar por nosotros nunca más», dice un directivo de una fábrica que acaba de vivir un conflicto.
La viceconsejera de Trabajo, Elena Pérez Barredo, defiende que «la huelga es un derecho fundamental para mejorar las condiciones laborales, pero que no debe usarse como un fin en sí mismo». Asegura que lo que más le preocupa es «la dificultad de llegar a acuerdos en la negociación colectiva, que sí es una particularidad de Euskadi».
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De hecho, este bloqueo es lo que ha disparado la conflictividad en el arranque del año, debido a que el 70% de los trabajadores -unos 425.000- tiene su convenio pendiente de renovar o decaído. Y con un IPC del 8,7%, alcanzar acuerdos parece imposible. En Euskadi, además, existe más tradición que en el resto de España de vincular los salarios a la inflación con cláusulas y los sindicatos están muy duros en ese apartado.
Los conflictos se acumulan. Esta semana se acaban de anunciar huelgas en el metal de Bizkaia, que se suman a las del metal de Álava, el comercio de Bizkaia, limpieza... Sin olvidar los paros de empresas como Novaltia, que ya suman 1.000 días, Vulcanizados Zuloaga -ambas lideradas por ELA-, o Alconza.
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Azpiazu advierte de que, en el actual contexto de subida de costes generalizada y caída de márgenes, las empresas no pueden asumir un alza de los salarios en línea con una inflación de más del 8%. «Muchas verían comprometida su viabilidad, las sacaría del mercado», afirma.
Las centrales rechazan ceder en este punto. «El IPC es el caballo de batalla porque no vamos a aceptar pérdida de poder adquisitivo», advierte Igeregi. «Ya llevamos años sin actualizar los convenios», añade López, de CC OO-Euskadi
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La negociación colectiva sectorial atraviesa momentos muy difíciles y lo mismo ocurre en diversas empresas. ELA tiene contabilizadas 100 huelgas en lo que va de año y, de ellas, 25 en compañías. Hay conflictos que están batiendo récords como el de Novaltia. En otros se ha llegado a un acuerdo tras un duro pulso. Es el caso de Artiach, donde la empresa ha terminado por aceptar un alza salarial del 12% en tres años tras cinco meses de huelga. Ocurrió también el año pasado en Tubacex, aunque con resultado diferente. Los sindicatos aceptaron al final medidas similares a las que rechazaron antes de 232 días de paros. La evolución de estas plantas en el futuro mostrará si las huelgas pasan factura en inversiones y empleo.
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