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El Gobierno español se juega mucho esta semana en Bruselas. Los ministros de Finanzas de la Eurozona tratan de cerrar un acuerdo sobre la reforma de las reglas fiscales, cuya negociación ha dirigido la Presidencia española del Consejo Europeo; y hoy está prevista la votación ... para elegir a la próxima presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), una carrera en la que la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, es clara favorita.
Pese a todo, a su entrada a la reunión de ayer, Calviño pidió cautela en torno al debate de las reglas fiscales. «Será una noche larga, pero confío en llegar a un acuerdo», se limitó a decir. La baza española consiste en convencer a Alemania con una propuesta que exige un ajuste fiscal anual del 1% del PIB a los países con más deuda pública, entre los que está España.
Los ministros de Finanzas de los Veintisiete abordaron la propuesta española sobre las reglas fiscales en una cena informal que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Las diferencias entre los dos grandes bloques liderados por Francia y Alemania han retrasado varios meses la presentación del texto legislativo. El documento español propone una reducción anual del 1% para los países cuya deuda supere el 90% de su Producto Interior Bruto (PIB). Según ese parámetro España debería llevar a cabo un ajuste fiscal anual de unos 12.000 millones de euros. Para los países cuya deuda pública se encuentre entre el 60 y el 90%, se establecen reglas menos estrictas, con una reducción anual del 0,5%. Se incluye, igualmente, la exigencia de un «colchón fiscal» para los Estados miembros con una deuda pública alta pero un déficit bajo, para asegurar que puedan responder a posibles crisis económicas.
En cuanto al déficit, España pide un ajuste anual mínimo del 0,5% a los países con un desajuste superior al 3% de su PIB. Queda aún por decidir si estas cifras tendrán también en cuenta el pago de intereses, que algunos países apuestan por incluir. El otro frente lo encabeza Francia, que apuesta por una reforma «más blanda» que deje un mayor margen para las inversiones públicas y que critica que la propuesta española se ha escorado en exceso hacia el lado alemán.
Los desacuerdos radican principalmente en las referencias numéricas de la reforma. Desde el inicio de las negociaciones, Berlín ha exigido un endurecimiento de la propuesta del Ejecutivo comunitario, que reclamaba un ajuste fiscal anual del 0,5% a los países con deuda y déficit públicos excesivos. Francia, en cambio, reclama «más flexibilidad» y pide rebajar la reducción del déficit al 0,3% anual, lo que dejaría un mayor margen para reformas e inversiones.
Calviño, por su parte, aseguró ayer que España ha presentado una propuesta de reforma «equilibrada». «Se basa en los fundamentos básicos de la Comisión Europea y se adapta a la situación específica de los Estados miembros. Está en la buena dirección», destacó.
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