El presidente del Consejo Vasco de Relaciones Laborales (CRL), Tomás Arrieta, sigue con gran preocupación los datos de destrucción de empleo y lamenta que una vez más, en cuanto llega una crisis, el castigo caiga sobre los mismos, sobre los trabajadores temporales y precarios. Frente ... a los que reclaman flexibilidad por la vía de desproteger el empleo fijo, destaca que la experiencia de los ERTE visibiliza un camino hacia la flexibilidad «buena».
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- ¿Cree que estamos sólo en el inicio de la caída del empleo?
- En los próximos meses todo apunta a que no habrá muy buenas noticias. Hemos llegado a tener en ERTE a casi un tercio de la población asalariada vasca y en este momento rondan las 100.000 personas. Ahora la incógnita es ver si la trasposición de los ERTE camina hacia el mantenimiento del empleo o deriva en la extinción de contratos. La cuestión clave este año no va a ser la creación de empleo, sino la retención del empleo. De ello depende que a final de año podamos estar en una tasa de paro del 14% (que es la última previsión del Gobierno vasco)
- ¿Se puede decir que los ERTE han salvado el empleo?
- Los ERTE han funcionado como un escudo. Pero ese escudo en un momento u otro se apartará y habrá que ver si somos capaces de retener a la mayoría de las personas.
- Un escudo para los trabajadores indefinidos, porque los temporales han ido al paro.
- Mucha gente ha perdido ya su empleo, tenemos un incrementos interanual del paro registrado de 28.000 personas. Los que han perdido su empleo son precisamente los que tenían puestos más precarios, como ha ocurrido en todas las crisis anteriores. Esto vuelve a poner de manifiesto el problema cuasi estructural de nuestro mercado de trabajo. Es un mercado segmentado, dual, que primero golpea a los que tienen menos protección. Hay que apuntar que a medio y largo plazo esto tampoco es bueno para la economía.
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- ¿Esa dualidad es lo que se suele llamar flexibilidad?
- Aquí tendríamos que diferenciar entre flexibilidad buena y mala. Creo que seguir insistiendo en la flexibilidad basada en la dualidad del mercado de trabajo es un error a medio y largo plazo.
-¿Cuál es la flexibilidad buena?
- La buena es la negociada, la pactada, la que se basa en ir adaptando condiciones de trabajo. La mala es la que se sustenta en contratos temporales.
- Se dice que la rigidez laboral provoca que se contrate menos y no se hagan indefinidos. ¿Cómo se resuelve la ecuación?
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- A veces tenemos la tentación de pensar que debilitar los mecanismos de protección del empleo puede actuar como un factor de estímulo de la contratación. Yo creo que eso es un error, un juicio inadecuado. A medio y largo plazo la dualidad siempre es mala y se demuestra muy dramáticamente.
- ¿Cuál es la alternativa?
- La alternativa es ir a lo que llamamos la flexibilidad interna. Cuando las cosas se complican hay que actuar sobre condiciones de trabajo. Los ERTE pueden ser un alternativa, no sólo son de suspensión de empleo, también los hay de reducción de jornada y adaptación proporcional de salarios. Hay que establecer y echar mano de otros instrumentos que permitan capear los momentos malos y las crisis sin recurrir a la pérdida de trabajo.
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- ¿Prohibir el despido no es un brindis al sol si la empresa termina cayendo?
- La regulación excepcional de los ERTE de fuerza mayor implica que el Gobierno asume el coste de las cotizaciones sociales y el pago de las prestaciones, por lo que es comprensible que exija a las empresas unos compromisos. El objetivo es que esos empleos no se pierdan. Lógicamente también está la realidad económica. Por eso en la anterior renovación de los ERTE ya se contemplan excepciones para las empresas que entran en preconcurso, etc.
- ¿Prosperará la iniciativa vasca del complemento de los ERTE para los sueldos más bajos?
- La propuesta que el lehendakari planteó en la Mesa del Diálogo Social, de complementar las prestaciones para los salarios inferiores a 18.000 euros, tiene sentido y es razonable, porque los trabajadores con salarios más ajustados están en situación de mayor vulnerabilidad y menor capacidad para resistir. En la propuesta, la aportación del Gobierno no parece que esté condicionada a que los empresarios asuman también otro porcentaje de complemento. El tema aún está abierto.
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- ¿Qué le parece el nuevo Ingreso Mínimo Vital (IMV)?
- Estoy claramente a favor del IMV, me parece que es un signo de una sociedad madura y justa. La sociedad tiene que ser capaz de crear una red de protección mínima para sus personas.
- ¿Desincentiva el trabajo y fomenta la economía sumergida?
- No comparto en absoluto esa opinión. Hay un dato empírico que lo contradice: el funcionamiento de nuestra Renta de Garantía de Ingresos (RGI) desde hace décadas. En 2007 estuvimos con un paro cuasi estructural, con una tasa por debajo del 4% en términos de Población Activa de la estadística del Eustat. Una renta de este tipo bien gestionada no tiene un efecto desmovilizador. Lo que más desmoviliza es la exclusión social y hay que establecer barreras para que eso no ocurra.
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- ¿La precariedad laboral desincentiva la búsqueda de empleo?
- Una de las reflexiones creo que va en esa línea. Dicen que 'Si damos rentas y subsidios la gente no querrá ir a trabajar'. Lo que pasa es que para que la gente vaya a trabajar hay que ofrecer un trabajo que tenga ciertas condiciones. Si es para ir y venir para trabajar sólo 3 horas, con contratos para trabajar sólo un día, con retribuciones muy bajas... A la gente que tiene garantizado un mínimo, hay que ofrecerle un trabajo con ciertas condiciones. Por tanto con la IMV hay un efecto inducido de cualificación de la propia oferta laboral; y eso, a medio y largo plazo, es siempre bueno.
Todo apunta a que el Covid frenará la rúbrica de nuevos convenios colectivos, aunque para Arrieta sea más necesario que nunca el diálogo social.
- ¿Qué le parece el nuevo abandono de ELA y LAB de la Mesa de Diálogo Social?
- Las decisiones que tomen los agentes sociales, no sólo ELA y LAB, les corresponden a ellos, no soy quien para enjuiciar eso. Pero yo creo que este es un momento en el que cuantas más manos haya, cuanto más seamos capaces de aportar, mejor.
- ¿Ve factible que avance la negociación colectiva este año?
- En términos relativos la situación es buena, empezamos 2020 con un 45% de los trabajadores cubiertos por convenios vigentes. 2019 fue fructífero, hubo un acelerón de la negociación colectiva, con acuerdos significativos como el Metal en Bizkaia. La pandemia y la crisis también han parado la negociación, pero hoy es mas necesario aún el dialogo social en temas de ERTE, reforma laboral, prevención, etc.
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